"¡Que se te va a pasar el arroz!"

Por Sofía Morán de Paz

Sofía Morán
05/05/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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El 30% de las mujeres nacidas a partir de 1975 no serán madres. O eso es lo que nos dice un estudio llamado ‘La infecundidad en España’, realizado por el Centro de Estudios Demográficos, y que nos habla de la generación más infecunda de los últimos 130 años.

Unas porque no quieren, y otras porque no pueden.

España es el país de la Unión Europea donde más retrasamos la maternidad, y es evidente que ese retraso dificulta, llegado el momento, que esa maternidad finalmente se pueda dar. Pero es evidente también que, al menos para las mujeres de mi generación, la maternidad ha dejado de ser una prioridad. Para muchas de ellas, incluso, ha dejado de ser una opción.

Imagínense, mujeres que no quieren ser madres: gritos ahogados en la sala, caras de estupefacción, ¡anatema!

No importa cómo sean, dónde vivan, ni el camino que hayan recorrido; todas y cada una de las mujeres que conforman ese 30% tendrán que aguantar el coñazo infinito que suponen los interrogatorios inesperados, las preguntas imprudentes y los juicios de valor más osados. «¿Todavía no tienes hijos?, no tardes mucho que se te va a pasar el arroz». «Anda tonta, ¿cómo te lo vas a perder? Te vas a arrepentir». «¿Qué no quieres hijos? Las chicas de ahora sois unas egoístas». «Piénsatelo bien, si no tienes hijos te sentirás incompleta». Y todo ello recién salido de la boca de otra mujer, claro.

Y es que es poner un pie en la treintena, y la presión social con el tema de los hijos se multiplica por mil. Esa idea perenne de que tener hijos es siempre algo a lo que aspirar, la meta final, y aquello que le dará sentido a todo lo demás. Ya saben, es nuestro proceso natural. Y cuando digo «nuestro» me refiero al de las mujeres claro, porque a nadie se le ocurre plantearle este tipo de cosas a los hombres.

Las pobrecitas que se quedan solas, o las egoistonas que no han querido ser madres porque quieren dormir y salir de copas, somos nosotras, irremediablemente nosotras.
Las redes sociales arden cada vez que una nueva polémica maternal llega a nuestras pantallas. Señoras tirándose los trastos a la cabeza por decisiones tan personales e íntimas como el clásico «lactancia materna vs biberón», el tipo de crianza o cualquier aspecto relacionado con la maternidad. El bochorno es mayúsculo. Y habitual. Aquí no hay sororidad ni se la espera. No hay empatía, compresión, ni sentido del humor. ¡Cuanta energía desperdiciada! Si las mujeres fuéramos igual de inflexibles, beligerantes y contundentes con temas como la brecha salarial o la discriminación, como lo somos para meternos caña entre nosotras, ya habríamos solucionado la mitad de nuestros problemas.

En 2017 veía la luz el libro ‘No madres’, de la periodista María Fernández-Miranda, quien nos habla, de la forma más honesta posible, sobre lo que supone para una mujer saber que no va a vivir la experiencia de la maternidad. Sin peros, sin concesiones, y sin puertas abiertas. Un lugar donde contar su propia experiencia, en la que a pesar de no haber sentido jamás el llamado «instinto maternal», acabó por someterse a 7 fecundaciones in vitro. Porque ya «tocaba», por el «ahora o nunca». Por la presión de su entorno.

Una lectura que pretende dar visibilidad y normalidad a aquellas mujeres que, por decisión propia, o por circunstancias de la vida, no serán madres. Un camino intenso y poco conocido, necesario.

A estas alturas de la película, las mujeres deberíamos tener claro que la maternidad es sólo una opción de vida más. No es nuestra misión, ni el objetivo que corona todos los demás.

Hay vida después de ser madres, del mismo modo que la hay después de no serlo. Una vida completa, intensa y feliz; o al menos, una vida igual de intensa, completa y feliz que la de cualquier mujer que empuje un carrito por la calle.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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