Pico Jario desde Soto de Sajambre

El Pico Jario es una cumbre que permite contemplar los panoramas de los valles de Valdeón y Sajambre y las montañas del Este leonés, sobre todo de los Picos de Europa

14/06/2024
 Actualizado a 14/06/2024
Camino de Soto a Vegabaño. | MARCE FERNÁNDEZ
Camino de Soto a Vegabaño. | MARCE FERNÁNDEZ

El Jario es una montaña sajambriega que constituye un magnífico mirador de buena parte de los macizos central y occidental de los Picos de Europa, además de otras representativas cumbres de la Cordillera Cantábrica. No se trata de una cumbre técnica ni muy elevada, si la comparamos con buena parte de las que desde allí se contemplan, pero constituye el colofón victorioso a una magnífica e intensa jornada de montaña a través de unos paisajes que nos maravillarán.


Como muchas otras cumbres, cuenta con distintos posibles itinerarios para llegar a ella, que varían según el punto en el que se decida comenzar y del recorrido y desnivel que se desee asumir.


Desde el puerto de Panderrueda se podría empezar uno de los recorridos a la cumbre que presentan menos desnivel, ya que se parte desde una altitud de 1.450 metros. Con mayor desnivel se podría subir también desde Oseja, pero en este caso se propone el que quizás es el itinerario más habitual para ascender a esa cumbre: comenzando en la localidad de Soto de Sajambre, visitando el refugio de Vegabaño y continuando hasta la cumbre del Jario, para regresar por el mismo trazado.


Aunque se trata de una cumbre que ya ha sido ascendida previamente por deportistas ciegos, no fue hasta 2018 cuando se acometió de manera organizada y premeditadamente inclusiva, con varias barras direccionales y también dos sillas adaptadas ‘Joëlette’, dentro del proyecto que se denominó Cumbres Para Todos, llevado a cabo por asociaciones, federaciones, clubes y otras entidades, que unieron fuerzas con el propósito de ascender importantes cumbres, situadas en los principales sistemas montañosos de la Comunidad Autónoma, con el fin de dar visibilidad a las posibilidades que ofrecen las herramientas de movilidad con las que se cuenta en el montañismo inclusivo y a la importancia del voluntariado montañero para hacerlo posible.


Comienza la ruta en la localidad de Soto de Sajambre, que llevará a un recorrido de unos 14 kilómetros y a un desnivel positivo de casi 1000 metros. Bien al iniciar o al finalizar la ruta, merece la pena invertir un poco de tiempo en visitar ese hermoso pueblo del que se parte, ya que cuenta con numerosos atractivos. José Ramón Lueje, fotógrafo, escritor y divulgador de la Cordillera Cantábrica, escribió refiriéndose a Soto de Sajambre: «Soto es el más bello pueblo de montaña conocido dentro del mejor cuadro de la más prodigiosa naturaleza», con anterioridad, Julián Delgado Úbeda ya había definido a Soto como ‘Jardín de Peñasanta’, en un artículo publicado en 1925 en la revista Peñalara. Su conservada arquitectura, el patrimonio local aportado por su hijo predilecto, Felix de Martino, especialmente representado en su escuela (hoy el Museo Escuela y donde se debe empezar la visita), la muy fotografiada Casa de los Tiros, en cuya fachada se observan impactos de proyectiles de la Guerra Civil y que sus propietarios han decidido conservar así hasta hoy, u otras interesantes construcciones que también hay en esa localidad, que fascinarán, sin duda, a quien no lo conozca.


No se debe olvidar que, a partir del inicio, la ruta no dejará de ser exigente si se pretende hacer en una jornada, es importante planificarla bien y que los participantes tengan un aceptable estado de forma, habiendo consultado con anterioridad la meteorología para la actividad y se cuente con el equipamiento adecuado.


