«Nos nacieron en el 49, nos reconocimos y nos encontramos con 11 años en el colegio». Lo explica Ramón Villa en la redacción de La Nueva Crónica, donde cuenta también que a él y a su colega Juan Carlos Uriarte les sentaron en el mismo pupitre. «Craso error», bromea –aunque no del todo– y asegura que les unió «la afición por las músicas, el dibujo y la pintura». La vida de ambos se fue desarrollando paralelamente hacia delante en sus respectivos derroteros hasta que coincidieron en una muestra colectiva en recuerdo a Manolo Valdés. «Yo tenía un estudio en la calle Maestro Nicolás y él trabajaba en casa», continúa Villa: «Entonces se vino conmigo y compartimos taller durante cinco años». A sí mismo se define como «pintor-escultor». Sobre Uriarte explica que siempre fue «más pintor» hasta que su relación le hizo interesarse más por el campo de la escultura. Aun con sus diferencias, no son pocas las ocasiones que les han brindado la oportunidad de ser colaboradores; ya sea en portadas de libros, carteles o muestras colectivas como la puesta en marcha por este periódico, Arte Crónico. Desde el 28 de noviembre, la obra de sendos artistas se hace protagonista en la galería Espacio E de Trobajo del Camino como una singular oda a sus décadas de amistad. También, como homenaje a los 30 años de actividad de Pablo Martínez, «respetuoso enmarcador» de arte y conocido agitador cultural.
«Empecé a contactar realmente con el mundo del arte y con los artistas en 2002, así que ya son 20 años y pico», relata el responsable de Espacio E: «El panorama ha cambiado tan rápido que no nos hemos enterado... Personalmente, yo no sé qué ha pasado, pero ha cambiado». Además de la gestión de la galería, Martínez organiza desde hace 13 años exposiciones en el Camarote Madrid, lugar que también es escenario para la muestra de los galardonados en un certamen de artes visuales que llegó a la década en su última edición. «Buscarle rendimiento comercial a esto es muy complicado, pero también hay posibilidades», explica Martínez, que muestra especial interés en dar visibilidad a la obra de artistas jóvenes y emergentes.
«Pablo no se limita sólo a su espacio, sino que monta exposiciones en otros lugares y busca siempre la colaboración», sigue Villa, sentado al lado del galerista –que se califica de «tendero»–, con sólo buenas palabras para el mismo: «Él es la persona capaz de ponernos a todos más o menos de acuerdo, con lo distintos que somos y lo difícil que es ese encaje; hay que luchar mucho, hay que insistir, y yo espero que no se canse nunca de hacer esa labor». Una labor que le ha llevado a organizar 70 exposiciones en Espacio E con más de 50 creadores que debutaban con su obra en el enclave. Una labor que le ha llevado a mantener un fuerte lazo de amistad con Villa y Uriarte, responsables de cerrar el último año expositivo de la galería y de abrir el presente con una muestra titulada ‘Cuarentaynueve#Treinta’ y visible hasta el 12 de enero. Sobre la razón de recurrir a ellos y no a otros artistas, Pablo Martínez es conciso: «Son dos personas que me han acompañado siempre y me parecía el cierre perfecto para el año 2024». Con la «pintura de la memoria» reflejada en los 12 cuadros –uno por cada mes del año– elaborados por Villa, con varias esculturas y con los consabidos violines de Uriarte, fruto de su pasión por el arte musical, se completa la exposición de sendos creadores, marcados por un fuerte «vínculo casi familiar». Algo que, en palabras de Villa, «no es fácil».
«Digamos que, dentro de este mundo, hay demasiados celos», refleja Martínez, que sostiene que «Espacio E no es una galería de artistas» porque tiene «muy poco que ofrecerles». «Pero sí que me llevo bien con casi todos y eso me permite, por ejemplo, hacer un proyecto con 91 personas», cuenta sobre su próximo trabajo, que se suma también a las muestras de Quino Pérez Otero y Paula López González programadas para el recién estrenado año 2025.
Así, con la mira puesta en un futuro henchido de planes para los dos artistas y el galerista, los tres amigos hacen gala de su estrecha relación. Villa y Martínez echando en falta a Uriarte durante la conversación, pero seguros de que sus colaboraciones se mantendrán en el mismo tiempo que les ha hecho coincidir y hacer del arte una propuesta por partida triple. Su relación, tanto personal como profesional, queda bien condensada en la exposición ‘49#30’; una puesta de largo de la cara más afable del arte fraguado en la provincia leonesa.