La sensación de que Lolo sigue aquí

Los hijos de Lolo y el escritor Manuel Cortés recordaron al fallecido dibujante en el segundo aniversario de su muerte

25/10/2024
 Actualizado a 25/10/2024
Laia y Raúl, hijos de Lolo, con el autor de ‘Cuentos de carbonilla’, Manuel Cortés. | JAVI CASARES
Laia y Raúl, hijos de Lolo, con el autor de ‘Cuentos de carbonilla’, Manuel Cortés. | JAVI CASARES

Una idea se repitió en las palabras de todos los que este jueves participaron en el homenaje al recordado Lolo cuando se cumplen dos años de su fallecimiento. Una cita celebrada en el Centro Cívico el Crucero, organizado por los hijos de Lolo y con el motivo central de presentar el libro de relatos de Manuel Cortés Blanco ‘Cuentos de carbonilla’, con ilustraciones de Laia Redondo, la hija del fallecido dibujante. 

Con Mures de maestro de ceremonias fueron desfilando por el escenario, después de un pequeño documental sobre Lolo, algunos amigos: David Rubio, Fulgencio Fernández, Gary Ferrero, la editora Marina ‘Mariposa’... y todos, de una u otra manera, manifestaron la sensación de que Lolo podría manifestarse o aparecer en cualquier momento.

El motivo central de la cita era presentar el libro de relatos de Manuel Cortés, ‘Cuentos de carbonilla’, la segunda parte de ‘Cuentos del carbón’, un proyecto conjunto de Lolo y Cortés, que vio la luz en su primera entrega pocos días después de la muerte de Lolo y ahora se completa con esta segunda entrega en la que Lolo "ha dirigido la mano y las ideas de Laia para ilustrarlo". De hecho, la hija confesó que algunas de las ilustraciones habían "nacido sobre la base de algunos de los dibujos que mi padre dejó repartidos por casa y que parecían hechos para la temática de estos cuentos".

Manuel Cortés llevó la emoción a los asistentes al confesar que era su única presencia en un acto público pues su hijo ha sufrido un grave problema de salud. "Yo sí quería estar en esta cita pero tenía que estar al lado de mi hijo en el hospital La Paz y fue él, buen amigo de Lolo, quien me insistió en que viniera, que estuviera aquí con Lolo, que si aparecía me llevaría al Húmedo".

Recordó Cortés que todo el proyecto nació en una pequeña libreta negra, como todo lo de Lolo, "en la que él iba apuntando las historias de seres extraordinarios y mitológicos, mágicos, que le contaban los viejos mineros cuando recorría las cuencas. Hacía un dibujo con lo que le decían, tomaba cuatro notas y un día me la dio y me pidió que le diera vida a esos personajes". Y Cortés se la dio, en estos dos libros que son el legado de un Lolo que uno de los participantes, El tío Ful en la jerga de Lolo, demostró con un curioso silogismo matemático que estaba allí presente "pues el más allá existe pero está aquí". Y se despidió diciendo que se iba pues había quedado con Lolo para tomar unos vinos en Matallana. 

En definitiva, que se acrecentó la creencia, la sensación, de que Lolo andaba por allí. 

Seguramente así era.

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