 

05 Refugio de Vegabaño (MF)
Refugio de Vegabaño. | MARCE FERNÁNDEZ

También es muy interesante si se plantea en dos jornadas, con una primera jornada hasta el refugio de Vegabaño para hacer noche en él. El refugio de Vegabaño está atendido y gestionado por Nuria y Julián, y allí se puede pernoctar, encargar las comidas o simplemente tomar un café u otras bebidas, así como pedir información o realizar alguna otra consulta, (como saber que lugares se deben evitar a causa de las garrapatas), que a buen seguro resolverán inmediatamente. Porque los guardas de refugio son siempre la primera ayuda disponible en caso de alguna complicación y, en el de Vegabaño, siempre proporcionarán alguna recomendación útil y algún consejo de Julián, de aquellos que hacen pensar. De pernoctar en el refugio la jornada podría dar también para visitar el Roblón de Cuestafría, o pasar la tarde entre regatos y hayedos, pero si la decisión es la ascensión a la cumbre en una misma jornada no se puede uno entretener, ya que, aunque la cima no dista mucho del refugio, hay que salvar cierto desnivel y volver a bajar a Soto de Sajambre, por lo que es importante manejar los tiempos, jugando siempre con que queden horas y luz solar de sobra, que permitirán resolver con mayor facilidad algún incidente que pueda surgir. 


La ruta es muy recomendable en primavera y espectacular en otoño, en verano se recomienda madrugar bastante si el día se prevé muy caluroso y en invierno informarse de las condiciones de la nieve presente, a fin de llevar un equipamiento de progresión y de seguridad adecuado.

 

Desarrollo de la ruta


Se llega a Soto de Sajambre por la sorprendente carretera que viene desde Oseja, y que la Diputación Provincial abrió allá por el año 1916. Poco antes de entrar en la localidad existe un amplio aparcamiento, a mano izquierda, para dejar los vehículos.


En el pueblo hay caños donde llenar las botellas, mientras se contempla el encanto de esas construcciones tradicionales y tan bien conservadas que forman el conjunto urbanístico del pueblo.


Atravesando la localidad de punta a punta, se debe seguir la señalización de la senda que conduce al refugio de Vegabaño, denominada PR-PNPE 9 y que, a través de un buen camino, abandonará el pueblo a través de prados de siega, para internarse después en un bosque de hayas y robles que se surcan en ascenso.

 

Imagen 06 Subiendo con la silla y al fondo el collado Neón (MF)
 Subiendo con la silla y al fondo el collado Neón. | MARCE FERNÁNDEZ

La antigua senda asciende serpenteando hasta acabar entroncando, a su final, en una amplia pista que también viene desde Soto, y por la que pueden circular solamente los vehículos autorizados por el Parque Nacional. Ambos caminos confluyen a las puertas de un vallado con un paso canadiense, que ya da acceso a la majada de Vegabaño, donde hay diversas cabañas que dan servicio a los pastores que en los meses de verano suben aquí su ganado.


Siguiendo la señalización se llega al refugio, tras haber recorrido los primeros cuatro primeros kilómetros de la ruta. Se debe proseguir desde la parte trasera del refugio, donde se cruza la riega de Turégano por un puente de madera buscando la senda, en algunos casos señalizada por un artístico cartel y en otros por hitos de piedra, especialmente en las zonas más altas. Tras haber pasado el puente, el camino se interna en un bosque de hayas, que despejará definitivamente en la campera de Llarieya, donde hay una cabaña-refugio, y ya se verá, a lo alto, el Jario y el Pico Neón, entre los que está la collada que se debe alcanzar, buscando el paso más adecuado por una ladera que va adquiriendo pendiente.

 

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Collado Neón y Peña Beza. | MARCE FERNÁNDEZ

Al collado se llega siguiendo las veredas o los caminos más intuitivos que se perciban en la despejada ladera, que culminará en forma de fuerte repecho, donde los equipos que conducen las sillas adaptadas realizarán un mayor esfuerzo, turnándose los montañeros voluntarios, para descansar un poco una vez alcanzado el collado Neón, desde el que se seguirá a la izquierda, cresteando, hasta la cumbre del Jario, que no por cercana estará exenta de otro corto, pero intenso, tramo de subida.


El momento de alcanzar la cumbre requiere calma para la contemplación de las imponentes montañas que desde allí se pueden ver, desde las cercanas del Macizo del Cornión, presidido por Torresanta, o las del Macizo Central, tras el Cares, con el Llambrión, el Friero, o las torres de Liordes y Salinas.


Hacia el norte y sobre la majada de Vegabaño se contempla al murallón de Peña Beza, para luego seguir tratando de identificar otro buen número de cumbres que se van viendo alrededor y para lo que es recomendable contar con un buen mapa. El regreso se hará desandando el itinerario que se ha seguido para llegar hasta esta interesante y representativa cumbre. 

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