Ya llevan consumadas doce ediciones. Una docena de ediciones instalando el color en los muros monocromáticos de La Bañeza. Doce años acercando el arte a sus vecinos y visitantes y haciendo del municipio todo un museo al aire libre. Y es que el Art Aero Rap llegó hace más de una década para quedarse. Así lo demuestran los centenares de obras en que se han transformado las paredes del enclave.
Así lo explica además uno de sus organizadores, el muralista Toño Prada, que menciona una iniciativa del Ayuntamiento bañezano, la Fiesta Jam, como caldo de cultivo para el festival. «Era una convocatoria para artistas de esta zona y se ponía un poco de música con un par de altavoces», recuerda: «Venían seis o siete artistas y pintaban un muro bajo». Fue cuando la propuesta se vio interrumpida que Antonio Muelas –«el otro Toño», en palabras de Prada– tomó la decisión de hablar con su peña y continuar con la iniciativa que ha terminado por erirgirse como el festival de arte urbano por antonomasia de la provincia. «El primer año que lo hicimos fue algo muy pequeño», relata el organizador: «La gente cantaba encima de palés».
Desde entonces, la propuesta ha ido evolucionando hasta contar en su nómina de promotores con seis personas. «Ya es muy importante en el mundo del muralismo y del grafiti... Lo conoce todo ‘quisqui’», refleja Prada: «Antes pedíamos las fachadas y la gente estaba un poco reticente; teníamos que andar buscándolas y ahora todo el mundo nos ofrece la suya». Cuenta el muralista que con los artistas «pasa un poco lo mismo». A pesar de contar con un presupuesto «muy limitado», la cantidad de solicitudes crece cada año. «A la gente le da igual», explica: «Hay personas muy conocidas del mundillo que han venido sólo porque saben que hay muy buen ambiente; que se crea una comunidad un poco familiar».
La puesta en marcha del Art Aero Rap se sustenta cada año con la financiación del Consistorio. Aun así, sus productores tienen que echar mano habitualmente de sus propios ahorros para, por ejemplo, poner una barra. «Este año tuvimos que asumir nosotros una parte de la producción», revela Prada, asegurando que, entre sus planes venideros, está el de conseguir «financiación fuera del Ayuntamiento, como patrocinios de empresas». Un objetivo para el que ya se encuentran preparando un dosier y todo lo necesario «para que las marcas cierren sus presupuestos contando con el festival».
Y es que, desde sus primeras ediciones, Art Aero Rap ha ido ganando en acogida al tiempo que en envergadura. Lo confirman, entre otras cosas, las asiduas nominaciones a ‘Mejor mural del mundo’ de la plataforma Street Art Cities, que este año vuelve a poner en el mapa del arte urbano a La Bañeza de la mano de la obra ‘The Messenger’ de Uri KTHR. «Desde hace un par de años el festival viene siendo referente», opina el organizador: «Hay rutas guiadas por los grafitis y personas que vienen exclusivamente para verlos». Todo siguiendo la estela de sus intenciones primigenias: «Crear turismo y que cada vez venga más gente».
Sin contar con la última edición, son 87 las fachadas de gran formato que ya se han visto sometidas a los aerosoles de artistas llegados de Argentina, Uruguay, México, Serbia, Francia, Italia y distintos puntos de la geografía nacional. Así hasta sumar un total de 182 muralistas que han alumbrado 353 obras de todo tipo de tamaños en el municipio. Aunque desde la organización se han visto en la obligación de tapar seis murales por causas de fuerza mayor, como construcciones inminentes, Prada estima unos ocho años más de festival «sin tapar, porque aquí no se tapa nada».
La labor de los organizadores, igual que su empeño desinteresado por hacer del enclave provincial capital del muralismo, ha llevado al Art Aero Rap a alzarse este año con el premio San Antón a la divulgación. Un reconocimiento que reciben con los brazos abiertos y por el que agradecen a la cofradía homónima su forma de «destacar la importancia del arte urbano como motor de cambio cultural y social». Desde su punto de vista, «el arte urbano tiene el poder de revitalizar espacios, contar historias y unir comunidades» y el recién recibido galardón es una forma de reconocer el trabajo que hay detrás de iniciativas como esta; una que difunde la tierra bañezana y convierte a la misma en todo un reclamo para el turismo.
«Es la asociación más antigua de La Bañeza... Tiene 300 años», señala Prada sobre un colectivo que cada año concede el premio a diferentes entidades. «Todos los años los hermanos hacen varias propuestas y, a la hora de votar, siempre está muy repartido», zanja: «Nos han dicho que en todo el tiempo que lleva creado este premio nunca había habido tanta unanimidad en el ‘sí’... Que de los 50 que serán, igual fueron favorables 45 votos».
Así siguen sumando adeptos, murales y artistas entre las bambalinas del Art Aero Rap. Lo hacen por amor al arte en el sentido más sincero de la frase; sin buscar otro rendimiento que el de mostrar la belleza de una tierra que se ha ido haciendo museo a base de sprays. Entre los ya casi cuatro centenares de murales, a la espera de seguir hinchando el atractivo de un festival sin parangón en León, los organizadores del mismo se mantienen satisfechos. E, impregnados de una visión poco menos que ambiciosa, continúan con su contribución en La Bañeza como un lugar para la comunidad y para el mejor arte urbano llegado desde todo el mundo.