Todo era normal, incluso lo más propio del mes de agosto en los pueblos de León. Una Semana Cultural recuperada, la Padre Isla de Vidanes, y dentro de sus actos la presentación del último libro del escritor local José Antonio Llamas. Acompañado del también poeta Toño Manilla, la editora Marina Díez (Mariposa Ediciones) y el rabelista Miguel Ángel García. Entre el público escritores amigos como Juan Campal, Julia Conejo o Aurelio Loureiro, junto a sus paisanos y vecinos, algunos jóvenes que conocían a un poeta local, como Eneko, Pablo y David...
Todo normal. Antonio Manilla presentaba el poemario ‘Alma perdida’, de Llamas, a quien reconocía como su maestro en aquellos inicios en Cármenes, donde Llamas vivía, casi enfrente de su casa. Miguel Ángel García desgranaba viejos recuerdos al rabel cuando el acto dio un giro y Manilla anunció que llegaban tarde pero se sumarían al acto más gente para tomar la palabra y la música, pues el primero en aparecer fue Diego Gutiérrez, quien interpretó algunos poemas de Llamas que había musicado para el espectáculo poético musical que ha creado, precisamente con Antonio Manilla.
Y detrás del músico llegaron «los espontáneos» de la tarde, los que iban a convertir la presentación en un homenaje más que merecido al poeta nacido en el pueblo del padre Isla. Eran Avelino Fierro, Julio Llamazares y Fulgencio Fernández, que fueron apareciendo sin que Llamas supiera de su presencia allí, es más, se habían disculpado por no poder acudir a la presentación del libro.
El primero en hablar fue Avelino Fierro, que reconoció ser el último en haber conocido a Llamas, en comenzar a leerlo, pero también confesó su rápida fascinación «por este poeta torrencial al que se le arraman los versos de los bolsos». Y quiso estar de acuerdo con Luis Mateo Diez cuando en una presentación en Madrid, con los cuatro ‘claraboyos’ (integrantes de la revista Claraboya) presentes definió a Llamas como «el poeta. Sin apellidos, sin ningún añadido a la palabra, el poeta. Y la afirmación venía de Luis Mateo».
También añadió Fierro que era consciente de que Llamazares siempre habla de Toño Llamas como «el gran referente de la poesía» y destacó ‘el empecinamiento’ de Llamas en desmentir a todos y señalar «que el gran poeta del grupo fue Agustín Delgado». Y cuando Avelino lo dijo Llamas insistió: «Sin duda».
El segundo espontáneo fue Julio Llamazares, quien también se refirió a aquella presencia en Madrid y lo que él afirmó entonces y sigue manteniendo en la actualidad. «En León hay muchos escritores, de todos los tipos, también poetas pero si tengo que elegir a uno entre los poetas sería Toño porque, estoy con Mateo, es el poeta». A lo que quiso añadir. «Y además de esta condición de literato une una enorme calidad humana; de ahí que cuando me sugirieron que si quería estar en Vidanes para este homenaje dije: el primero y a paso ligero».
Definió a Toño Llamas como un personaje que vive en poeta, que como tal «está en desacuerdo con el mundo, vive en la frontera de la realidad y la poesía; y, como decía Cervantes, ‘el hombre que vive en la frontera tiene dos patrias y ninguna».
Aunque se habían seleccionado poemas del libro para leer por ‘los espontáneos’ Julio Llamazares pidió leer una vinculado a un momento muy especial. «La amistad se escribe en detalles, a veces pequeños. En el entierro de mi padre Toño estaba en el cementerio y algo pasó con la caja, que no entraba o algo así, y cuando miro para el nicho veo a Toño Llamas con la pala en la mano arreglando aquello. Y después escribió un poema, pues como ha dicho Avelino, se le caen de los bolsillos y me voy a saltar el guión para leerlo».
El último en aparecer fue nuestro compañero Fulgencio Fernández, vecino y amigo de Toño en Cármenes durante muchos años. Recordó que su hija mayor era ahijada de Llamas y ‘el poeta’ le regalaba en las fechas especiales poemas escritos especialmente para ella y leyó algunos de ellos que encandilaron a los asistentes con esa faceta desconocida. También destacó otra faceta, la de ejercer con los chavales un magisterio en la linea del que González de Lama había ejercido con él.
Como final del acto, la asociación cultural inauguró en el parque una placa con unos versos de Llamas.