Cuando en 1945 se constituye la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Unesco, no se podía prever el alcance y la importancia que casi 80 años más tarde llegaría a tener. Fundada para la contribución a la paz y la seguridad y ratificada entonces por veinte países (hoy día está dirigida por una mujer, Audrey Azoulan, y cuenta con 195 estados miembros y 10 asociados), se creó con unos ideales que alcanzaban al asentamiento de los pueblos en el mundo en cada una de sus facetas. La antropología y el patrimonio cultural entraban en zona segura, salvaguardada por el esfuerzo y conciencia común que darían paso a acciones reiteradas de recuperación e inventariado de tales bienes.
Pero también se incluyó el patrimonio natural como elemento colectivo, compartido, enriquecedor del mundo, sensible. El conjunto de bienes y recursos de la naturaleza, fuente de diversidad biológica y ecológica, que tienen un valor relevante ambiental, paisajístico, científico y cultural, se configura como fuente de bienestar para la humanidad, por lo que dichos sitios deben obtener un reconocimiento y una asistencia técnica y económica que les ayude a combatir amenazas como talas indiscriminadas, caza furtiva o tráfico de especies exóticas.
La Convención del Patrimonio Mundial que es la Unesco reconoce más del 10 % de la superficie total de las áreas protegidas naturales como Patrimonio de la Humanidad, por poseer fenómenos naturales notables, principios ecológicos y de biodiversidad significativos, ser representación de las etapas de la historia de la Tierra o contener entornos naturales importantes. Aporta protección vital a los recursos más sustanciales del planeta con proyectos de estudio de la vulnerabilidad de especies por ebullición climática en sitios marinos, posicionamiento de turismo responsable o conservación de Reservas de la Biosfera. En León estas últimas llegan al notable número de siete, la mayor concentración que existe en el mundo en el mismo territorio: Alto Bernesga, Valle de Laciana, Babia, Valles de Omaña y Luna, los Argüellos, Picos de Europa y los Ancares Leoneses son orgulloso ejemplo de integración de la vida sostenible de las personas en su medio natural, de aprovechamiento de los recursos para el desarrollo social y económico y de la protección de los ecosistemas, incluido el humano.
La Ley 8/1991 de 10 de mayo de Espacios Naturales de Castilla y León da paso a la Red de Espacios Naturales Protegidos, complementándose con el Acuerdo del 5 de septiembre de 2002, por el que la comunidad aprueba el ‘P0rograma de Parques Naturales de CyL’. La creciente demanda de actividades de ocio y tiempo libre está condicionada por la conservación, planificación y gestión bajo los parámetros de la sostenibilidad, por lo que las acciones destinadas al uso público de este patrimonio cultural y etnográfico se ve implementado con las tecnologías actuales de comunicación.
Poner en valor los recursos naturales, crear estructuras para actividades socioeconómicas conservacionistas, divulgar para el disfrute de valores históricos o culturales, participar desde la población local mediante la tecnología en el desarrollo sostenible de los ENP (Espacios Naturales Protegidos), mejorar la calidad de vida de las personas, crear empleo o fijar población son los principales objetivos y misión de la Fundación Patrimonio Natural, organismo del tercer sector adherido a la comunidad autónoma. A través de esta organización sin ánimo de lucro se restaura, potencia, promociona, se mantiene a través de una gestión integral el conjunto de bienes naturales asentados en el territorio. El conocimiento y la difusión complementan los objetivos de cuidados del medio natural de la comunidad autónoma.
El caso de León también en cuanto a patrimonio natural es de una categoría especialmente remarcable: además de las ya mencionadas Reservas de la Biosfera, la REN (Red de Espacios Naturales) cuenta en nuestro territorio con destacados ejemplos de diferentes categorías de protección. El más importante, el Parque Nacional, tiene en Picos de Europa la ejemplificación de área de especial protección por sus altas cualidades de biodiversidad en geología, flora y fauna, el Parque Regional de la Montaña de Riaño y Mampodre le sigue en jerarquía, Babia y Luna representan los Parque Naturales, y las Médulas y lagos de Truchillas y La Baña se configuran como Monumento Natural. Estos Espacios Protegidos, catalogados y gestionados por la consejería de Medio Ambiente autonómica, realizan variadas actividades de guía y divulgación a través de las Casas del Parque, así como un sistema de voluntariado ambiental muy valorado por la juventud, visitas escolares y espacios dorados, accesibilidad a la naturaleza y una Marca natural que identifica y potencia el territorio y sus productos. Los Parques Aventura complementan la oferta institucional, las Patrullas Oso Pardo realizan una estimación y seguimiento de esta especie autóctona que estuvo en peligro de extinción y hoy día está muy recuperada y desde 1990 se sigue un plan de monitorización del estado de conservación de la biodiversidad.
