Se llaman La Pequeña Nave, son una escuela de circo pionera en León, cumplen diez años de andadura con muy buena salud y proyectos futuros... parecía obligado el comentario.
- Estaréis pensando en dejar de ser pequeña nave para convertiros en un gran buque.
— ¡¡¡No!!!
La negación de Elena Cennerelli suena contundente y la refuerza con sus palabras: "No rotundo".
- ¿Y eso?
- Ya nos da bastante trabajo así para sacarlo adelante, déjalo ahí.
- ¿Como definiríais estos diez años de andadura de La Pequeña Nave?
- De muchas maneras. Ilusionantes, de mucho trabajo, también con muchas alegrías y en lo referente a la supervivencia diríamos que vivimos en un equilibrio precario pero que controlamos.
Hablan a la vez pero dicen lo mismo, se matizan uno a otro pero siempre sobre la misma idea, "el equilibrio" parece una expresión muy apropiada para una escuela de circo. Son Elena Cennerelli y Pablo Parra, los padres de la idea de La Pequeña Nave, que inició su andadura en 2014 y este domingo celebra su X aniversario con dos espectáculos que se representarán en el hall de la Facultad de Filosofía y Letras, que abrirá sus puertas a las 16:40 horas, con entrada libre. Primero (17:00 horas) se presenta la muestra fin de curso de La Pequeña Nave, titulada ‘La Nave Va’ y cerrará la tarde un invitado de excepción, el malabarista internacional Miguel Gigosos con su espectáculo ‘Möbius’, un montaje nunca visto en León, "donde este artista desarrolla su universo personal en el que propone nuevos códigos a su disciplina. Un solo de malabares atípico, con una trama y lenguaje propios donde parece que todo es posible", explican los organizadores.
Con Cennerelli y Parra viajamos hasta aquel 2014 en el que se gestó la idea de la Pequeña Nave. "La verdad es que nuestra idea inicial, nuestro objetivo, no era montar una escuela de circo. Lo que sí estábamos buscando era un local grande, una nave, en la pudiéramos tener recogidos todos nuestros ‘instrumentos’ de trabajo pues vivíamos de prestado en diferentes espacios. Y encontramos esta en la que seguimos (Alcalde Miguel Castaño, 115). Invertimos todos nuestros ahorros, pensamos que tendríamos para ir tirando un año... y sobre la marcha. Llevamos diez; de ahí lo que decíamos de un precario equilibrio que tenemos controlado".
Una de las salidas que vieron para poder alargar ese año era comenzar a impartir talleres y, muy suyo, "manos a la obra. Pensamos, si nos salen talleres en vez de un año tal vez estemos dos. Al primero se nos apuntaron cuatro personas, al siguiente otras dos más. Y estuvimos dos años y tres y diez".
- ¿Cómo estáis ahora de ‘matriculados’?
- Pues andamos por los sesenta. Poco a poco funcionó el boca a oreja, se fue apuntando más gente y ahora se podría decir que estamos en la gente a la que podemos atender, no tenemos tampoco capacidad para más, ni queremos, por eso decíamos que no a lo de ampliar la nave.
No solo fueron aumentando los alumnos, también la calidad, la oferta, el nivel de los asistentes. "Estamos muy satisfechos, tenemos alumnos realmente capacitados. Ahora mismo, si un día no podemos acudir a impartir las clases los hay que nos pueden sustituir perfectamente, que no ocurre, pero lo podrían hacer». Lo que sí fue creciendo es la dotación de La Pequeña Nave, "cuando vemos que lo podemos afrontar pues adquirimos nuevos materiales, ahora mismo creemos que está muy asentada la oferta. Tenemos los talleres habituales, otros intensivos de fin de semana o unos, visitas de artistas que nos aportan su experiencia...".
Y todo ello, desde una apuesta privada en la que comenzaron aportando sus ahorros y siguen siendo independientes. "Tiene sus contrapartidas, pero estamos muy agusto así, sin perder nuestra capacidad de decisión, organización... De proyecto". Una independencia que también tuvo su momento complicado, como otros artistas, en los meses de la pandemia y el confinamiento. "Lo importante es que salimos del apuro... mantuvimos el equilibrio".