En la inauguración de fotos antiguas de León que se puede ver en Casa Benito, para celebrar sus 100 años de vida, su sobrino Jesús le tuvo que pedir a Alfredo Méndez que ‘descansara’. Las imágenes le habían abierto la caja de los recuerdos, su memoria es prodigiosa, sus 88 años de vida dan para mucho y como buen tasquero antiguo Alfredo sabe conversar, contar... Por eso sus recuerdos, un viaje por ellos, se convierten en la mejor historia de un siglo de esta ciudad. "Recuerdo cuando la guerra que en Casa, en la tasca, se iba siguiendo la contienda por las ciudades que iban tomando:Tomaron Granada, tomaron Huesca... entonces las cosas eran así".
"Entonces las cosas eran así» es una de sus frases y la otra que ahora es todo mucho más fácil, «hay mucha más educación, la gente está más preparada, hay más medios". Ylo ilustra con una historia que no deja lugar a dudas:"Cuando los primeros años míos en la cantina, en la posguerra, la gente venía al Mercado y traían el pan de casa, entraban al Benito y pedían dos sardinas, que les sabían a gloria, había mucha necesidad entonces".
Su padre, Benito —el fundador de la casa, primero como tienda de ultramarinos— quiso que Alfredo estudiara y lo hizo, en los Agustinos primero y después en la Universidad de Oviedo. "Pero nunca me aparté de la cantina. Cuando era un niño andaba por allí, ayudando por fuera de la barra, y después ya di el salto a camarero".
En ese "entonces las cosas eran así" también hay otra historia que hace muy diferente el trabajo. "Una de las cosas más importantes era ir a buscar elvino. Mi padre entendía mucho de vinos e iba con la bicicleta por las bodegas —Valdevimbre, Ardón...—y traía las muestras, que se les daba a probar a los clientes que entendían algo más. Yes que el vino y los callos eran el fuerte de la casa, ahí te la jugabas porque había una piquilla con los otros clásicos del Húmedo —El Besugo y La Gitana, sobre todo—por ver quién tenía mejor vino y mejores callos, de eso te dependían los clientes. Además el vino se vendía mucho para las casas, mucho, a mediodía se hacían unas colas enormes para comprar medio litro, un litro, un cuarto... Ahora eso se acabó, ya nadie compra vino en los bares como nadie va a buscarlo a las bodegas, ya viene todo embotellado, etiquetado, de La Rioja, antes al Bierzo nunca íbamos a comprar, estaba muy lejos". La otra parte del secreto era la bodega, "que la nuestra es muy buena, muy fresca, una de las paredes es de la muralla romana". Otra curiosidad de Casa Benito es que la histórica mesa del bar la tuvieron que hacer dentro, porque no entraba por la puerta tan grande.
Todos los cambios sociales y de precios han pasado por delante de Casa Benito, que al estar en la plaza Mayor casi todo pasaba por allí. "Aunque yo no llegué a verlo me decía mi padre que por una acera iba la aristocracia y por otra la servidumbre para no mezclarse". Frente a esa realidad social Casa Benito instaló la mesa grande, corrida, donde todos los clientes convivían "pues la familiaridad siempre ha sido lo más importante de este bar".
En ese León abrió Benito Méndez una tienda de ultramarinos y pensión. "Me contaba que por 3,50 pesetas, claro que no había euros, les daba a los que pasaban por León desayuno, comida y cena. Había que afinar mucho los precios,entonces se trabajaba mucho el céntimo, si subías el vaso de vino cinco céntimos te quedabas sin nadie. Y mi padre era muy trabajador, el hombre hacía todo aquello en lo que pudieran arramplar algo, para pagar la casa, para la familia, muy trabajador, y fue saliendo adelante".
Guarda también Alfredo Méndez algunos de los secretos de la ciudad de los que siempre se ha hablado en la ciudad;como por ejemplo, ¿cómo nació la costumbre de las tapas? o ¿porqué se le llama Barrio Húmedo?. Alfredo lo tiene en su memoria.
- La costumbre de las tapas la instauró en León Marcos Martín Casado, que fue un hombre que se dedicó a coger locales baratos y los restauraba, como el Madrid o El Racimo, entre otros, y empezó a poner tapas... Yya sabes, los clientes.
- ¿Yel Húmedo?
- Pues eso es de un periodista, Manuel Valdés, que venía mucho por el barrio con un grupo de 6 ó 7 amigos y de bar a bar se mojaban por fuera, en el camino, y por dentro, en el bar, y empezaron con lo del Húmedo y así quedó para siempre.
Alfredo también tuvo su faceta de ‘periodista’, lo hizo en Radio León, donde trabajó en dos programas, El rincón de los modestos y Meta, sobre el fútbol modesto. "Hacía las crónicas de fútbol, primero hacía más pero después llegó Victoriano Crémer y lo hacía todo él, el fútbol, los toros... y me decía, ‘tu vete al Júpiter’, pues iba". Y otra faceta radiofónica bien podía ser una iniciativa de Alfredo, que llevaba a ciegos a ver la Cultural y él les iba narrando el partido. "El fútbol era una pasión, por eso hacíamos en el bar lo de la quiniela, de la Peña de los 33, pero también otros deportes, como el balonmano. El primer Ademar jugaba aquí, en la plaza Mayor, y se cambiaban en el bar".
Pero su gran pasión es respetar el deseo de su padre, Benito Méndez, el fundador de Casa Benito. "Que no abandonemos lo que tanto trabajo le costó levantar y, por suerte, ahí sigue, porque ya está mi sobrino Jesús, sus hijos. Ya son cuatro generaciones y, lo que es más importante, de la misma familia. Yo creo que sí estaría orgulloso de nosotros".
"Traían el pan de casa y pedían dos sardinas"
Alfredo Méndez tiene 88 años, muchos de ellos los ha pasado en la barra de Casa Benito, sus recuerdos se convierten en la mejor historia de un siglo de la ciudad
28/06/2015
Actualizado a
09/09/2019
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