No son pueblos vacíos, la expresión de moda por estas fechas, son lugares abandonados, fantasmales.
¿Qué porqué quedaron abandonados aquellos lugares? Seguramente la explicación de la mayoría de ellos la daba el último habitante de Villarrasil, en el Curueño, quien todavía vivía —en Nocedo— cuando Julio Llamazares recorrió el valle para escribir ‘El río del olvido’ y este hombre le confesaba: «¿Qué porqué se murió Villarrasil?
‘Matalobines’, el último habitante de Villarrasil, siempre se sintió ‘extranjero’ en Nocedo, donde se fue Pues por lo mismo que se mueren todos los pueblos de esta Montaña, porque no había qué comer y la gente aumentaba pese a que el terreno era el mismo. Los jóvenes emigraban y los viejos se iban muriendo». Añadía el último vecino algunos otros aspectos, como el mal de moda (la Gripe del 18) y la guerra civil fueron minando la población.
No le faltaría razón a esta voz de la experiencia que era Laurentino Castillo, que allí se llamaba Matalobines. Unas razones que ya se intuían en una vieja copla que hablaba de este pueblo: «Villarrasil, Villarrasil / una casa y un molín / el molín lo llevó el río / Villarrasil quedó perdió».
Pese a ello, Laurentino confesaba a Llamazares que siempre se sintió «extranjero» en Nocedo, donde se fue a vivir con su familia: «Y eso que aquí no me falta de nada».
Ferradillo, abandonado desde 1976, entró enla historia por fundarse allí la Federación de Guerrillas de Galicia y León Lo que no se llevar las ortigas y las zarzas son las historias que han protagonizado estos lugares, como la del propio personaje real de El río del olvido, de quien es fácil averiguar por su apodo cuál podía ser una de sus habilidades cuando vivía en los montes de Villarrasil, muy cerca del balneario de Nocedo. «Me dediqué a la pesca furtiva y a la caza, era lo que daba el monte».
- ¿Y cuántos lobos mató?
- Más que años tengo.
Solo aclarar que entonces tenía Laurentino 84 años.
- ¿No tuvo problemas con los guardias?, le preguntaba Miguel Ángel Castañón en un viejo reportaje de La Crónica de León.
-Es que era más listo que ellos. Les buscaba las vueltas y el monte era mi terreno pues ellos sólo estaban de paso.
Y explicaba Laurentino Matalobines en el mismo reportaje de La Crónica cómo primero cazaba las garduñas a lazo para ponérselas de cebo al lobo y después a cazar el bicho. «Me lo tenían que agradecer, los amos y las ovejas. Ahora cada poco se escucha que un lobo mató no se cuantas ovejas en un pueblo».
La cuna de la Guerrilla
Otra de las historias relacionada con uno de los pueblos abandonados de la provincia de León lo es con Ferradillo, un lugar entre el Bierzo y la Cabrera en el que el abandono hizo mella pues, además del citado, hay una especie de triángulo del abandono con San Adrián y Santa Lucía de Valdueza: En Ferradillo se creó la histórica Federación de Guerrillas de León y Galicia, siendo la foto de este acto una de las más repetidas en los libros que recrean la lucha antifranquista en la provincia de León. El historiador Secundino Serrano, gran estudioso del fenómeno maquis, escribe sobre este momento histórico: «Fue en abril de 1942 cuando tuvo lugar en los montes de Ferradillo (pueblo próximo a Ponferrada y perteneciente al municipio de Priaranza del Bierzo desde 1963) el congreso fundacional que permitió la creación del primer grupo guerrillero organizado en España: la Federación de Guerrillas de León-Galicia. En el congreso fundacional de Ferradillo participaron 24 guerrilleros leoneses, asturianos y gallegos» y a continuación recoge los nombres de aquellos 24 guerrilleros, entre los que se encontraban José Vegas Seoane Ánimas, Pedro Voces Canóniga Pitaciega, Antolín Murias, Eduardo Pérez Vega Tamairón, Abel Ares Pérez, Marcelino de la Parra Casas, Marcelino Fernández Villanueva Gafas, Victorino Nieto Rodríguez, Abelardo Macías Fernández Liebre... y el que se acabó convirtiendo en una leyenda en el movimiento guerrillero en la comarca, Manuel Girón Bazán.Desde los años 70 está abandonado Ferradillo, un lugar que ahora atraviesan muchas rutas de montaña, como también ocurre en Villarrasil.
Tres lograron ‘salir’ del abandono: Conforcos, Manjaríny Matavenero, ahora el más poblado Otro de los pueblos abandonado, y cercano, fue Santa Lucía de Valdueza, cuya iglesia protagonizó en su momento una llamada de auxilio al quedar abandonado, fue desde la revista Tierras de León, escrito por fray Arturo Álvarez bajo el título ‘Santa Lucía: otro pueblo que se borra del mapa berciano’. Ingresó en la Lista Roja del Patrimonio, donde se explica que «el artículo aparece acompañado de unas fotografías del estado de la iglesia antes del incendio, donde se observa el estado de conservación de la techumbre de lajas de pizarra y la estructura de madera del campanario, así como las más notables que contenía la iglesia: San Bartolomé (siglo XVII), la Inmaculada (siglo XVII), y una hermosísima virgen románica del siglo XII sedente con su hijo en el regazo».
Algunos pueblos tuvieron el honor de poder abandonar la lista de pueblos abandonados. Primero fue Conforcos —al lado del abandonado San Cristóbal de Negrillos— al llegar a vivir allí una familia asturiana y después fue Manjarín, al lado de Labor de Rey, al instalarse en el lugar el singular hospitalero Tomás, dando la razón a quienes defienden que elCamino de Santiago es uno de los activos en la lucha contra la despoblación.
Y habría que sumar a Matavenero.