Retiro, silencio y monumentalidad

Ruta de los Monasterios, la mesopotamia contemporánea

Marina Sánchez
18/07/2023
 Actualizado a 18/07/2023
Interior del Monasterio cisterciense de Gradefes.
Interior del Monasterio cisterciense de Gradefes.
Tan chiquitita que parecía una muñeca, la misma imagen de la pulcritud enfundada en el clásico, coqueto, imperturbable hábito blanco. Así como un ejército invasor en absoluto silencio, pudimos convivir unos instantes con una de las hermanas en el interior de su monasterio, mientras se ocupaba azarosa de los recados de la puerta. Increíble experiencia la de transitar por esos espacios tan alejados del apretado presente, tan cercanos a la reflexión, entre grupos de columnas pareadas y arcos de medio punto rematados en dientes de sierra, que sirven de unión con las sagradas lecturas de la sala capitular. El patio del claustro tiene tal encanto que uno no quiere marcharse, desea estar en el mejor sentido de la palabra junto al lugar donde reposan los restos de las hermanas bajo sus sencillísimas cruces de madera.

Santa María de Gradefes aún está viva, en femenino, aún alberga 14 mujeres que decidieron un día dedicar sus vidas a la más absoluta monacal, en medio del campo o en pequeñas poblaciones. La Madre Visitación, la abadesa, aún recibe a los visitantes como la mejor embajadora de estas hermanas, cuya Misión, por mandato de Dios, es el oficio divino de orar por la humanidad, por los enfermos y moribundos y por que no haya accidentes. Ellas cuidan y mantienen la iglesia y el conjunto residencial del S.XII-XIII, cisterciense, en estado impecable, elaboran riquísimas pastas de mantequilla y tienen a Javi, «que es muy buen chico», como estupendo guía y enlace con el exterior.

La rosa de ocho puntas, número de la Virgen, hace referencia a quién está consagrada la Iglesia, que convive con Agnus Dei, el centauro, S.Miguel matando al dragón o el pelícano como símil de la eucaristía en las claves de su claustro. Pero las figuras que resultan del todo relevantes corresponden a los enterramientos de la fundadora del Monasterio (con la ayuda de Alfonso VII), Teresa Petri, y su marido García Pérez. Ambas tallas, sepulturas funerarias, se presentan simétricas, solemnes, entendidas como un todo, ideadas para no separarse jamás. Presencia lejana en el tiempo, tienen un algo de contemporaneidad en su factura, en la sencillez expresiva y en la ausencia de ornamentos.

La inclasificable Desamortización de Mendizábal respetó en parte este monasterio, dada la menor «importancia» del mismo por su condición femenina. Este proceso por el cual los bienes de la Iglesia dejan de estar vinculados a la institución, sin posibilidad de enajenación, para ser incorporadas al estado y posteriormente vendidas, es el «comienzo del fin», en palabras de la profesora de la Universidad de León, Vanessa Jimeno. El curso de Verano dedicado a la fantástica ‘Ruta de los Monasterios’ de la provincia de León, que codirige junto al también profesor Joaquín García Nistal y Ana Mª Campos, presidenta de la Asociación Priorato de Escalada, incide en ese momento histórico detonado por la gran deuda pública de un país con un modelo económico basado en la agricultura. Dos tercios de las tierras pertenecían a la Iglesia, y el campesinado no podía pagar precios altos por ellas, quedando así las tierras en ‘manos muertas’. Carlos III y su gobierno ilustrado comienza incautando bienes para generar un mercado del arte similar al francés. Se suceden varias desamortizaciones y sus correspondientes pérdidas patrimoniales, aun no inventariadas, pero sí resultan significativos los boletines de oficio donde quedan reflejadas ventas de fincas. La Real Orden de 1835 impone la supresión de todos los monasterios con menos de 12 religiosos en su haber, seguida de una ley de exclaustración definitiva de los monjes, firmado todo en 1836 por Juan Álvarez Mendizábal, ministro de hacienda, que realizó la más salvaje y radical desamortización de todas cuantas se conocen.Así, monasterios de la talla de San Pedro de Eslonza, benedictino del año 912 y segundo más grande tras el de Sahagún, albergaba portadas renacentistas y un amplio claustro de Juan de Badajoz, aunque estos elementos ya resultaban de la reconstrucción de más de tres siglos que se realizó tras la total destrucción de Almanzor. La desamortización facilitó un proceso de desmonte y expolio progresivo que lo llevó a la ruina, con posteriores traslados completos de fachadas, coros, retablos y elementos de altísimo valor. Sólo el tiempo y el absoluto cambio de mentalidad han devuelto la dignidad a un espacio que nunca debió caer. La naturaleza recuperaba terreno engullendo todo vestigio, y a la par la asociación cívica Promonumenta realizaba Hacenderas colectivas de limpieza y desbroce durante décadas, hasta que la Diputación decide invertir y recuperar esos restos. RV, el estudio de arquitectura leonés que, al lado de Hispania Nostra, gana el prestigiosísimo premio Europa Nostra por el proyecto, lo sitúa de nuevo como escenario de nuevos acontecimientos culturales, impulsados por el Ayto y colectivos variados. Lo mismo sucede en 1836 con el monasterio Santa María de Villaverde de Sandoval: El profesor Santiago Domínguez lo incluye en sus aportaciones acerca de las relaciones de los monasterios leoneses con la Curia romana. Al hablar de Bulo Papal, se está profundizando en la interesante estrategia vaticana por la cual el papado se convierte en poderoso centro espiritual tras la caída del Imperio Romano. De esta forma constituye un espacio cultural europeo como una única institución, haciendo valer sus pretensiones por encima de fragmentaciones políticas. Los bulos, como forma de orden, sentencia o disposición, son constantes, suponen un estímulo a la comunicación medieval y un signo de distinción de la sede que los recibe. Así, el número de bulos que reciben los Monasterios de la Ruta llegan a un número de 100, lo que hace presagiar sin duda el prestigio de los asentamientos leoneses.

