Mi primer intento de viajar a Eslovenia se vio truncado por un incendio en el aeropuerto de Roma en mayo de 2014. Un año después, volvía a intentar suerte con los osos eslovenos. Con mi amigo Pepe Ureta volamos esta vez vía Venecia, para después, con un coche de alquiler llegar a este pequeño país.
Lo primero que llama la atención es la sensación de haber estado ya allí antes. Un paisaje similar al del norte de España te hace pensar que estás en alguna zona de Cantabria o del País Vasco.
Una vez alojados en nuestro destino llegó la difícil tarea de elegir los aguardos más idóneos para la tarde siguiente. Las esperas a los osos se hacen en unos escondites de madera, ubicados a unos cuantos metros del suelo, construidos entre varios árboles que les sirven de sustento. En función de la actividad de los osos en los días precedentes, y de los fotógrafos de varias nacionalidades que allí nos juntamos con el mismo propósito, organizamos las sesiones fotográficas para las tres jornadas siguientes. Esta vez la suerte sí nos acompañó.
Los osos eslovenos son osos pardos al igual que los de la cordillera cantábrica, pero como allí está permitido cebarlos, acuden todas las tardes a comer, haciendo las delicias de fotógrafos de naturaleza venidos de un montón de países.
Desde las cinco de la tarde hasta que se hace de noche, y en absoluto silencio, activas todos tus sentidos para ver llegar a los osos. Y tarde o temprano, éstos llegan.
El primer día la elección del aguardo no fue muy acertada. Estaba situado en una zona muy umbría de bosque con luz más bien escasa. Un macho joven apareció tras una hora de espera, y aproveché esa primera oportunidad llenando varias tarjetas de fotos.
El segundo día elegimos otro escondite, construido a varios metros del suelo, enfrente de un pequeño cerro coronado por hayas. Aquí la luz era mucho mejor, y de hecho, resultó todo un acierto. Un gran macho primero, y una hembra con sus tres crías después, nos tuvieron entretenidos toda la tarde a mi amigo Pepe y a mí. Al anochecer teníamos varios miles de fotos y ya habíamos cumplido el objetivo del viaje con creces. Pero aún nos quedaban por delante dos sesiones más.
Yo ya había tenido muchas veces osos delante de mi objetivo, en España primero, y en Alaska después, y aunque no se puede comparar en ningún caso, fotografiar osos en Eslovenia me pareció toda una experiencia, ya que te permite fotografiar estos grandes mamíferos a una distancia muy reducida y sin riesgo alguno para el fotógrafo, por lo que espero poder volver algún día.
Pero no todo fue fotografiar osos. Eslovenia es un país muy interesante por otros muchos motivos. Además de su impresionante naturaleza, sus gentes son maravillosas y tratan al viajero de la mejor forma posible. El Lago Bled, las cuevas de Postojna, la garganta del Vintgar o los Alpes Julianos son reclamos más que suficientes para visitar este pequeño país de poco más de dos millones de habitantes.
Este reportaje se lo dedico a mi inseparable compañero de aventuras fotográficas y gran amigo, Pepe Ureta. Pronto compartiremos otra nueva experiencia.
Osos pardos en Eslovenia
Como allí está permitido cebarlos, acuden todas las tardes a comer, haciendo las delicias de los fotógrafos de naturaleza venidos de un montón de países
21/08/2019
Actualizado a
19/09/2019
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