«Con licencia de Dios / y la del señor Alcalde / queremos cantar la Ronda / sin causar perjuicio a nadie. / A esta plaza honrada, / señores hemos venido / para cantarles las rondas / la venia hemos pedido».
Le ha hecho un guiño el calendario a la Asociación Cultural Aguzo al hacer coincidir con el inicio del mes de marzo la celebración de las marzas, rondas leonesas que esta asociación ha recuperado para la capital después de un buen número de años perdidas y que se vienen celebrando nuevamente desde el año 2001, pandemia mediante. A las ocho de la tarde recitarán en la plaza de San Marcelo la fórmula antes recogida para iniciar el rito de las rondas, ésta u otra parecida que en la tradición siempre hay variantes. Le concederá la autoridad, o el concejal en el que delegue, el permiso y el mantenedor contará su visión de la tradición que pregona y hasta tiene permiso de meterse con la autoridad, como toda tradición que se precie. Este año no será un mantenedor, serán dos y de prestigio: Pedro M. Pérez García y Resti Martín Tejedor, que como coordinadores del Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa (MITLE) de Valencia de Don Juan bastante sabrán de esta fiesta en la que precisamente la indumentaria tradicional tiene mucho que decir, pues ‘los aguzos’ lucen para este recorrido sus mejores galas.
Recuerda el investigador Juan Carlos Ponga que «las marzas es una tradición ancestral que se ha conservado en algunos pueblos del norte de la provincia, en unas partes mejor que en otras, y que se enraíza en las viejas costumbres agrícolas que festejan la pronta llegada de la primavera y el comienzo de las grandes tareas en el campo. Estas fiestas paganas coinciden día arriba, día abajo, no por casualidad, con el momento en que la iglesia católica marca el inicio de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza».
Cuando la autoridad concede la venia —caso de que no lo haga habría noticia pero en la sección de sucesos—partirán ‘los marceros’ desde la citada plaza, irán interpretando canciones tradicionales leonesas, les verán pasar desde las ventanas, otros se sumarán al cortejo y a una hora no convenida ni calculada llegarán a la Plaza de la Catedral para tomar el habitual refrigerio con estas buenas gentes de Aguzo, que siembran la tarde del sábado de recuerdos.