Palabras inocentes

Por José Javier Carrasco

21/02/2024
 Actualizado a 21/02/2024
El compositor y director de orquesta Cristóbal Halffter. | L.N.C.
El compositor y director de orquesta Cristóbal Halffter. | L.N.C.

El nihilismo, la doctrina de la nada, que arranca con los cínicos y eclosiona en Europa en el siglo XIX, impregnando con sus ideas a parte del anarquismo, tiene en Friedrich Nietzsche y su obra ‘Así habló Zaratustra’, uno de los exponentes más conocidos de esa forma de pensamiento. En ‘Así habló Zaratustra’ Nietzsche anuncia la muerte de Dios por boca de Zaratustra, un ermitaño que abandona la montaña donde vive, acompañado por un águila y una serpiente, para anunciar el advenimiento del ‘Übermensch’, el superhombre, alguien que será fiel a su destino y a la realidad, con quien la mediocridad de la moral occidental, vigente desde el triunfo del cristianismo, entrará en su definitivo ocaso. El hombre entonces solo vivirá la vida, que es «voluntad de poder», de más vida, amará los hechos tal como son y buscará en ellos la superación, Wikipedia dixit. «¡El hombre tiene que hacerse mejor y más malo! Eso es lo que yo enseño. Un mal mayor es necesario para el mayor bien del superhombre», dixit Zaratustra. Ese superhombre que el partido nacionalsocialista alemán interpretó a su modo – la supremacía de la raza aria – con las desastrosas consecuencias que todos conocemos. Un mensaje ambivalente el de la obra ‘Así habló Zaratustra’, que alimenta ideologías opuestas, un mensaje que nos hace preguntarnos si existirán las palabras inocentes.

En 1896 Richard Strauss compone la sinfonía ‘Así habló Zaratustra’, inspirada libremente en la obra de Friedrich Nietzsche. El crítico musical Enrique Franco publicaba el 22 de octubre del año 2000 en El País un artículo bajo el título ‘Halffter y Strauss, frente a frente’, en el que daba cuenta de la interpretación por parte de la Orquesta Sinfónica de Madrid en el Auditorio Nacional, bajo la dirección de García Navarro, de las composiciones musicales ‘Elegías a tres poetas españoles’ de Cristóbal Halffter, estrenada en 1976, y ‘Una vida de héroe’ de Richard Strauss, fechada en 1898; en él el crítico aprecia cierta coincidencia formal entre ambos compositores, destacando el principio formal de la tímbrica como elemento estructural de la obra de Strauss, a la que califica «de poema vitalísimo, lírico y melodioso hasta la saciedad, basado en la existencia y los conflictos de su propia biografía». Conflictos que le perseguirán a lo largo de su vida dejando de él una imagen ambigua por su implicación política con las autoridades nazis al aceptar el cargo de presidente de la Cámara de Música del III Reich en 1933. Nada de eso importó a Kubrick al elegir la apertura de ‘Así habló Zaratustra’ para acompañar a los primeros planos de ‘2001: Una odisea en el espacio’. La sociedad del espectáculo tiene sus propias reglas. 

En el artículo citado, Ricardo Franco al referirse a la obra de Cristóbal Halffter afirma que en el poema sinfónico de las ‘Elegías’ los dos primeros movimientos, los dedicados a los poetas Antonio Machado y Miguel Hernández, evidencian el rasgo de tristeza intima del autor hecha arte mientras que el dedicado a García Lorca «se torna convulsivo y, consciente o inconscientemente, onomatopéyico». Para quienes no apreciamos los matices que perciben los melómanos, la crítica de Ricardo Franco plantea la pregunta de por qué unos poetas son abordados con un sentimiento de tristeza íntima y el otro, el homosexual, de forma convulsa y onomatopéyica, si los tres son poetas igualmente. ¿El peso de los clichés de los que nadie se ve del todo libre? En 2021 moría Cristóbal Halffter en Villafranca del Bierzo. En una de las semblanzas que acompañaron a su muerte se recogen unas palabras del compositor que podrían explicar esa marcada diferencia de tonos melódicos en sus ‘Elegias’: «Mi abuelo paterno era de Königsberg, un alemán prusiano y mi abuelo materno, el doctor Jiménez Encina, venía de Monda, un pueblecito de la Sierra de las Nieves, en Málaga. Yo me siento tan ligado a uno como a otro, tan prusiano en el rigor, como del sur en lo de pasármelo bien dentro del rigor prusiano». El equilibrio de los opuestos.
 

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