Pedro Pidal, pasados los años, leyó con detenimiento los textos de las sucesivas intervenciones, le embargó la tristeza al ir dándose cuenta de que no se hablaba para nada del otro esforzado conquistador del Picu Urriellu de distinta y más modesta condición, el fiel Gregorio Pérez Demaría, 'el Cainejo'. Por fin se llega al momento culminante del acto, don Pedro toma la palabra dirigiéndose a los asistentes a la reunión, y con frases entrecortadas por la emoción que le embarga, pero que no le resta un ápice de lucidez, dice textualmente: «... Pedro Pidal no hizo más que colocar sus pies y manos donde había puesto Gregorio antes los suyos (...), la conquistó él primero (...), el nombre de Gregorio Pérez y no el de Pedro Pidal es el que debería de figurar en esta lápida».
Son palabras de Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, marqués de Villaviciosa, en un acto celebrado en 1933 para homenajearle por haber sido el primer hombre en ascender al Pico Urriello o Naranjo de Bulnes.
Era el acto celebrado el 15 de octubre de 1933 para inaugurar el Mirador del Pozo de la Oración, en el que se colocó una placa con el siguiente texto: «A Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós primer conquistador del Naranjo de Bulnes el 5 de agosto de 1904».
Repasó los textos y las intervenciones de políticos y autoridades del momento, centradas en su figura, y echa en falta las referencias a su compañero de ascensión. Es cuando pronuncia esas palabras. De hecho, Pedro Pidal insistirá machaconamente hasta que se acaba esculpiendo en el monolito el siguiente añadido: «Y a Gregorio Pérez, 'el Cainejo', su fiel colaborador».
Es muy de agradecer el gesto, pero tembién de reconocer que es de profunda justicia. No habría podido realizar la ascensión en solitario Pidal sin la colaboración de El Cainejo, que en aquel momento ostentaba el cargo de Guarda Mayor del Coto Real, que se había creado un tiempo atrás.
Había sido la gesta el día 5 de agosto de 1.904; es decir, se cumplen ahora 120 años de ella. En demasiadas ocasiones los aniversarios de este hito histórico en la montaña, por ello la actual Federación de Montaña (con presidente y vicepresidenta leoneses) no ha querido dejar pasar por alto este 120 aniversario y, cuando menos, los días 6 y 7 de agosto el Parque Nacional de Picos de Europa organiza dos actos de conmemoración del 120 aniversario de la primera ascensión al Urriellu, registrada el 5 de agosto de 1904. Estos actos estarán divididos entre la localidad asturiana de Carreña de Cabrales y la leonesa de Posada de Valdeón y homenajearán a los grandes protagonistas de esta histórica hazaña: D. Pedro Pidal Bernaldo de Quirós y D. Gregorio Pérez Demaría, ‘El Cainejo’, los pioneros del alpinismo español.
Los actos se celebrarán el martes, 6 de agosto a partir de las 18:30 horas y tendrá lugar en la ‘Casa Bárcena, en Carreña de Cabrales (Asturias) la primera jornada, mientras que la edición análoga del miércoles 7 de agosto se desarrollará a las 18:00 horas en el Centro de Visitantes del Parque Nacional en Posada de Valdeón (León). La celebración consistirá en las lecturas de los relatos de la ascensión que hicieron tanto Pedro Pidal como ‘El Cainejo’ y dos pequeñas proyecciones.
En ambas jornadas está previsto que participe la vicepresidenta de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León, Ana Isabel Martínez de Paz, gran conocedora del Naranjo de Bulnes, pues ha ascendido a su cumbre en 102 ocasiones.
Se hace así justicia a uno de los nombres imprescindibles de la montaña, 'el Cainejo'; también lo fue Pedro Pidal, pero su figura, por razones obvias, ya había sido mucho más reconocida y valorada.
Los montañeros Isidoro R. Cubillas, Ana Isabel Martínez de Paz y César de Prado dibujan el perfil de la figura de El Cainejo en el libro ‘Ciento y picos’, publicado en La Nueva Crónica con motivo del centenario del Parque Nacional de Picos de Europa. «Los cainejos (vecinos de Caín) han tenido un duro aprendizaje con las naturales técnicas de escalada imprescindibles para moverse y sobrevivir en los hostiles parajes que forman el entorno en el que se desarrolla su quehacer diario.
Éste particular hábitat ha forjado un carácter que tan bien representa Gregorio, pero esas cualidades para moverse con bravura y astucia por esas endemoniadas peñas en las que el peligro acecha por doquier, son patrimonio de todos los cainejos.
Gregorio era conocido con el apelativo de 'el Atrevido' (puede fácilmente el lector adivinar porqué), y ya en fecha desconocida por nosotros había escalado la cara norte de Torre Santa para comprobar en primera persona si los franceses que fueron acompañados por Vicentón, cazador y vecino de los Llanos de Valdeón, verdaderamente habían llegado al punto más alto».
El retrato que otros montañeros ilustres hacen de Gregorio, permite establecer su fisonomía con bastante precisión. «Es de corta estatura y de rasgos angulosos y duros, como prácticamente todos sus paisanos, pero su menuda constitución contrasta con unas musculadas pantorrillas. Es diestro, y sus manos grandes y callosas denotan una energía fuera de lo normal, con unos dedos tan acerados como ágiles, siempre prestos a acoplarse a las irregularidades de la áspera roca que rodea por doquier su reducido mundo en cualquier dirección en la que se mire. Boca cerrada, ceño fruncido, su mirada fija se ancla allí donde enfoca dispuesta a no perder detalle de lo que ve».
Pero lo importante, sin duda, es su capacidad para la escalada y ésa ascensión al Naranjo de Bulnes que llevó su nombre a los libros de historia.