Vegonha Rodríguez es una artista que llega a la escultura por casualidad. Se matriculó en la Escuela de Arte de León con la intención de continuar con los estudios de interiorismo en Oviedo, pero tras trabajar el barro y el volumen decidió cambiar de rumbo y se trasladó a Valladolid para realizar el ciclo de Moldeado y Vaciado en la Escuela de Arte de la ciudad. Comenzó su trayectoria artística modelando y haciendo obra cerámica, pero pronto dio el salto a otros materiales como piedras, metales y telas. Ahora llega al Hall Transformado con una propuesta donde impera su interés por la naturaleza.
En palabras de Roberto Castrillo, coordinador de la iniciativa del Hall Transformado y profesor de Historia del Arte de la ULE, Vegonha Rodríguez recrea un bosque colorista "salpicado de estímulos plásticos, un jardín pintoresco generador de hermosas experiencias sensoriales. Un contrapunto estético a la poderosa simetría monócroma del edificio. Los árboles y figuras que conforman este lugar apacible y melancólico aparecen como elementos frágiles y esbeltos que invitan al espectador a recorrerlo con lentitud y receptividad al diálogo que propone la artista".

La naturaleza es para Vegonha Rodríguez el lugar donde no existen condicionamientos, prejuicios o complejos. "Es un espacio para la liberación del espíritu del individuo frente a las normas morales que cohíben el comportamiento y pueden llegar a determinar las conductas singulares", explica Castrillo al tiempo que valora cómo ese sentido catártico de la obra invita al espectador a realizar un recorrido "introspectivo hacia el encuentro con sus propios tabúes y convencionalismos sociales y culturales. Las raíces fijan y nutren a los seres vivos que las desarrollan, los identifican con su lugar, pero al mismo tiempo detienen y atenazan su capacidad para transitar por otros lugares. La insistencia en ellas empobrece y reduce hasta la mezquindad más absoluta toda capacidad de empatía y sociabilidad. Las raíces pesan e impiden el movimiento y la transformación".
La artista sugiere a quienes estén dispuestos a habitar este bosque que existe una posibilidad de "liberación a través del espacio poético; por ello, de los árboles penden sobres vacíos dispuestos a albergar palabras que describan aquello que impide a cada sujeto desplazarse hacia espacios abiertos", concluye Roberto Castrillo.
‘Me pesan las raíces’ se mantendrá expuesta en el Hall de Filosofía y Letras hasta el 3 de diciembre y el próximo miércoles a las 13:00 horas tendrá lugar una performance de presentación de la obra con la participación de alumnos de la Facultad.