La exposición de la sala Provincia ‘MiránDOnos’ puede decirse que es un compendio de la pintura figurativa que Antonio García García (Toño) ha realizado a lo largo de su extensa carrera pictórica. El inicio es su pintura de juventud, desde los 16 años en su mayor parte autorretratos, para, a continuación, seguir con las obras en las que presentaba el movimiento, junto con un guiño al pop art, con colores planos al uso en ese momento hasta las recientes creaciones tras su jubilación.
Luis García, comisario de la muestra, habla así de la exposición de Toño: «La muestra está integrada por un conjunto amplio de piezas pictóricas, centradas en varios temas de tipo figurativo y descriptivo con diferentes formulaciones técnicas y teóricas dentro de la evolución creativa del artista. Dos grandes murales articulados con varios paneles de diez y nueve metros, tres trípticos de gran formato, y dos dípticos de mediano formato y un conjunto de cuarenta y tres pinturas de mediano formato; un amplio conjunto que nos facilita una lectura adecuada de su evolución con piezas que van desde los años sesenta hasta la segunda década del presente siglo. Una propuesta en la que está presente un substrato destacado de las tradiciones culturales más identitarias de la cultura maragata y leonesa».
Toño es un pintor de su tiempo con una producción mucho mayor que lo que se puede ver en esta muestra, su pintura tiene rasgos propios como esa forma de presentar la sensación dinámica en las personas, la utilización de la materia en sus tablas realizadas con técnica mixta, por eso apenas utiliza el lienzo.
Tras su obra inicial de juventud se integra en la realidad de su época con obras seriadas de desnudos jugando con el movimiento en las palomas como dice: «es un homenaje a la liberación de la mujer, en los años 77 que son el inicio del cambio político en el que yo también estaba metido, en la época de Manolo Jular, Eloy Vázquez...». El desnudo es uno de los motivos que Toño utiliza con frecuencia tanto como el movimiento y de esa obra comenta: «En ese cuadro de las palomas se juega con el movimiento futurista y a la vez aparece el pop, con eso de la señalética utilizando además algo no muy ortodoxo mezclando zonas en óleo con otras en acrílico».
Si en esos cuadros incluye el movimiento, es algo que de un modo u otro va a continuar a lo largo de toda su obra como dice: «El movimiento se va a ver en todos mis cuadros, aunque de otro modo, una imagen que parece estática, por detrás aparecen fases de movimiento con distintas poses de los personajes. He querido que sea una constante en toda mi obra». Por ello podemos contemplar cuadros en los que el personaje tiene dos rostros con diferentes expresiones, o mueve pies o manos para indicar que gesticula o camina, parecen estáticos, pero el dinamismo se refleja de ese modo en los cuadros.
En ese movimiento en alguna parte de su obra aparece la movilidad del paisaje jugando con lo que llamó Crémer ‘geología del movimiento’ que tiene una relación con los paisajes, aunque aquí no aparece demasiado, el paisaje se mueve también y se puede ver que los utiliza en los fondos de algunas de las obras. Generalmente presenta paisajes maragatos como dice: «Yo he querido vivir y trabajar siempre en mi tierra y de alguna manera es el colorido y el paisaje de la maragatería, que es mi tierra».
Otro de los elementos que se puede apreciar en su pintura figurativa es el retrato del natural como reconoce: «Incluyo el retrato como parte importante porque en todos los cuadros aparecen personajes que son reales, como el caso, por ejemplo, de la cara de mi hijo y en general, tanto en el cuadro de los pendones como el mural del Camino de Santiago, los personajes posan, aunque no miren directamente al autor».
A finales de los años 70 rompe con todo para pasar unos años dedicado a la abstracción y el informalismo que tiene conexión en cuanto a la materia, aunque va por un camino diferente al anterior y tras un tiempo vuelve al figurativismo como dice: «vuelvo a la pintura más pintura, más formalista, alejándome del informalismo anterior», sobre todo en la amplia serie de personajes en la que por una parte se ve un contenido matérico y el formalismo de los ojos.
Existe en su obra un amplio salto por cuestiones laborales, que le exigen gran parte de su tiempo, por ello va haciendo la obra mucho más espaciada. Su trabajo en publicidad hace que muchas de sus obras se relacionen tanto en técnica como en plástica integrando no solo materiales variados sino incluyendo temas periodísticos como recortes o textos de titulares de revistas, tal es el caso de la obra titulada ‘Y ahora qué’, en la que se ve a una estudiante recién licenciada que, con su título, se enfrenta a la vida buscando un hueco en el mundo laboral, con multitud de mensajes a modo de titulares que le llevan de un lado a otro plagados de inconcreciones y de dudas, ahí la ironía está totalmente presente como el autor reconoce para toda su obra: «Aunque mi estilo cambie, aunque la propuesta plástica sea diferente y los conceptos sean distintos, luego hay una clara relación en las distintas etapas, además hay una cierta ironía en el mensaje de toda la obra».
En la exposición hay obras amplias y bastante grandes, pero todas ellas están realizadas de forma modular y eso lo explica de este modo: «Mi estudio no es suficientemente grande como para poder hacer una obra grande, entonces trabajo por módulos para poder moverlo y transportarlo y jugando con algo que tuve muy claro desde el principio: trabajar en distintos formatos para hacer luego una unidad completa».
En sus obras tenemos propuestas que se centran en los motivos clásicos como las tres gracias, aunque pintadas de un modo singular; otro de sus motivos es el desnudo, las tradiciones, los recuerdos de infancia, la familia, los problemas sociales y sobre todo lo relacionado con su tierra maragata donde incluye los pendones y el camino de Santiago, dos obras de gran formato y visión singular.
Se trata de una gran obra que ha ido creando a lo largo de su vida con los cambios naturales de tendencias, de formas de ver la realidad y los motivos que desea plasmar en sus cuadros, el trabajo, los personajes que le rodean en una palabra, la vida, su vida y la de todos nosotros que contemplamos su obra como si la hubiéramos vivido, desde el punto de vista de su mundo que es el nuestro rodeado de un aura poética que hace que esos cuadros colgados en la sala Provincia sean un poco dedicados a todos nosotros.
La exposición se puede ver en la sala Provincia del Instituto Leonés de Cultura hasta el mes de septiembre. Merece la pena conocer las obras de Toño, uno de los grandes de la pintura leonesa actual.