Por fin alcancé la felicidad

Historia finalista en la categoría A del concurso convocado por Masticadores León bajo la coordinación de Mercedes G. Rojo y escrito por una estudiante de 1ª de E.S.O. del IES ‘Lancia’

Vega Valbuena de Prado
09/07/2024
 Actualizado a 09/07/2024
| MAYKA GARCÍA HERNÁNDEZ
| MAYKA GARCÍA HERNÁNDEZ

Me llamo Nadia, tengo actualmente cuarenta y dos años y soy de origen alemán.  Hoy os voy a contar mi historia sobre como pase de estar en peligro durante casi cinco años a convertirme en maestra y fundar en Madrid el colegio Estilo en 1956, pero vamos a empezar por el principio.

Era un viernes como otro normal, lo único que lo hace diferente es que era uno de septiembre. Llegué a casa, dejé mi mochila en la habitación y comí.  Me acuerdo que era una sopa; fue la sopa que peor me supo en mucho tiempo, de hecho, no la llegue a acabar cuando escuché a mi madre abriendo la puerta muy nerviosa y sin ser capaz de introducir la llave correctamente. Me llevó a mi habitación y me dijo, de una manera suave pero escalofriante, que había comenzado la Segunda Guerra Mundial. No sabía que contestar, qué cara debía poner, lo único que sabía era que no estábamos seguros. Me contó todo lo que había sucedido anteriormente y cómo había llegado nuestro país, Alemania, a estar en guerra.

Más tarde llegó mi hermana Estela de la universidad, y después mi padre. Ellos ya lo sabían. Nos reunimos todos y pensamos sobre lo que debíamos hacer. Mi hermana pensaba que sería buena idea cambiar de país pero mi padre, por su parte, opinaba que eso no serviría porque en cualquier parte del mundo podríamos estar en peligro. Mi madre dijo que lo mejor sería quedarnos en casa y no renunciar a nuestro lugar de nacimiento, y yo no estaba dispuesta a permitir que en cualquier momento una bomba pudiera caernos encima. Tras un larga discusión, llegamos al acuerdo de intentar hacer vida normal y si tenía que suceder, sucedería pero al menos todos en familia.

Aquella tarde no cené, no tenía el estómago para digerir nada. Al día siguiente fui a clase como otro día mas, pero esta vez en vez de ir pensando los elementos de la tabla periódica, iba pensando en la de posibilidades que existían de perderlo todo; aunque hubiéramos decidido hacer vida normal no me parecía la opción más justa.

Pasaban las semanas y no parecía que hubiera noticias nuevas sobre el tema, obedecí a mis padres e intenté hacer vida normal. El martes 12 de septiembre al entrar por la puerta del instituto observé que había un nuevo folleto en el cual ponía lo siguiente: "Se ofrecen cuatro becas en Madrid para estudiar en un instituto, para el alumnado nacido en el 1926, debido a las circunstancia del país".

Le saqué una foto  y me dirigí a clase, pensé que sería una muy buena oportunidad para salir del país y poder estar en menor peligro, pero también pensé que mi familia podría venir a Madrid y estaríamos más seguros, y cuando hubiera menos riesgo volveríamos aquí.

Tenía una sensación de felicidad mezclada con agobio, en cuanto llegué a casa se lo comenté a mis padres:

-Ya lo miraremos-, me contestaron mis padres.

Estuvieron mirándolo más de dos semanas y cuando se lo recordé me dijeron que debían mirar en el periódico del instituto para informarse mejor.

-Cariño, no sé si será buena idea, pasarás mucho tiempo lejos de nosotros-, me dijo mi madre.

-Pero mamá, vosotros vendréis conmigo y estaremos todos juntos-, le contesté.

-No es tan fácil, si quieres ir de verdad a Madrid nosotros no podremos estar contigo-, continuó ella.

-Me lo pensaré-, terminé la conversación.

Pasaban las semanas, meses y cada vez veía aquella posibilidad más lejos; poco a poco me fui informando y me enteré que si cogías la beca y te la daban hasta el 1944 no podrías irte, y a saber en qué condiciones nos encontraríamos en el 1944, pensaba para mí.

Pasó un año ya desde que la guerra comenzó y quedaba apenas una semana para poder inscribirnos para obtener la beca, se lo volví a comentar a mis padres. En el último año teníamos cada  vez más miedo, muchos días no íbamos al instituto y pensaba que si cogía esa beca sería un gran impulso hacia mi carrera de Magisterio.

Me dirigí a Dirección y les di mi hoja rellenada con todos los datos de mis padres. La suerte ya estaba echada y yo tenía alguna esperanza de que me cogieran. Pasada la semana mis  padres me dijeron que me habían cogido y que todavía teníamos hasta el 1943 para pensárnoslo y finalmente decir nuestra decisión.

Pasaba el tiempo, hasta que finalmente llegó el día. No estaba nada segura de lo que iba a hacer pero sabía que mi familia me apoyaba. Llegué a Madrid el 4 de mayo de 1944 y me acuerdo que todo lo veía como un lugar diferente, nuevo y seguro, pero no paraba de preocuparme por mi familia  y como estarían.

Era mi primer y último año en aquel instituto, más tarde iría a la universidad y me habría formado un buen futuro.

Y así fue. Continúe estudiando día a día, formándome. Llegué el sábado 2 de septiembre de 1949 a casa de dar un paseo y ya salía por todas las noticias, la Segunda Guerra Mundial había terminado e iba a poder reunirme con mi familia.

Cuando acabé mi carrera de Magisterio me reuní con mi familia, mis padres se mudaron a Madrid y estuvimos todos juntos todo lo que nos quedaba de vida.  En 1956 fundé en Madrid el colegio Estilo. Cumplí un sueño, enseñaba a niños y por fin pude ser lo que yo quería ser.

Nota de la autora: He tomado la misma fecha de la biografía de Josefina Aldecoa, ya que ella se trasladó a Madrid en 1944. También he tomado la fecha de 1956 en que ella fundó en Madrid el colegio Estilo.

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