Abunda Sebas Álvaro en la complicada situación que atraviesa la humanidad y que está muy presente en estos días, con ataques diversos a la naturaleza. "Al observar que a causa del cambio climático hay grandes sequías, que nos falta agua, comprobamos queen realidad los únicos que estamos en peligro somos nosotros, los humanos. Y deberíamos tomar conciencia de que debemos parar y conservar el planeta en el que vivimos, en el que hay dos cosas fundamentales: que necesitamos respirar aire limpio y necesitamos beber agua limpia".

En la jornada del viernes Sebastián Álvaro proyectó en la iglesia de Posada de Valdeón un documental titulado ‘Everest 1924’, al que también ha dedicado un libro del mismo título. El templo valdeonés se quedó pequeño pues hubo gente que no pudo entrar. "Al llegar y ver la Iglesia de Posada abarrotada de gente la primera impresión fue de enorme gratitud, de saber que todo lo que buscamos en 'Al filo de lo imposible', que era elevar el nivel cultural , el grado de civilización de la sociedad, respecto a la montañas en general pero también respecto a la gran naturaleza, a laAntártida, a los grandes desiertos, las grandes selvas, en esos momentos es cuando te das cuenta de que todo ese trabajo mereció la pena. También vives una sensación de gratitudal ver que tanta gente, de la que apenas se habla, comparte tu forma de ver la vida".
Cree Sebas Álvaro que las Jornadas de Montaña de Posada de Valdeón "son unauténtico lujo; de un lado por las propias jornadas pero, sobre todo, por el enclave. Estamos en el centro de una de las montañas más bellas de España y de Europa. Creo que estas jornadas tienen el valor de reivindicar un paisaje, el del Parque Nacional de Picos de Europa, pero sobre todo de reivindicar una cultura, la montañera, un grado nuevo de civilización, es una forma nueva de ver las montañas y de amarlas al mismo tiempo y, por tanto, de conservarlas".
Ya por la tarde SebasÁlvaro participó en el homenaje a Isidoro R. Cubillas en el que se descubría una placa con el nombre de Cubillas para una calle en el pueblo del valle en el que se ha asentado, Soto de Valdeón. Las palabras, más que merecidas, de paisanos y federativos hicieron justicia al mejor embajador de Picos en el mundo.