Un salón de actos repleto dio este martes la bienvenida al nuevo número de la revista de la Asociación de Amigos del Patrimonio Promonumenta. Sobre la mesa, su presidente Marcelino Cuevas, estuvo acompañado de la directora de la Fundación Cepa, Nuria Alonso Mateos. Entre bastidores, el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, y la concejala de Acción y Promoción Cultural, Elena Aguado, que quiso dedicarle unas palabras a la asociación.
«Esto será un saludo breve para celebrar que existe Promonumenta introdujo la edil: «Gracias por existir, insistir y resistir... Por resistir al tiempo que, en su paso, terminaría con nuestro patrimonio material e inmaterial». En sus palabras, «Promonumenta tiene una idea abierta y amplia de la cultura», pues «la cultura es un árbol frondoso que nos protege a la sombra». Bajo el título ‘La tabla de Santa Catalina. Crónica de una muerte anunciada’, Aguado se refirió a la revista –que va ya por su XVIII número– como una «muy notable». «Trae todos esos temas que nos descubren cosas, nos permiten conocerlas mejor y saber cuál es su estado». Temas que tienen que ver con ‘La ermita de San Jorge y los amores místicos de San Bernardo’, ‘El viejo Reino de León en la obra de Modesto Lafuente’ o ‘El «fuego sacro» y su fitoterapia en el antiguo reino de León’. Así hasta un total de 15 artículos que dan cuenta del ejercitado músculo cultural en que se ha ido transformando esta asociación y que toma forma de revista con periodicidad anual en un gesto humilde para mostrar su amplia actividad.
No faltaron este martes algunos restos de folclore. Patrimonio inmaterial que le cedió su voz al grupo Raigañu. Guitarra, violín y violonchelo se subieron a las tablas del salón de actos para interpretar dos canciones. «Nino, esta te la sabes», indicó la cantante al presidente de Promonumenta, que no escondió la melodía a su micrófono al son de unos acordes dulces, sin amplificadores. No fue el único; un murmullo se fue haciendo fuerte entre los asistentes. Todo en un canto por el patrimonio. «A la luz del cigarro voy al molino», cantaron muchos –casi todos–: «A la luz del cigarro voy al molino». Al molino que ya es emblema, entre muchos otros, de los elementos identitarios de una cultura que, con sus propuestas, preservan cada año los miembros de Promonumenta.