Siempre hay una montaña y una actividad para cada uno, lo cual, planificado correctamente, colmará ampliamente nuestras exigencias.
Y por todo ello son de agradecer las iniciativas de entidades deportivas, federaciones, asociaciones o Ayuntamientos, que convocan de vez en cuando una actividad en montaña con un corte popular y social, permitiendo el intercambio de conocimientos y experiencias aderezados con una sana convivencia.
Éste es el caso de la popular Raquetadade Valdeón que anualmente, y desde hace casi una docena de ediciones, congrega a un notable número de montañeros en una actividad sencilla y apta para todos los públicos, en un entorno idílico como es el Parque Nacional de los Picos de Europa.
El Ayuntamiento de Posada de Valdeón, con la colaboración de algunos habitantes del valle y de Tobaventura, ha ordenado los recursos necesarios para que la raquetada de este año haya congregado a 300 participantes el sábado día 4 de marzo en un día luminoso en el que en todo momento se pudo contemplar el hermoso e impresionante espectáculo de las altas cumbres de los macizos central y occidental de los Picos de Europa.
A las 10 de la mañana se puso en marcha el numeroso grupo saliendo de Posada de Valdeón (930 m) hacia Prada y continuando por la carretera antigua llegamos hasta la entrada de Santa Marina (1.140 m), el pueblo situado a una mayor altitud de todo el Parque Nacional.
Desde Santa Marina, cruzando el río del Arenal que viene desde el Puerto de Panderruedas, se comenzó la subida, ya con las raquetas puestas, primero a la majada de Jor, y posteriormente caminando en busca del entronque con la pista carretera que desciende del hermoso valle de Montó, alcanzando en este lugar el punto de mayor elevación de toda la travesía (1.260 m).
Hasta aquí, hemos venido caminando por la senda que se abre entre el bosque de hayas y donde la nieve nos ha permitido utilizar las raquetas en la mayor parte del recorrido en el que hemos tenido que vadear algún arroyo.
El descenso desde este punto es sencillo y se va perdiendo poco a poco, y de forma cómoda, la altura que hemos ido remontando, llegando así a las proximidades de Prada, donde, abandonando la pista que desciende hacia esta localidad, tomamos otra pista, a nuestra izquierda, en dirección noroeste, que nos conducirá al mirador de la Cruz (1.020 m), situado en un promontorio.
Es el momento de las fotos y de dejar pasear la mirada por todo nuestro amplio horizonte deleitándonos con la visión de montañas tan impresionantes como La Bermeja (2.393 m) y toda su corte de egregias compañeras, así como del magnífico frontal formado por la Torre Ciega (2.261 m) y las Torres de Arestas (2.131 m), que se encuentra separadas por el agobiante paso del horcado de Pambuches, todo ello en el macizo occidental de los Picos de Europa, mientras que a la derecha, ya en el macizo central, la Torre Friero (2.445 m) y la Torre del Hoyo de Liordes (2.477 m) capitalizan toda nuestra atención.
A nuestros pies, pasearemos la mirada por Prada, Posada y los Llanos, decorados con el pequeño pantano de Boyán, y a la izquierda veremos Soto de Valdeón, a los pies del río Cares que desciende del valle de Freñana y camina hacia el norte en busca de tierras más bajas.
Un rápido descenso nos llevará a la plaza de Posada de Valdeón donde se da por finalizada nuestra travesía.
En total hemos caminado unos 10 km, habiendo remontado medio millar de metros de desnivel, que luego hemos tenido que descender para volver al punto de partida, al ser ésta una ruta circular.
Una merecida comida nos espera en el polideportivo de Posada.