Los puestos del mercado navideño reúnen a varias personas, que a pesar del frío paralizante caminan curiosas por la Plaza de la Regla. Ahí, a los pies de la Catedral, se encuentran con unos cuantos paneles que esconden historias, escenas, paisajes. Personajes y animales que se erigen frente al monumento, fruto del trabajo de fotógrafos profesionales de National Geographic, como Joel Sartore Steve McCurry, Lynn Johnson o Jodi Cobb.
La muestra, compuesta por cuarenta y dos imágenes, da la bienvenida al alcalde José Antonio Diez y la concejala Elena Aguado, que reciben con los brazos abiertos al director de Banca de Instituciones de CaixaBank, Antonio Diez, la delegada de la Fundación La Caixa, Rosana Cano, y la asesora de la muestra, Alexandra Laudo. La fundación es responsable del programa ‘Arte en la calle’, que desde este martes y hasta el próximo 9 de enero, permite a leoneses y leonesas apreciar no pocos rincones del mundo a través de sus formas y colores.
Precisamente, ‘Colores del mundo’ es el nombre con que se titula esta muestra. Islandia, Chile, Estados Unidos, Etiopía, Yemen o la Antártida son solo algunos de los enclaves que ahora se hacen un hueco en plena capital provincial, como queriendo traer aquí su arte y su cultura. La luz de la mañana, el silencio gráfico de unos campos verdosos, lo majestuoso de una puesta de sol, una foca que mira directa a la cámara o un granjero que rastrilla la tierra en todo su esplendor. Todos hacen de León “un museo a cielo abierto”.
“En nuestro día a día ajetreado, no tenemos mucha ocasión de poner atención a las sensaciones que nos produce un color en específico”, cuenta la comisaria: “Normalmente, vemos una variedad caleidoscópica de muchas tonalidades”. Esta muestra, estos colores para recorrer el mundo, invitan a reflexionar sobre este elemento “que nos rodea en todo momento y es capaz de darnos fuerza, relajarnos o emocionarnos”.
Lo jubiloso y sereno del amarillo; el poder anaranjado, a veces sosegado; la seducción poco sutil de los tonos rojizos, símbolos de luto en tierras africanas; el aterciopelado violeta misterioso, suave e insistente; el resurgir del color verde, muestra de salud y vitalidad; un blanco inmaculado de pureza, en ocasiones, abrumador. Colores del todo y de la nada que ahora son indiscutibles protagonistas en la plaza de la Catedral. Colores que gritan luminosos, animando, convertidos en escenas, a su consideración.