Conocen la escena músical en León casi a la perfección porque llevan más de veinte años visitando la capital. El Gran Café, el Espacio Vías o el Palacio de Exposiciones han sido testigos del auge de tres catalanes que han conquistado al público con su energía y simpatía, además de con sus letras y sonidos que acompañan casi a cada estado de ánimo. Sidonie regresa este sábado a León para presentar ‘Marc, Axel y Jes’, el último álbum que les ha llevado a estar decenas de festivales y conciertos por todo el país. Llegan al ‘León Solo Música’ con ganas de pasárselo bien –como en todos sus conciertos– y también como antesala a un fin de gira que dará paso al gran «salto mortal» de la banda: su primer disco en catalán. Habla Marc Ros, cantante, guitarrista y compositor, de ‘El peor grupo del mundo’ y el más sonriente de los ‘frontman’ del pop en español.
– ¿Cómo os planteáis el concierto de este sábado? ¿Tenéis ganas?
– Siempre tenemos ganas. Me plantea cada concierto como si fuera el último, porque cuando era más joven había sitios, locales o eventos en los que no me apetecía estar –básicamente era bastante idiota cuando era joven– y después me di cuenta de la suerte que tenía de estar en grupo y de poder dedicarme a esto. Tener que salir tanto de casa y girar es bastante duro, pero poder estar sobre un escenario y tocar las canciones que haces a solas en tu habitación de una forma muy miserable y que después se conviertan en una energía que compartes con mucha gente, es una celebración, una fiesta y algo muy bonito de vivir. Y si además es en una ciudad como León, que nos encanta, y no es por quedar bien, entonces mejor que mejor.
–Habéis visitado la ciudad en muchas ocasiones, vuestra relación con León es muy estrecha.
– Sí, y de muchos años. Estuvimos dando un concierto no recuerdo en que año, yo creo que a principios de los 2000...
– He leído que fue en 1998.
– ¿En el 98? ¿En serio? ¡Guau! Eso es increíble. Primero porque fue hace muchísimo tiempo y después porque ese es el año en que entró Jesús, Jes, y en el que nos convertimos en trío con él. Además hicimos el Purple Weekend, que para nosotros era como estar en el Lollapalooza o en Woodstock. Era un acontecimiento muy importante porque nuestra música bebía de lo que proyectaba este festival mod y lo hicimos con mucha ilusión. También con descaro juvenil, porque decíamos que nosotros no éramos mods y nos plantamos allí con una bandera inglesa con las caras de Queen para hacer la tontería, como si fuera eso provocador. Pero era muy divertido lo que pasaba en esta ciudad y en esta escena en aquella época, y desde entonces no hemos dejado de venir.
– Además era de vuestras primeras veces saliendo fuera de Barcelona.
– Claro, era como una gira internacional. Salíamos con una furgoneta que en esa época conducíamos nosotros y muchas veces no teníamos dinero ni para pagar la pensión y dormíamos allí mismo. Es curioso, porque ahora pienso en los artistas que no han vivido esas aventuras y no sé si le dan el mismo valor a lo que hacemos, porque nosotros se lo damos sabiendo de dónde venimos; de dormir en furgonetas o incluso a veces en el mismo local donde habíamos tocado, entre vasos medio vacíos de cubatas, colillas y olor a humo de Fortuna o Ducados.
– Han pasado más de veinte años desde aquella visita. En algunos aspectos seréis los mismos Sidonie y en otros habréis cambiado, ¿cuáles son?
– Musicalmente bastante. Me consta que hay mods de cierta edad que seguramente nunca escucharían a Sidonie actualmente. Empezamos haciendo psicodelia con algún tinte electrónico, y viramos hacia un pop más tradicional en el que aún estamos muy cómodos. Supongo que a esos mods les decepcionamos también cuando cambiamos de idioma. Pero nosotros lo que intentamos reflejar es la música que tenemos en casa. Yo consumo en vinilos, compact discs o cassettes aún, e intento que la música de Sidonie sea la música que me gusta. En mi discografía hay de todo, The Kinks pueden convivir con Lluís Llach, Joan Manuel Serrat o Taylor Swift. Intento que nuestras canciones, en la medida de lo posible porque obviamente no tengo la voz de Taylor Swift, reflejen la música que somos. Esto es como ser niños, que empieza con un proceso de imitación de lo que hacen tus mayores o tus héroes musicales, pero añades tu personalidad que se forma con errores o accidentes. No nos limitamos a copiar a los Beatles, sino que intentamos imitar todo lo que nos caiga en las manos, desde el country al reguetón.
