El largometraje ‘Envino veritas: Galicia del terroir al natural’ dirigido por el astorgano Pablo Alonso González se alzó con el Premio al Mejor Documental en Most, el Festival Internacional de Cine del Vino clausurado el pasado 13 de junio en el Penedés, un galardón compartido con la producción francesa ‘Lâme du vin’. Este laureado documental cierra una trilogía que este joven científico titular del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IPNA-CSIC) con sede en la isla de Tenerife ha dedicado al estudio del vino en tierras gallegas y que incide en la emergencia del movimiento de vinos biodinámicos y naturales en las regiones históricas de Ribeiro y Valdeorras, cuya estructura se basa en entrevistas con productores y expertos que sirven para profundizar en los debates más candentes sobre el vino y el uso de productos químicos de síntesis añadidos tanto en viñedo como en bodega.
Pablo Alonso reconoce que desde 2014 lleva trabajando en temas de vino vinculado al patrimonio cultural, que es su principal campo de investigación. «Pero digamos que la deriva más importante ha sido a vincular temas de investigación, cine y prácticas, porque también soy productor de vino natural aquí en Canarias, como el que sale en la película galardonada», señala este joven investigador que cuenta con una muy sólida formación cinematográfica tras pasar por la Scuola di Cinema de Roma y cuya faceta de divulgador científico ha venido avalada por la realización de siete documentales etnográficos que en el caso de ‘Matavenero: el Pueblo Arco Iris’ (2012), ‘Maragatería: una cor(e)ografía’ (2013) y ‘El espejo de la memoria’ (2015) tuvieron su estreno en la Semana de Cine de Valladolid.
No obstante, el cine sigue siendo una herramienta muy poco utilizada dentro del campo de la investigación científica, como reconoce Alonso. «En realidad mi perfil es poco frecuente no solo en España sino en el mundo. La carrera académica es muy especializada. Lo que pasa es que yo tengo la influencia de Astorga, que es una ciudad muy vinculada al cine, de mi padre, que es el director del festival que desde años se lleva celebrando en Astorga, y además estudié cine en Roma. Digamos que la carrera académica me vino después», reconoce Alonso, que optó por incorporar sus conocimientos cinematográficos al campo científico y no dedicarse profesionalmente al cine por una cuestión de libertad. «Para mí poder hacer cine con mi propio equipo me ofrecía una libertad que no había tenido hasta entonces. Mis dos primeras películas las hice a través de productoras y no me sentía libre para expresar lo que yo quería. Tampoco lo que veía reflejado en el sistema cinematográfico español me interesaba demasiado. Me gustaba mucho más ver Herzog y lo que se estaba haciendo a nivel internacional en el documental, un poco las influencias del cinéma vérité y toda la corriente francesa. Es verdad que luego en Barcelona empezó a haber movimientos en este sentido con documentales como ‘El cielo gira’ y demás. Por ahí me vi un poco más vinculado, pero no me siento un cinematógrafo al cien por cien. Me veo mucho más vinculado con la realidad. Por eso también soy antropólogo y nos dedicamos a estudiar la cultura humana y en sus diversas facetas la cultura humana se estructura con distintos puntos de vista y la cámara te da otro. Solo el hecho de poner la cámara delante de personas hace que esas personas cambien también. Eso me interesaba. Y luego a nivel científico sí que te das cuenta que la ciencia tiene un problema enorme a la hora de llegar a la sociedad. A nosotros nos pagan por publicar artículos científicos en inglés y en revistas que no son de acceso público o que sí lo son pero pagando cantidades importantes, pues un artículo científico puede costar entre 30 y 40 euros que nadie va a pagar por poder leerlo. Y entonces el cine es un modo de dar a conocer al mundo lo que uno hace a nivel científico. Y bueno, ahí están las plataformas de acceso abierto y las de pago para difundirlo. En ese sentido la trilogía sobre el vino puede verse completa en Filmin y también en mi canal de youtube porque soy consciente de que mucha gente no se suscribe a Filmin y a otras plataformas de pago y así es imposible que acceda un publico universal», reconoce Alonso.De su paso por la Universidad de Cambridge valora haber podido conocer a verdaderos ‘genios’ y también la rigurosidad y profesionalidad con que se acomete allí cualquier proyecto. «No quiero decir que en España todo sea malo, todo lo contrario, creo que hay un gran talento y una gran creatividad, pero no somos capaces de canalizarlo de una forma lógica y funcional, como hacen ellos. Eso es lo que me hizo valorar también todas las posibilidades de trabajo e investigación que tenemos en España, que me ofrece muchas perspectivas y está todo por hacer», sostiene el investigador leonés, para quien su formación en la Scuola de Cinema de Roma le brindó la oportunidad de empaparse de la creatividad italiana y del modelo de cine que tienen en este país y que se parece más bien poco al español. «El director de la Escuela siempre decía que para que existiera un Fellini tenía que haber un Cinecittà; es decir, que para que haya una creatividad tiene que haber una industria que permita que a su alrededor surjan personalidades creativas, no necesariamente alrededor de la cultura de la subvención sino más bien una cultura del cine. Y en esa Escuela lo que aprendí sobre todo fue libertad, creatividad y trabajar diversos formatos. Yo comencé haciendo televisión, marketing, cortometrajes. Nos presentábamos a concursos allí en Italia y ganamos varios premios, incluso un premio importante en España de la Asociación contra el Cáncer de Pulmón. Todos aquellos premios lo que me hicieron ver es que era posible hacer cine y vivir del cine también, de un modo u otro». Pablo Alonso también guarda un grato recuerdo de su paso por la Seminci con sus tres primeros documentales, el segundo de los cuales se ambientaba en la Maragatería. «La percepción de la Seminci en Castilla y León es fundamental. Mis tres primeros largometrajes los estrené en este marco y la verdad es que funciona como una lanzadera para las escasas producciones que hay en Castilla y León pero de calidad, como pude comprobar. Ver tu película proyectada en una gran pantalla la verdad es que ilusiona y al final uno hace cine por ilusión, no por dinero», reconoce Alonso, para quien la clave de un documental que se mueve dentro del campo de la etnografía es saber diferenciar entre folclore y antropología, cuyo método de campo es la etnografía. «Muchas de las películas documentales que se hacen se quedan en el folclore, es decir, en una mirada externa a la belleza de un lugar, a sus costumbres, etc, mientras que en mi caso le doy más importancia a la parte etnográfica, es decir, conocer hasta tal punto las dinámicas de una cultura o de una sociedad en las que yo me siento libre para colocar la cámara donde quiero y hacer la narrativa que quiero, desde un punto de vista interno, y hacer hablar a los actores sobre esas realidades que están ahí y luego hilvanar un discurso. Aquí eres partícipe de lo que está sucediendo y eres parte de la transformación de las relaciones que se producen en esa cultura, mientras que una mirada externa simplemente describe, detalla o ilustra lo que sucede en esa comunidad».
Preguntado de qué manera marca la diferencia el paisaje en la trilogía sobre el vino en tierras gallegas o en los proyectos que viene desarrollando en las islas de La Palma y Tenerife, el cineasta y científico astorgano reconoce que hay paisajes espectaculares y espacios donde lo natural a veces domina sobre lo cultural. «Ese es el caso de Canarias. Aquí tienes más la tendencia de forma subconsciente a irte a los paisajes y al impresionante entorno natural existente. Galicia, sobre todo en la Ribeira Sacra, te invita también a quedarte en el exterior. Quizás por eso, mi proyecto sobre vinos atlánticos, que incluye Portugal, tienen mucha tendencia al paisajismo», reconoce Alonso, que viene contando con la colaboración de la socióloga Eva Parga Sans, que presta su apoyo a lo que son las entrevistas, que en la mayoría de los casos son espontáneas y no tienen planificación previa.
Pablo Alonso: "La ciencia tiene un problema a la hora de llegar a la sociedad"
El divulgador científico astorgano lleva trabajando desde 2014 sobre temas relacionados con el vino vinculado al patrimonio cultural. Recientemente ha sido galardonado en el Festival Internacional deCine del Vino por el documental que cierra una trilogía sobre vinos gallegos
22/06/2021
Actualizado a
22/06/2021
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