Cierra David Gustavo López la exposición de la tesis que defiende en su libro con una pregunta pues el investigador insiste en que "yo aporto datos para que los lectores juzguen lo que digo. Yo solo abro interrogantes".
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Todo está envuelto en un complejo mundo de simbolismos esotéricos y numerología pitagóricaY entre los datos que aporta los hay de todo tipo, pero el eje central es el ya apuntado elemento de la ruinosa puerta:"Hasta ahora sólo Francisco de Cadenas había escrito algo de este símbolo y lo despachó con una ‘suerte de adorno’, pensó en un blasón de losFlórez, vinculándolo con otros existentes en Asturias, pero no quedó convencido". Para D.G. López es más bien "un símbolo masónico y una representación del Grial. La Masonería formó y forma parte de la historia, incluso de la leonesa, y por lo tanto está ahí, como un capítulo más, precisamente poco estudiado por esos tabús. El Grial es otra cosa, se trata de una reliquia deseada en todos los tiempos que, si existió, difícilmente habrá llegado hasta nosotros. Creo que es una alegoría creada muy probablemente por un masón o por una célula".
Encuentra el investigador una curiosa conexión con el Grial de San Isidoro. "Vaya por delante que creo que es una casualidad, pero... resulta que la ermita de Robledo está orientada de tal modo que la recta que une el relieve de la clave con el punto por donde aparece el Sol en el día del solsticio de invierno nos da la clave del lugar donde se halla el Grial. Es la doble clave que me sirvió para titular el libro. Pero, ¿cómo sabía el supuesto masón que construyó su templo en este recóndito lugar de Omaña dónde estaba el Grial?".
Más preguntas. Las respuestas, tal vez este viernes en Riello, a las 19.30 horas.