"La escena musical de León a finales de los 90 era divertida y no hemos dejado de venir desde entonces"
– Después de tantas visitas, conseguís que el público siga enganchado a vuestros directos. ¿Cuál es la clave?
– Creo que lo que ven es a una banda que se lo pasa bien, porque he visto bandas que no se lo pasan bien, no te creas. Y nosotros lo transmitimos al público. Puede haber gente que cuando va a ver a Sidonie no sea porque es su banda favorita, o van a acompañar alguien, pero acaban diciendo que hemos hecho algo que les resulta auténtico y que además es divertido. También es nuestra actitud y nuestra pose. Yo sonrío mucho cuando canto, me sale natural porque soy una persona sonriente. Me lo estoy pasando bien y mi cara lo refleja.
– Y vosotros, ¿cómo enfrentáis cada directo después de décadas subidos a los escenarios?
– Yo me sigo poniendo muy nervioso a día de hoy, esté donde esté. Puedo estar en casa tocando para los amigos o en un festival delante de 20.000 personas, y me sigue dando temor. Las primeras canciones y los minutos antes en camerino son un horror para mí. Lo típico que se dice en estos casos es que «menos mal» que se siente eso, pero te juro que va más allá. No llego al punto de tener pánico escénico, pero lo paso mal, subir al escenario es como dar un salto a lo desconocido, nunca sabes lo que va a pasar. Además, somos un grupo que toca en directo lo que está sonando, y eso está a merced de si tú estás bien o mal, has dormido o tienes dolor de tripa. Es verdad que una vez controlo el escenario, las luces y el sonido, es cuando me empiezo a relajar y a disfrutar de verdad.
– Venís de tocar en Nueva York este verano también, ¿cómo fue esa experiencia?
– No es la primera vez que tocamos en Estados Unidos, ya hicimos una minigira por Tennessee junto a La Habitación Roja, pero nunca habíamos tocado en Nueva York, en Central Park. Había gente que nos conocía, españoles, y también público que pasaba por ahí o que habían visto el anuncio de un grupo de Barcelona. Fue muy interesante, como empezar de nuevo, porque tienes que ganarte al público desde el minuto cero, no hay unas canciones con las que te puedes defender porque no las conocen. Noté en los ojos de la gente que estábamos haciendo algo guapo y divertido en la ciudad de donde viene la mayor parte de la música que nos ‘quemamos’. Para nosotros solo eran ganas de hacerlo bien.
– A principios de 2025 termináis la gira entre salas pequeñas y lugares grandes. ¿Qué habéis buscado con esta mezcla?
– Que la despedida fuera digna. Elegimos dos escenarios grandes (a los que, por cierto, estáis todos invitados): el 7 de febrero, que es mi cumpleaños, en el Sant Jordi Club de Barcelona, y el 13 de febrero en el Wizink Center de Madrid. Pero no nos olvidamos de las salas pequeñas porque es nuestro espacio natural, crecimos en las salas. En León nos hemos hinchado a hacer salas, por ejemplo, y queremos poner nuestro granito de arena para que no desaparezca el circuito, que es lo que mantiene la vidilla del ‘underground’ musical y la innovación en España.
"El disco en catalán es otro salto mortal de la banda que demuestra que aún tenemos ganas"
– ¿Marc, Axel y Jes se despiden temporalmente? ¿Cuáles son los proyectos de futuro?
– Estamos en plena elaboración del próximo disco, que saldrá en 2025 poco después de las fechas de despedida. Será un disco cantado íntegramente en catalán, y es la primera vez que lo hacemos después de ‘veintipico’ años de carrera. Hemos cantado en catalán, pero nunca un disco entero, así que nos espera un magnífico y precioso lío. Es la primera vez que escribo en este idioma, a pesar de que es mi lengua materna, y cambia mucho. La sonoridad es diferente y la longitud de las palabras también es distinta. En realidad, sería más fácil en catalán porque son palabras cortas, pero igualmente tiene su aquel. Estoy acostumbrado a cantar en castellano y ahora es otro salto mortal que hace la banda que demuestra que aún tenemos ganas de hacer cosa, yo creo muy atrevidas.
– ¿Cómo crees que lo recibirá el público?
– Cuando preparas el disco no te planteas que no lo vayan a escuchar por el simple hecho de que esté cantado en catalán, sino esperas que tus amigos en León, Zaragoza o Ciudad de México lo vayan a escuchar igualmente aunque esté cantado en un idioma que no entiendan. Yo tengo la seguridad de que va a ser un disco precioso, pero a partir de ahí nunca sabes cómo será recibido, quizá tenga más emoción por el cambio de idioma. Cada uno es una historia.