Dentro de los retos que cada año tiene ante sí el Festival León Vive la Magia para mantener el nivel, seguir siendo un referente a nivel nacional e internacional y agotar cada edición las entradas para sus galas a los pocos días de ponerlas a la venta hay dos ciclos que son fundamentales. Uno es la elección de los artistas de primer nivel mundial que se integran en la Gala Internacional que es el ‘eje central’ del Festival y la segunda elegir al artista que cada año abre el ciclo de actuaciones en el Auditorio con la Gala Unipersonal. Sin olvidar, claro está, todos los otros ciclos, las novedades de cada año, la magia en la calle, la magia por la provincia...
Por el Auditorio ya ha pasado lo más relevante del panorama de la magia a nivel mundial y, sin embargo, cada año hay sorpresas. Las habrá en la Gala Internacional pero a la Gala Unipersonal (que se celebra este martes, a las 21horas) llega un artista irrepetible y un increíble ejemplo de superación, el mago canadiense Mahdi Gilbert, quien cuando habla de sí mismo dice que «decidió hacerle un truco a la vida» pues Gilbert nació sin pies ni manos y para él «ser mago significaba mucho más que hacer trucos de ilusionismo, ser mago era para él una lucha contra la adversidad era un reto a superar».
"Siempre pensé que la magia era perfecta para mí pues consigue lo imposible; y en mis condiciones lo imposible era ser mago. Lograrlo es lo mejor que me ha pasado en la vida"
Y lo ha superado con creces; como se puede ver en su espectáculo en el que «presenta efectos de cartomagia increíbles, intercalados con vivencias y anécdotas de su propia vida y todo ello con un gran sentido del humor», El propio mago explica cómo decidió emprender esta ‘batalla’ por ser mago, algo que parecía imposible: «Quería dedicarme a hacer guantes, para boxeo... pero en el gimnasio no lo veían», dice con humor antes de hablar de su reto: «En principio no podía hacer nada con la baraja, intentaba coger la baraja todas las noches y me caían las cartas; pero yo estaba convencido de que «la magia era un arte perfecto para mí pues ella presume de que consigue lo imposible. Y en mis condiciones lo imposible era ser mago, por ello, cuando lo logré puedo decir que es lo mejor que me ha pasado en la vida ».
Para ello, Mahdi se encerraba en su cuarto y pasó cuatro años practicando con los naipes para manejarlos con la soltura que ahora muestra en el escenarario, aprendió a usar sus muñones para barajar, a crear magia sin manos. «Trabajaba en silencio y en una fiesta familiar mostré mi primer truco, fue emocionante y, sobre todo, «supe que iba a ser mago; que no hay nada en la vida que merezca la pena que no cueste trabajo y pasión, pero tanto esfuerzo tiene gratas recompensas, os lo aseguro».