Luis Pastor (Berzocana, Cáceres, 1952) es uno de los grandes de los cantautores españoles que marcaron una época en el país. Uno de los llamados de la ‘linea dura’, de los más comprometidos socialmente, en lo que seguramente tiene mucho que ver esa decisión de irse de su pequeño pueblo de Extremadura a Madrid, a un barrio, a Vallecas. Curiosamente 'Vallecas' se titulaba uno de sus primeros discos y su primer gran éxito. Y ahora, retirado nuevamente a su pueblo, a raíz de la pandemia, publica 'Extremadura fado', con el que este jueves (21 horas) llega al Gran Café leonés, un escenario que no es nuevo para el cantautor.
En medio de este viaje, de Berzocana a Vallecas con estancia en Rivas Vaciamadrid, un buen número de discos, actuaciones, luchas y letras para el recuerdo que marcaron su trayectoria y dejan constancia de su postura personal. Se coreaban en sus conciertos las letras de, por ejemplo, 'Vallecas': «Quisiera un verso manchado / por la cal y por la grasa. / Verso de andamio y de forja, / para el son de mi guitarra. (...) Y quisiera estar contigo / cuando el hambre te traspasa, / y hacerte un pan amasado / con sudor y con palabras».
También exploró Luis Pastor, como muchos cantautores, una vertiente más poética que podemos encontrar en ‘Coro de la primavera’ o poniendo voz al ‘Villancico a Rafael Alberti’ o posteriormente su disco ‘Paloma de Picasso’ musicando poemas de Miguel Hernández, Mario Benedetti o o Marcos Ana, el poeta que más años cumplió de cárcel durante el franquismo.
Era consciente Luis Pastor de que su postura personal y política le obligaba a pagar un peaje que, explicaba, hacía convencido pues al otro lado estaba la libertad: «Siempre he hecho lo que me dio la gana, consciente de que esta postura me cerraba muchas puertas». Y no duda en poner nombres y apellidos a la situación que vive la música y cómo se cuenta su historia. «Se salva y magnifica la música boba y no otra que fue más influyente, más rompedora y, por supuesto, más reivindicativa, que dinamizó la vida cultural, social y política del país», en clara referencia a los cantautores. Tampoco ha dudado en analizar un fenómeno que entiende muy magnificado, la movida, lo hizo con claridad en el programa ‘Señales de humo’: «La movida eran cuatro gatos en un bar y se antepone a otro movimiento que tuvo tanto éxito o más y que, por encima de ello, fue el que permitió que se pudiera vivir en libertad, ese otro movimiento queda marginado y, por supuesto, al margen de la industria».
Su postura le acarreó problemas en épocas muy diferentes, ya que sus primeras canciones, (principios de los 70), fueron censuradas por la dictadura franquista. Y en 2019, con la democracia ya bien asentada, Pastor denunció que el Ayuntamiento de Madrid le prohibió dar un concierto por discrepancias políticas.
Pastor mantuvo su andadura con un lema unido a ella, «pido la paz y la palabra», hasta que hace unos quince años, cuando se hablaba mucho del olvido de los cantautores y la canción protesta ‘reapareció’ con un largo poema en el que hacía un mordaz repaso bajo el título ‘¿Qué fue de los cantautores?’, en el que comienza con una definición de aquel movimiento: «Éramos tan libertarios, casi revolucionarios, ingenuos como valientes...» y cierra con una afirmación de resistencia: «¿Qué fue de los cantautores? / de los muchos que empezamos, / de los pocos que quedamos, / de los que aún resistimos, / de los que no claudicamos: / aquí seguimos».
Aquí sigue Luis Pastor, que este jueves se subirá al escenario del Gran Café, uno de esos locales que tanto ha frecuentado en su larga carrera, y con un disco que le lleva a su tierra, a su Extremadura, y el Portugal y Cabo Verde que tanto le han marcado, con especial cercanía a José Saramago. En la propia descripción del concierto se explica: «Un concierto con temas tan íntimos como mágicos, es un homenaje al amor y a su tierra, donde cada canción es un viaje poético y musical. Según el propio Luis Pastor, es el disco que siempre soñó crear: un canto al amor y a Extremadura».