Habla hoy el director del periódico en su artículo semanal (dicen los ‘mentideros’ en su desahogo semanal) de los expertos en escribir obituarios o en la necesidad de tenerlos, ya que lo de morir es una costumbre muy extendida, por desgracia.
Ante la repetición de una noticia (muchas veces en esta sección de la historia de la semana) me atrevo a completar la sugerencia de David Rubio y pedirle que vaya formando a jóvenes periodistas de su plantilla en una especie de «expertos en obituarios... de la hostelería», pues los bares y restaurantes de la provincia van «cayendo como moscas» dejando a muchos pueblos sin el mejor lugar de referencia y socialización
No hace mucho que era noticia llamativa la desaparición del último bar de Ferral del Bernesga, pocos días después lo fue Valdelugueros, al cerrar el Restaurante Bodón y dejar huérfano de bares a este pueblo que es cabecera de municipio y hoy tenemos que dar cuenta de otro cierre y nuevamente en un pueblo grande, al menos para la provincia de León: Quintana de Raneros. Y es que tener alrededor de 300 habitantes en esta tierra ya es mucha tela, donde abundan los pueblos de menos de veinte habitantes e, incluso, de diez.
Es el San Isidro, además de un clásico de la hostelería leonesa, un local espectacular, amplio en lo que es el bar y con dos terrazas, de entrada y en una pradera ideal. Con fama de buena cocina... pero una de los últimos arrendatarios se trasladaron a vivir a otra provincia y se anunció el cierre —y se produjo— hace poco más de un mes sin que haya hasta el momento relevo en este lugar, referente en la comarca y también en la capital, pues está ahí, a tan solo unos minutos de la ciudad.
Toca ahora a los vecinos, como ocurre siempre en estos casos, peregrinar a Santovenia, Villacedré o Fresno del Camino... de momento.