'Lejano’ es el nuevo trabajo del cineasta leonés Carlos Balbuena, cuya puesta de largo –aunque en realidad se trata de un cortometraje– tuvo lugar este lunes en el D’A Film Festival de Barcelona. Compromisos laborales, pues está ultimando los preparativos del estreno de la ópera infantil ‘El pequeño deshollinador’ de Benjamin Britten que se estrenará el próximo domingo 21 de abril en el Auditorio Ciudad de León, ha impedido a Rosario Granell acompañar al director al primer pase público de ‘Lejano’ en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), siendo esta la segunda ocasión que la actriz, cantante, bailarina, coreógrafa y docente leonesa trabaja a las órdenes del cineasta formado en la ESCAC (Escola Superior de Cinema I Audiovisuals de Catalunya) tras la experiencia conjunta de ‘Inviernos’, que se grabó a finales del año 2021 en diferentes enclaves de La Montaña Central Leonesa, un trabajo que se encuentra en la última fase de postproducción y que no tardará en ver la luz. «‘Inviernos’, que está en la última fase de postproducción, es una película entre documental y ficción. En la parte documental se recogen los testimonios de familiares de los represaliados de la guerra civil en ese entorno de La Montaña Central Leonesa, además de un apartado académico o divulgativo que corre a cargo de historiadores y personas vinculadas a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que aportan datos de rigor histórico más que de recuerdos», señala Granell, cuya presencia cobra mayor peso en la parte de ficción, pues su físico se funde y confunde con el paisaje, lugares en los que se sospecha que hay fosas o donde se sabe con certeza que hubo tiroteos, asesinatos...
Rosario Granell recuerda que estando rodando ‘Inviernos’, Carlos Balbuena le propuso intervenir en ‘Lejano’, el cortometraje que acaba de estrenar este lunes en el D’A Film Festival de Barcelona, una historia que tiene como único enclave el Pozo Ibarra de Ciñera de Gordón y en el que Balbuena, en palabras de Granell, «aplica un código más abstracto, que es el de la danza, pero teniendo muy presente el relato que cuenta el espacio por sí mismo. Creo que fue Angélica Liddell quien dijo que los datos por sí mismos, los nombres, los apellidos, las fechas, cuentan más que una historia ficcionada. En ‘Lejano’ hay rótulos –en los momentos en que el cuerpo desaparece de plano– en los que se cuenta cómo sucedieron las cosas. Represaliados de la guerra civil, mineros muertos, cómo nace la Vasco, ese sistema esclavista que se establece para sacar adelante esta zona. Hay datos reales en pantalla que se acompañan de una voz de mujer y en la que aparece un cuerpo en plano general. La película está rodada con cámara fija y en la misma se pretende trasladar la idea de que en ese espacio, en el que parece que no hay nada más que ruina, emerge la vida, un cuerpo lejano».
Para la bailarina y coreógrafa, única presencia física de ‘Lejano’, el cuerpo está y no está, y en ese no estar o no ser visible se hace todavía más presente. «Realmente es una metáfora de lo que ocurre en ese espacio, que se ha invisibilizado una historia que es real, que es presente y que se manifiesta como un cúmulo de ruina sobre ruina, de cadáver sobre cadáver. Aunque no se vea, el cuerpo, como símbolo de toda la tragedia, está en todo momento muy presente», sostiene Rosario Granell, para quien la figura de los represaliados conecta directamente ‘Inviernos’ con ‘Lejano’, aunque en realidad asegura que es todo lo mismo. «Al final de lo que se está hablando es de la muerte, de la invisibilidad, de cómo se oculta un proceso histórico. En ‘Inviernos’ se recurre a los testimonios orales de familiares e historiadores y en ‘Lejano’ se está hablando, solo que desde el silencio, se está hablando desde el cuerpo, ese cuerpo que emerge, que aparece de repente. La película también habla de la resistencia de esa zona concreta, de cómo se utilizó, de cómo se extrajo y de cómo se abandonó a su suerte, porque ahí continúan viviendo personas, sigue habiendo niños en colegios», reflexiona Granell.
Rosario reconoce que la experiencia vivida con Carlos Balbuena a través de su trabajo en los audiovisuales ‘Inviernos’ y ‘Lejano’ conecta con la fase que actualmente atraviesa como artista, en la que –asegura– huye de la forma. «Huyo de la forma del cuerpo, de lo que sale, del virtuosismo, de la danza cuidada. Prefiero más la contemplación del paisaje, del cuerpo, la escucha de lo que está sucediendo, aunque parezca que no, de la acción sostenida. Entonces, viniendo de la danza, la música, las artes vivas, me siento ahora más apegada a ese proceso de escucha del entorno. Las películas de Carlos Balbuena creo que me han enganchado por este momento que estoy viviendo yo también, que me parece una necesidad ahora mismo para la sociedad, que es parar, mirar, escuchar y dejarte formar parte del paisaje. No soy la misma ahora que cuando hice ‘A galope tendido’ o ‘Guzmán Goodman’. No soy la misma porque ahora me interesa el tipo de relato que practican cineastas como Albert Serra o Carlos Balbuena. Vi primero ‘Cenizas’ y al cabo de un tiempo ‘Elefantes’, y me di cuenta que teníamos una conexión. Mi manera de entender hoy el lenguaje cinematográfico es observar y esperar a que sucedan las cosas. Y creo que en ‘Lejano’ ocurre esto», concluye.