Un recorrido inclusivo junto al arroyo Celorno

Senda accesible por el valle de Celorno subiendo por el arroyo y regresando por el sendero ‘El cantarín’

Vicente García y Marce Fernández
15/11/2024
 Actualizado a 15/11/2024
Inicio de la ruta. | MARCE FERNÁNDEZ
Inicio de la ruta. | MARCE FERNÁNDEZ

La ruta se inicia en la localidad de Puebla de Lillo, punto de partida de un gran número de rutas de senderismo en un extraordinario entorno, de distintos niveles de dificultad y sobre las que se podrá obtener información allí mismo, visitando los dos puntos de información con los que cuenta la localidad: la Oficina Municipal de Turismo y la Casa del Parque del Valle del Porma, con exposiciones de flora y fauna y  también la Casa del Parque del Torreón, situada en una singular edificación cilíndrica, de origen medieval, que fue torre de vigilancia y también cárcel,  donde el personal que lo atiende, resolverá las posibles dudas y aportará información sobre  rutas y actividades que se pueden hacer en esa parte del Parque Regional de la Montaña de Riaño y Mampodre.

Además de la ruta que se plantea en esta ocasión, es seguro que en los puntos de información hablarán de otro buen número de rutas muy sugerentes y sobre las que se ha de tomar buena nota para realizar en otras ocasiones.

Cerca del Torreón se va a encontrar la señalización que orientará hacia el punto de partida de la senda accesible del Valle de Celorno. Las sendas accesibles tienen como propósito el permitir que personas con movilidad reducida y con discapacidad visual puedan realizar su recorrido de forma autónoma, mediante el empleo de una silla de ruedas o el uso de su bastón habitual de movilidad, para ello cuentan con una pavimentación apropiada para ello y están delimitados por resaltes formados por postes tumbados y semienterrados en forma lineal, para que en caso de que fuesen detectados por el bastón adviertan a su usuario del límite exterior del camino.

El valle y las montañas de San Isidro. | VICENTE GARCÍA
El valle y las montañas de San Isidro. | VICENTE GARCÍA

Este tipo de sendas habilitadas son escasas, debido al elevado coste de su ejecución y la obligatoriedad de contar posteriormente con un mantenimiento correcto, que se realice de forma habitual y que no siempre se lleva a cabo como es debido, especialmente en entornos de montaña, donde una climatología rigurosa incide de forma significativa en su rápido deterioro.

Esta senda es lineal, aunque en el caso de contar con sillas todoterreno tipo joëlette, o de ir las personas con discapacidad visual acompañadas de guías experimentados, se puede continuar por el recorrido de la ruta del sendero El Cantarín, haciendo así circular el recorrido y también más variado y entretenido, completando de esa manera un total de 6´5 Km con un desnivel positivo de escasamente 160 metros.


Desarrollo de la ruta

Entrando en Puebla de Lillo por la carretera que conduce al puerto de San Isidro, se gira a la izquierda por una calle señalizada que cruzará enseguida el río Silván, y que se sigue hasta la salida del pueblo, donde ya se va a encontrar un lugar al lado del río para estacionar, junto a unos paneles explicativos y un potro restaurado, de los que se usaban para herrar las vacas.

Dejando allí los vehículos se puede ir, antes de empezar la ruta, a visitar el edificio del Torreón para informarse sobre las singularidades de la flora, fauna y paisaje del entorno por el que transcurrirá el recorrido.

El tramo accesible se iniciará ya en el lugar en el que se estacionan los vehículos, y durante poco más de un kilómetro será accesible para sillas, aunque no para las que estén diseñadas para un entorno eminentemente urbano, ya que el terreno no es técnicamente liso. Se trata de un valle amplio en su comienzo, con praderas de pasto bordeadas por bosques y rocas, y que progresivamente irá estrechando su franja de pastos a medida que el camino se acerca al bosque.

El torreón de Puebla de Lillo. | VICENTE GARCÍA
El torreón de Puebla de Lillo. | VICENTE GARCÍA

Tras recorrer aproximadamente un kilómetro y medio se llegará a un área recreativa, donde finaliza ya el tramo accesible, continuando la ruta por el sendero El Cantarín, que también está señalizado, aunque en el caso de ser realizado este recorrido por parte de las personas con discapacidad, hay que recordar que se deberá contar con sillas especiales todoterreno que serán conducidas por voluntarios o técnicos debidamente formados en su conducción. 

El valle abierto, por el que antes se caminaba, se transforma ahora en una senda estrecha que transcurre por bosque y cruza una pasarela cercana para salvar el río. Comienza también el primer repecho que se hace notar hasta llegar a una intersección bien señalizada, desde la que se va a poder ir hasta la laguna del Agüezo, teniendo en cuenta que luego se debe volver a la intersección para continuar el sendero, también este desvío podría llevar al paraje de Pegaruás, que dista a un kilómetro y es el entronque con la conocida ruta de La Cervatina, pudiendo después continuar por ella hasta su final, si la pretensión es hacer un recorrido más largo.

En el caso que se expone y tras visitar la laguna del Agüezo, que en verano no siempre tiene agua, se regresa al sendero El Cantarín, que aun sorprende con un bonito paso ascendente a través de un estrechamiento rocoso, para ya proseguir en descenso continuo en el último tramo de bosque, donde es preciso estar atentos a la señalización en las dos bifurcaciones que se van a encontrar. 

Nada más finalizar el tramo más boscoso ya se ve de nuevo la totalidad del valle y la localidad de Puebla de Lillo, a la que se desciende sin mayor dificultad.

 

 

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