Con el inicial nombre de Saltus Nogalis, Sandoval fue uno de los pilares del Císter, sufriendo incendios en dos ocasiones. La profesora Dolores Campos establece diferencias constructivas en el entorno de Juan de Rivero (S.XVI) y su pariente Andrés Zorlado (S.XVII), perdiéndose la pureza clasicista de metopas y triglifos en aras de elementos barrocos. Promonumenta realiza los primeros auxilios al imponente espacio durante 30 años (destacando la recuperación total del deshecho coro) de la mano del prestigioso arquitecto Ramón Cañas, especialista en restauración patrimonial. Los 6.700m. cuadrados construidos, con sucesión de estilos del románico al cisterciense, gótico o clasicista renacentista, no se habían restaurado desde la desamortización. Desde este estudio leonés las rehabilitaciones, junto a la Junta de CyL y el ILC, han sido constantes, muy adecuadas, pautadas en el tiempo de forma progresiva, llegando a un momento actual de esplendor. Gracias a ello hoy el monasterio es visitable (con su guía Lucía), reseñable sede de exposiciones de pintura, fotografía, escultura (Palimsesto Creativo, Eduardo Arroyo) o lugar de conciertos (Carlos Núñez).

En el mismo recorrido de cuatro leguas San Miguel de Escalada, la iglesia que queda del monasterio de estilo de repoblación, ofrece un estudio inédito de la cubierta de madera, de García Nistal. El alfarje o forjado autoportante contiene grandes secretos que desvelan procedimientos constructivos y policromías propios de siglos pasados, pero que son adaptados a las reconstrucciones de forma muy hábil para ser sostenidos por los muros laterales. El friso de tipo persa con los elementos de la liturgia –leones, aves y palmeras– preside el iconostasio que antiguamente se cerraba a los fieles con cortinajes y cancelas talladas para la consagración, de ahí la expresión «oír misa». Para ubicar el contexto de estas creaciones arquitectónicas y todos sus elementos simbólicos, nos dice su guía Laura, hay que viajar 1.100 años atrás y comprender la liturgia que también comparte Peñalba de Santiago.

Hoy día, muchos siglos por delante en el futuro de aquellos promotores, estudiosos como el profesor e investigador Artemio Martínez Tejera, descifran con evidencia científica los signos llegados del pasado. Donde unos intuyen el final de un ábside otros encuentran argumentos para contrarrestar hipótesis, generando un enriquecedor discurso plagado de datos, un debate histórico, artístico y técnico que hace las delicias de quien tiene la suerte de asistir al trabajo de campo de estos arqueólogos e historiadores. Así, Emilio Campomanes, gran divulgador del pasado romano leonés, con decenas de excavaciones en Marialba, Lancia o Escalada, invita a mirar al territorio, que ofrece pistas reales, tras una perspectiva arqueológica, valorando los monasterios como templos sagrados, documentos históricos, obras de arte, nuevos escenarios y también como recursos turísticos.

La participación ciudadana de la mano de asociaciones de vecinos y amigos de este fascinante conjunto monumental es del todo esencial para su consolidación y mantenimiento, ofreciendo múltiples actividades con presupuestos muy exiguos. El recorrido guiado se realiza desde el Ayto. de Gradefes. La diversidad y calidad de los bienes que lo componen -yacimientos, murallas, museos, monasterios, iglesias, cuevas- enriquece la Ruta de los Monasterios, cuyas sedes de Eslonza y Escalada bien podrían pertenecer a los ‘Itinerarios Culturales del Consejo de Europa’. Ésta es la solicitud que el profesor Artemio Martínez Tejera en conjunto con Urbs Regia, realizará para la incipiente ruta ‘Los Orígenes de Europa -Primeras Ciudades Regias y Primeros Monasterios entre los S. IV-X’ el próximo año.

Este descubrimiento, apto para todas las edades, sumerge al viajero en el soberano entorno monacal, constituyendo un paisaje cultural que llega hasta nuestros días; ofrece la posibilidad de adentrarse en la profundidad del silencio y la meditación, y aunque sea por unas horas, en la clausura contemporánea.

Marina Sánchez es la delegada en León de la asociación Hispania Nostra
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