La Casa de Cultura de Valderilla se quedó pequeña, muy pequeña, con más gente en el exterior que dentro, para arropar a Marta Fernández Llamas en la presentación del proyecto en el que ha venido trabajando a lo largo del verano —una beca Ralbar—para documentar todas las variantes de "los sonidos del Torío", el extenso archivo sonoro que riega el Torío, desde los propios sonidos del agua al golpear en las cascadas, los pozos o los saltos del río hasta las canciones, coplas, romances, instrumentos... en las voces de sus protagonistas.
Protagonistas que estaban allí, en buena parte, en Valderilla pues Marta les fue ganando para la causa con su pasión por el proyecto y su cercanía, y agradecimiento por el numeroso material que encontró esta alumna de la ULE —que es quien convoca las becas—, graduada en Educación Primaria-Audición y Lenguaje y estudiante de mención en Educación Musical. Explicó Fernández Llamas su proyecto pero, sobre todo, quiso agradecer cómo la habían recibido en todas las casas y todos los pueblos de ese Torío tan rico en tradiciones, también musicales. "El desarrollo del trabajo ha sido muy productivo porque me ha permitido conocer aspectos de la cultura leonesa que antes no conocía ni sabía apreciar. He sido consciente de la importancia que tiene realizar este tipo de trabajos de investigación para que una parte de nuestra cultura ‘no se pierda’. Por otro lado, desde un punto de vista más personal, me gustaría recalcar que con este trabajo he conocido a personas maravillosas que, desde el primer momento, estuvieron dispuestas a ayudarme, que estoy segura de que seguirán formando parte de mi vida".
Recordó la universitaria e investigadora el desarrollo del proyecto y cómo lo fue abordando. "He acudido a la gente, los vecinos del Torío, sobre todo mujeres y hombres mayores que saben historias de antes’ y que con su humilde cercanía y cariño me han contado cómo el agua, y su río es muy importante para ellos, convirtiéndose en su medio de vida. Por ello, me sorprendió lo presente que tienen el agua en toda la Ribera del Torío. Al iniciar el proyecto, no pensaba que me iba a contar tantas historias y a acercarme a tanta buena gente como he conocido este verano".
Fruto de este rastreo por la cuenca son "la recopilación en torno a unas 20 historias vinculadas con las fiestas que se hacían en torno al río y las costumbres de antes como los molinos, cómo se hace la mantequilla, el pan, la caza, la pesca, etc... Como no podía ser de otra manera, una parte fundamental del proyecto son las canciones que todo un pueblo conserva con cuidado. Por ello, para que esta ‘memoria popular’ no caiga en el olvido, en el archivo sonoro también se ha recopilado en torno a 45 canciones tradicionales de la zona del Torío o vinculadas con el agua. Para realzar este trabajo, me puse en contacto con diferentes grupos de música tradicional que tocaron con alegría ‘las diferentes sintonías de las aguas del Torío’. En este archivo musical, se pueden encontrar gran variedad de canciones e incluso las mismas canciones, pero con diferentes versiones. Por ejemplo, unas con rabel, otras con pandereta (un instrumento que me he dado cuenta de que la gente de la zona aprecia mucho), otras con zanfoña…".
Un camino abierto, más bien un río, que quiere seguir creciendo pues el agua es ahora mismo un bien muy preciado, y su conservación. "En el horizonte aparece lo que se llamará el ‘Aula del Agua’, un proyecto futuro de educación ambiental y etnográfica que se desarrollará en la antigua escuela de Pedrún de Torío. El objetivo es conservar el ecosistema de la Cuenca del Río Torío. Para ello, nos hemos puesto en contacto con diferentes asociaciones y personalidades destacadas de la zona que nos han ilustrado con su sabiduría popular y a las que nos gustaría expresar nuestro más sincero agradecimiento puesto que sin su participación, esto no hubiera salido adelante y no nos embarcaríamos en nuevas iniciativas".
También estuvo arropada Marta Fernández Llamas por representantes de la Universidad (Raquel Domínguez) o la Fundación Banco de Sabadell, que porta los fondos, quienes recordaron que el objetivo principal de las becas Ralbar "es dinamizar el mundo rural leonés"; algo que, a la vista del lleno en Valderilla, se cumplió con creces.