Si existe una montaña mágica en León esa es sin duda el Teleno, una cumbre de 2182 metros que reina sobre el conjunto montañoso de los Montes de León, en el sistema Galaico-leonés, y que se extiende entre los límites de León, Zamora y Orense.
Aunque no se han realizado muchos trabajos arqueológicos en la zona, estudiosos e historiadores afirman que en su cumbre se habría situado, desde tiempos prerromanos, una necrópolis y un área de culto, teoría que parecen refrendar los restos de mampostería y de otras construcciones que se pueden observar en la cima de esa montaña, a la que antiguamente adoraban como si fuese un Dios en sí misma, y que con la llegada de los romanos pasaría a denominarse Mars Tilenus, asociando la divinidad de Tilenus a la del Marte de los romanos, como atestigua la inscripción que puede leerse en una lámina de plata romana, hallada en Quintana del Marco, que nombra a la ya doble deidad «Marti-Tilenus». El hallazgo de petroglifos y otros restos prehistóricos en las inmediaciones también hacen suponer que la observación de la incidencia solar sobre el Teleno, desde los asentamientos poblacionales de la zona, se usase desde la prehistoria como reloj solar y como instrumento de referencia astronómica.
Ya en época romana, se realizaron canalizaciones de agua del deshielo y otras excavaciones de propósito minero, a fin de hacer llegar agua a explotaciones auríferas como las Médulas, y que hoy día se pueden observar, a vista aérea, sobre sus laderas y que constituyen misteriosas cicatrices en las laderas de este coloso, que es fácilmente identificable desde buena parte de la provincia. El ascenso a su cumbre se puede realizar desde muchos puntos, tanto desde la parte de La Maragatería como de La Cabrera, comarcas con las que su cumbre limita.
Debido a la altura de la cima de la montaña, es de suponer, que, en varios casos, serán muchos los metros de desnivel que se deben salvar, y también la distancia será distinta si se acomete desde unos u otros lugares, que determinarán el tiempo que se empleará en la ascensión, aunque hay que tener en cuenta también otros factores o la singularidad de la ruta que se haya elegido, para que unas sean más apropiadas que otras. El ascenso al Teleno no constituye una ruta técnica ni complicada, pero se debe tener en cuenta los riesgos que conlleva la altitud, como la nieve, que, si se encuentra muy helada y adherida a los bloques cercanos a la cima, hará que se deba afrontar la última parte de su ascenso con toda la prudencia posible. También es una zona en la que la irrupción de nieblas espesas ha dificultado en ocasiones la orientación de los montañeros, por lo que es recomendable llevar la ruta en un dispositivo GPS por si fuese necesario recurrir a su navegación.
En este caso se va a ascender desde la zona de la localidad de Corporales, concretamente por el Valle de Mascariel, con el propósito de ganar altura de forma más asequible y progresiva, si bien se va a regresar al punto de partida por un camino más directo y empinado, que constituye el itinerario de menor recorrido para lograr la cumbre.
La cima ha sido lograda en varias ocasiones por montañeros ciegos o con discapacidad visual, pero en el caso del ascenso mediante el uso de una silla adaptada para personas con movilidad reducida no se ha llevado a cabo todavía (sí en el vecino Vizcodillo), cosa que no sería imposible en caso de que ese sea el propósito y se cuente con la ayuda de montañeros capacitados que planifiquen la actividad adecuadamente, para ser llevada a cabo, preferentemente, en días con mayor número de horas solares, ya que los tiempos a emplear en el ascenso se incrementarían en gran medida.
Desarrollo de la ruta
Siguiendo la carretera de Corporales a Ponferrada se va a encontrar, a unos dos kilómetros de Corporales, con la curva del Pontón del Arenal, de la que sale también un camino a la derecha y en la que hay sitio para estacionar los vehículos o, incluso, un autobús.
Desde ahí se partirá andando durante medio kilómetro por la carretera, en sentido ascendente, hasta llegar al refugio de Mascariel, que da nombre al valle que se comenzará a remontar a través de las veredas que ascienden el arroyo, comenzando en unas praderías antes de sumirse entre escobales y brezos, por los que se avanzará a través de las distintas sendas que se presentan y que permitirán ir ganando altura.
El arroyo irá virando hacia el oeste, y va a servir siempre de referencia, hasta que sea sustituida por el objetivo que constituirán unas peñas oscuras de cuarcita que se encuentran a lo alto del valle, la Peña de la Citera, donde se alcanzará la cota de los 1.900 metros tras abandonar el piornal y el arroyo, y desde la que se observarán ya algunas veredas e hitos que apuntan directamente a la cima del Teleno, cuya cresta oeste se atacará a continuación acometiendo un pronunciado repecho, que conducirá a una zona de morrena formada por oscuros bloques, que se deberán acometer con precaución, especialmente si hay hielo o el terreno estuviese muy húmedo, lo que haría muy resbaladizas las rocas.
A mitad de camino, entre La Citera y la cresta que lleva a la cima, ya se habrán alcanzado los 2000 metros de altura. Una vez alcanzada la cresta, se seguirá hacia la izquierda, avanzando entre los bloques, buscando ya el vértice geodésico que anuncia la cima y los dos buzones de cumbres, con las anchas vistas que ofrece la vertiente maragata.
Si la cima se consigue en un día despejado se podrá disfrutar de la indescriptible panorámica que ofrece la contemplación de una buena parte de la Cordillera Cantábrica y también de las cumbres que forman parte de los Montes de León, hasta el límite con Zamora y Orense, y también de Montes Aquilianos, donde la Cabrera da paso al Bierzo.
El descenso se hará desandando hasta la ya visitada Peña de La Citera, a la que se ha llegado anteriormente remontando el valle de Mascariel, y en lugar de bajar por el mismo valle, se va a buscar una senda distinta, marcada con algunos hitos que van hacia el oeste y que se distingue sin mucha dificultad entre los brezos, dando ya vista a Corporales. Esa senda conduce de forma directa hacia el punto donde se han dejado los vehículos, aunque forma una pronunciada rampa entre el matorral y podrá sorprender con algún resbalón, al descender entre arena y piedras sueltas, pero sin suponer un mayor riesgo.