Pero no es hasta fechas recientes que se han sucedido una serie de acciones de carácter particular, cultural o internacional poniendo en valor de manera práctica la teoría de la vida en el campo como estado de bienestar físico y emocional. El último año el documental dirigido por David Vázquez, ‘El último de Arganeo’, sobre el joven leonés Edilberto Rodríguez, ha conseguido 16 premios internacionales de la crítica, en el Mice, Etnovideográfica, Ruréfilos o el Festival de Cine de las Montañas de Colombia, y más de 30 accesit a otros galardones. Edi, estudiante de ingeniería forestal de 24 años decide volver a la tierra de sus abuelos como pastor, recuperando intensamente la cultura tradicional musical hasta el extremo de grabar un disco con composiciones propias y canciones populares. Gran divulgador de los valores de la vida sostenible y el trabajo en el medio natural, está teniendo mucho éxito en su actividad económica, y se ha convertido en un moderno ‘influencer instagramer (@edi_rg)’.
Las acciones de creación cultural en el medio rural, intermediadas por agentes especializados que involucran a la población local se ven reforzadas por indicaciones y metodologías marcadas por la Comisión Europea. De este modo el patrimonio natural se convierte en escenografía participativa que pone el contexto al relato y a la nueva narrativa natural.
A nivel internacional el reconocimiento en 2022 de la Fao como territorio Sipam a tres cuartas partes de la superficie leonesa es la demostración fehaciente de la extrema importancia de la conservación sostenible del medio natural, adaptando la economía y asentamientos a los recursos que la naturaleza ofrece. El Sistema Importante de Patrimonio Agrícola Mundial valora especialmente las singularidades paisajísticas, agronómicas, culturales y antropológicas de las regiones a las que concede el galardón, y en el caso de León los recursos que proporciona la silvicultura o la crianza del caballo hispano-bretón, generando un sistema resiliente, sostenible desde la perspectiva medioambiental, social y económica.
Las asociaciones en defensa del Medio natural realizan su trabajo de control ciudadano ante desatinos de diversas procedencias que puedan dañar el ecosistema conseguido a lo largo de siglos: en el Bierzo una veintena de ellas ha secundado el manifiesto que Prada a Tope presentaba en oposición a la instalación de macroparques fotovoltaicos o eólicos en territorios paisaje cultural. El Instituto de Estudios Bercianos, la Uned, Promonumenta, el Consejo regulador de la DO del Bierzo, Alimentos de Calidad, Bierzo Aire Limpio, Enoturismo, Paisajes y Viñedos o la plataforma Defensa de la Cordillera Cantábrica denuncian un proceso extractivista de recursos naturales realizado a lo largo del tiempo que devalúa el espacio natural hasta el extremo de convertirlo en ocasiones en lugar no apto para la vida humana. La asociación nacional Hispania Nostra, por su parte, concede entre sus premios y accesit anuales a las buenas prácticas los relativos a la intervención en el Territorio y el Paisaje, que en 2020 consiguió en la autonomía la Necrópolis Las Ruedas en el Yacimiento de Pintia por su trabajo para paliar las degradación del terreno por efecto de arados de tracción mecánica.
Los planes de recuperación, los catálogos de especies protegidas amenazadas, los intercambios genéticos y recolonizaciones o los protocolos con humanos son algunos de los programas que desde las instituciones más cercanas se van desarrollando de manera conjunta y permanente, bajo los auspicios de organizaciones mayores que desde sus observatorios diseñan las estrategias para no perder ni un solo elemento de la imprescindible biodiversidad que sostiene y enriquece el mundo.
Marina Sánchez es la delegada en León de la asociación Hispania Nostra.