Belén Ordóñez, Conrado y Vegonha Rodríguez utilizan el collage, la escultura y el dibujo para crear unas obras singulares cuyo sostén son esas ‘paelleras’ que tanto proliferaron en la década de los noventa en nuestro país y que hoy han caído en desuso o que tienen una utilidad bien diferente, como puede apreciarse en el caso de la exposición temporal que nos ocupa.
La artista y pianista leonesa reconoce que las tres piezas ubicadas en el Camarote Madrid ofrecen «un lenguaje diferente» y en concreto la pieza que muestra unas piernas de mujer cuyos tobillos se encuentran maniatados por una cuerda le parece a su autora, Belén Ordóñez, «más potente porque no está acompañada por nada más», destacando «su estética» y siendo consciente de que puede despertar «más controversia» que cuando se expuso por primera vez hace cuatro años. «Mi idea era plasmar una historia que he titulado ‘En algún lugar sobre el arco iris’ en referencia a Judy Garland, quien tuvo una vida muy complicada, y de ese modo enmascaraba un poco lo que yo quiero contar que es la falta de libertad de las mujeres, las vida difícil que han tenido muchas de ellas, la violencia de género...».Belén Ordóñez pretende que su obra llame la atención y que sea capaz de propiciar todo tipo de debates entre el público que se acerque a verla.
Vegonha Rodríguez por su parte acude al Camarote Madrid con su ‘hombre árbol’, una muestra más de su compromiso personal y también artístico con la naturaleza. «Llevo mucho tiempo haciendo obras vinculadas con la ecología y el medio ambiente. A lo largo de los últimos quince años han ido variando las formas en las que he reflejado mi conexión con los árboles», reconoce Rodríguez, donde la simbiosis hombre-árbol está presente en varias de sus piezas artísticas. «Tengo desde mujeres-árbol con raíces hasta piezas de escritura o modeladas en barro con raíces saliendo de las piernas. En este caso me recordó un poco a esos trofeos que exhiben algunos cazadores en sus casas. Esta vez recurrí al dibujo, aunque podía haber hecho volumen porque me considero más escultora que pintora o dibujante», reconoce Vegonha, cuya obra obedece a un periodo muy concreto de su vida en el que residía en un pueblo y parte de su actividad consistía en podar los manzanos. «Esta pieza tiene cuatro años y la hice precisamente el último año en que viví en ese pueblo. Al verla de nuevo ahora me trae recuerdos de aquellos momentos».
Tanto Belén Ordóñez como Vegonha Rodríguez están muy satisfechas de cómo han quedado las piezas –las suyas y la de Conrado– en el Camarote Madrid. «Me gusta mucho. La pieza de Belén es fantástica, me sugiere mucho y me gusta un montón. Y la de Conrado, qué decirte. Conrado es el rey de los hierros», sostiene Rodríguez, que se muestra encantada de que Pablo Martínez les haya escogido a los tres. «Creo que formamos un tándem bastante bueno», concluye.