Sobre comida: tres momentos

Por José Javier Carrasco

13/03/2024
 Actualizado a 13/03/2024
Los exquisitos platos y excelentes vinos servidos logran hacer olvidar las rencillas que habían surgido entre los miembros de la comunidad en ‘El festín de Babette’.
Los exquisitos platos y excelentes vinos servidos logran hacer olvidar las rencillas que habían surgido entre los miembros de la comunidad en ‘El festín de Babette’.

La artífice de la idea del Club de la Buena Estrella, la madre de la protagonista de la novela del mismo título, explica a su hija cómo se le ocurrió: «La idea del Club de la Buena Estrella se me ocurrió una noche de verano tan calurosa que incluso las mariposas nocturnas caían al suelo desmayadas [...]. Todo estaba tan lleno de gente que no había espacio para que corriera el aire fresco [...]. Y fue entonces cuando pensé que necesitaba alguna cosa que me ayudara a moverme [...]. Mi idea consistía en una reunión de cuatro mujeres, una para cada esquina de la mesa de «mah jong» [...]. Cada semana una de nosotras daba una fiesta a fin de recaudar dinero y levantarnos el ánimo. La anfitriona tenía que servir comida «dyansyin» especial para invocar la buena suerte en todos los aspectos de la vida: buñuelos en forma de lingotes de plata, largos fideos de arroz para tener larga vida, cacahuetes hervidos para concebir hijos y, por supuesto, muchas naranjas de la buena suerte para gozar de una vida plena y dulce». La comida una fórmula infalible de cómo aprovechar bien el tiempo (al menos si se goza de buen apetito). Las tradiciones y los símbolos a ella asociados otra fórmula infalible exprimida con pericia por la escritora norteamericana Amy Tan. 


‘La fuente de la edad’ de Luis Mateo Diez comienza con una merienda-cena de ancas de rana en una ciudad que bien pudiera ser el mismo León. Mientras comen, uno de los reunidos explica que la rana es el atributo de la diosa egipcia Harit. La erudición, un recurso literario igual de seguro, o más, que las tradiciones (quien quiera hacer una incursión en una erudita muestra de cultura culinaria puede leer el libro de Álvaro Cunqueiro ‘La cocina cristiana de Occidente’). Probablemente ajena a la existencia de la diosa Harit, María Pilar Turrado, la informante de la receta «Ancas de rana a la bañezana», publicada en el coleccionable ‘Las mejores recetas de la cocina de León’, reunidas por La Crónica 16 de León, en 1994, con un breve y nostálgico prólogo de Luis del Olmo, daba la lista de ingredientes necesarios para preparar el plato: ancas de rana, unto, pimentón, harina, aceite, sal, laurel, ramas de perejil, dientes de ajo, agua y pimiento morrón como opción. A las recetas del coleccionable acompañaba una fotografía de Secundino Pérez con el plato ya listo. La de «ancas a la bañezana» muestra a las ancas nadando en un sugerente baño encarnado de pimentón, junto a unas hojas de lechuga con cinco pares de ancas aún por cocinar. Trucos socorridos del oficio para abrir apetito.


Quien haya visto ‘Viridiana’ tendrá en la retina la escena en la que la actriz Lola Gaos «retrata» con su sexo, levantándose la falda, al grupo de pordioseros que celebran, aprovechando la falta de los señores de casa, una cena que desafía a todo lo considerado correcto. Dispuestos los mendigos en torno a la mesa como los apósteles en ‘La última cena’ de Leonardo da Vinci, Luis Buñuel, por medio del gesto impúdico de Lola Gaos, logra una escena que merece aparecer en cualquier resumen de la historia del cine. No menos subversiva, pero más intimista, ‘El festín de Babette’ cuenta la historia, que transcurre en una aldea de la costa danesa, de las dos hijas de un pastor protestante, Martina y Filipa, y de la estricta comunidad de fieles, que le rinden memoria, reuniéndose periódicamente en casa de ambas. Allí llega Babette, en 1871, huyendo de la guerra franco-prusiana. Es acogida por las hermanas y durante catorce años trabaja de balde, agradecida, como criada suya. Cuando Babette gana 10.000 francos a la lotería decide ofrecer una cena a la congregación. Ese será ‘El festín de Babette’, en el que los exquisitos platos y excelentes vinos servidos logran hacer olvidar las rencillas que habían surgido entre los miembros de la comunidad. El puritanismo puesto a prueba por una elaborada sopa de tortuga. 
 

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