El regalo que pueden hacer los fotógrafos, la nostalgia

Fernando Rubio rescata de su archivo de los años setenta las imágenes de un compañero suyo en aquella década en la prensa y después en el centro regional de TVE, José Luis Pérez Soto, fallecido hace tan solo unos días

11/11/2024
 Actualizado a 11/11/2024
José Luis dio el salto del periódico de papel, en el Diario de León y La Crónica de León, a la tele, donde coincidió nuevamente con Fernando. FERNANDO RUBIO
José Luis dio el salto del periódico de papel, en el Diario de León y La Crónica de León, a la tele, donde coincidió nuevamente con Fernando. FERNANDO RUBIO

La elección de los asuntos en los que Fernando Rubio debe bucear en su archivo de los años setenta en León viene marcada por numerosos imprevistos. Unas veces marca la actualidad, otras alguna efeméride, celebraciones, personajes que creemos que no deben caer en el olvido... y hasta algún capricho de cualquiera de los dos, que los tenemos.

Pero hay veces que la coincidencia es obligada, de justicia, de amistades comunes, deudas compartidas. Cuando falleció José Luis Pérez Soto, hace tan solo unos días, supimos que teníamos una mirada obligada, a los recuerdos humanos y fotográficos del amigo José Luis. Dejamos que aparecieran algunos otros testimonios más actuales —los mocheros, con anécdota, Jesús Coca, María Jesús Muñiz, Carmona...— pues sabíamos que nuestro viaje nos llevaba a medio siglo atrás, a un joven Pérez Soto, no hay más que ver las fotos para saber que iniciamos un viaje a la nostalgia.

Cuando Fernando compone el puzzle de fotos les suele poner un título. Esta vez también, y lo dice casi todo: «Amigos viejos: A José Luis (Pérez Soto) en su partida y a Camino (Gallego) en su desconsuelo». Poco que añadir. 

Tiene sentido el titular pues es imposible entender a José Luis sin Camino a su lado. Dos almas gemelas en la ‘blancura’ de sus sentimientos, dos tipos nobles a los que os resultará imposible encontrar un enemigo, juntos o por separado. 

Fernando compartió con el José Luis de las fotos muchos momentos, años de pioneros. Pero quiere en su primer recuerdo sumar a Camino, dirigirse a ella: «Dos personas que el paso del tiempo no ha podido alejar de mi corazón. Por lo que he querido expresar mi sentimiento en este doloroso momento.

Querida Camino, es muy difícil encontrar palabras que mitiguen, aunque sea levemente, tu pesar por la pérdida de José Luis, tu compañero de vida. Sin embargo es muy fácil traer buenos recuerdos de los tiempos en los que compartimos trabajo y diversión tanto en el Diario de León, contigo y con José Luis y, más tarde, sólo con José Luis, en el centro Territorial de Televisión Española en Valladolid. 

Los fotógrafos tenemos la suerte de poder plasmar nuestros recuerdos en imágenes y es por lo que, en memoria de José Luis y expresión de cariño a los dos, he realizado esta pequeña composición que quiere traer unos gratos momentos para suavizar este triste presente, con imágenes lejanas en el tiempo, del joven José Luis que en algunas de ellas aparece a tu lado, también joven».

Y se despide Fernando Rubio «con el deseo de que encuentres fuerzas y consuelo en los buenos momentos pasados, recuerda que, en tiempos de tristezas, el amor que os tuvisteis y vuestra familia, son las estrellas que iluminarán tus noches más oscuras».

Y hace Fernando algo que le encantaría a Pérez Soto, convertir la mirada a aquellos tiempos en una mirada a una generación, a unos pioneros, a otros tiempos del periodismo con máquina de escribir, y se sirve para ello de los nombres de viejos compañeros que aparecen en las imágenes que Fernando Rubio ha elegido: «Por ahí aparecen los informadores deportivos de los 70: Germán Tuñón, Chencho, Camino Gallego, Magín Revillo, Luis Arribas, Ángel Herrero, José María Villot, Lamberto Enrique Martín, Julián Navarro, yo (Fernando Rubio), Seve Montero y José Luis Pérez Soto; sin olvidar a otro que es el autor de la foto: José Luis Gago, también fallecido». 

En sus nombres va el recuerdo de todos, los que están y los que, como José Luis, lamentamos haber perdido y ahora disfrutan de la bonhomía del último en llegar. 

José Luis Pérez Soto. 

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