Sixto Aguilera es un pintor que se prodiga mucho por todas las galerías españolas y sobre todo en las de su tierra vasca. Vive en Santurce, donde trabaja y desde allí ha traído una serie de pinturas y esculturas de su última época que muestran de un modo claro el mundo pictórico y escultórico del autor.
Sixto ha tenido una relación con el arte desde que era muy joven, como nos cuenta: «Mi primera exposición fue a los 18 años. Hacía maestría industrial, me gustaba tanto el dibujo técnico y el artístico que se lo comenté a mis padres y comencé a pintar sin tener conocimientos, aunque luego estudié Bellas Artes y me he consagrado como pintor».
En la galería Alemi presenta su exposición de pintura y escultura. Sobre la escultura dice que comenzó más tarde y que le gusta mucho el vidrio, pero que como no tiene taller para vidrio, toma recipientes de pequeño tamaño que reutiliza. «Me gusta mucho el vidrio, pero no tengo una empresa de soplar el vidrio, de hacer obras en este material y entonces en algunas esculturas reciclo los envases de perfumes, en las esculturas hago eso, boceto, y monto la escultura. En ‘La menina’, por ejemplo, la cabeza es de cristal, todo lo demás es cerámica».
Su pintura tiene varias líneas muy diferentes entre sí, desde restos de materiales en la papelera de los que tiene una serie y que resume de este modo: «Yo quiero crear con poco, sin necesidad de hacer excesivos gastos. Por ejemplo, tenía una vez la papelera llena y coincidió que fue el volcán de las islas y de allí saqué un volcán». A continuación, ha realizado más obras con elementos tan sencillos que son auténticas obras de arte de la luz, el color y la transparencia.
También sus paseos por el campo y la ciudad son fuente de inspiración como reconoce: «Voy paseando, veo una secuencia que me llama la atención y mentalmente me voy haciendo la fotografía. Luego hago el boceto y yo ya lo transformo a mi gusto. La historia del sujetador es verídica: iba paseando por el campo, me dijeron: ¡mira! y a mi me gustó tanto la escena que la pinté tal como la vi». A continuación, modifica esa realidad que ha vista incluyendo algo diferente y especial, como cuenta: «El cielo está contento, a mi forma. Pensé ¿Cómo voy a poner contento al cielo? Y así lo hice». El resultado es un cuadro que atrae al espectador y le hace integrarse en él.
Su técnica tiene mucho trabajo y se fundamente en la experiencia de antiguos pintores, sin despreciar los nuevos conocimientos más sofisticados como dice: «Utilizo técnicas que usaban los pintores de antaño, como el temple al huevo, aunque ahora hay materiales más sofisticados. Con esta técnica vas pintando capa por capa y vas dibujando con el blanco y sacas la grisácea con los primarios». Todo ello realizado con un dibujo meticuloso y perfecto, como demuestra su cuadro ‘Explosión astral’, realizado utilizando grafito, carbón y pastel y que ha sido seleccionado en el XXVI Certamen de Dibujo Gregorio Prieto 2023 sobre el dibujo, porque el dibujo para él es la base de sus cuadros como comenta: «El dibujo para mí ha sido una prioridad, porque yo, por ejemplo, quiero hacer un abstracto y sé lo que estoy haciendo».
Sus obras pueden parecer realistas, pero su realidad es muy distorsionada, porque no se ajustan del todo a la realidad, sus cielos son diferentes y sus paisajes tienen partes que no se ajustan a una escena totalmente realista porque siempre hay elementos que se salen de la norma.
Aparte de ello sus líneas de trabajo son variadas porque, como dice: «cada obra es diferente, por ejemplo, hago un cuadro, el siguiente no va a ser de lo mismo, puede ser igual, o puede ser muy diferente», esa variedad es la que hace que sus obras vayan por caminos muy distintos. Hasta ahora hemos visto las figuras en el espacio realizadas a partir de restos que han salido de la papelera y cosas similares, otra dedicada a cuadros que pareciendo realistas son más bien surrealistas a su modo y además en esa misma línea presenta obras de carácter impresionista con temas muy familiares en formatos pequeños como ‘El paseo’, una típica escena familiar, en la que una pareja pasea en el cochecito a su hijo tranquilamente por el parque. ‘El circo de las marionetas’ es una de sus últimas obras de pequeño formato, siguiendo por el cauce del impresionismo colorido que últimamente le absorbe, intentando transmitir la alegría y la inocencia que rodean a un espectáculo de marionetas. ‘Fantasía’ es un canto a las pequeñas cosas que significan los placeres de la vida: la alegría, los niños, una pastelería, el canto de un pájaro. «En el parque» es una obra de pequeño tamaño que representa el cariño de una madre protegiendo a su niño, mientras le va mostrando cómo es el mundo.
Un cuadro muy especial y lleno de referencias es ‘Camino al olvido’, donde una mujer de espaldas va caminando sobre las hojas caídas hacia un cielo especial llevando un perrito imaginario. El autor reconoce que el cuadro está relacionado con el Alzheimer y dedicado a su madre y a todos los que padecen esta enfermedad.