Un lugar para el arte en el corazón de la Maragatería

La Casa-Museo de Santa Colomba de Somoza se reabrió el pasado 29 de junio con una exposición, ‘Santocildes’, del artista que lleva el mismo apellido y es natural de Carrizo de la Ribera, una oportunidad de acercarse a tan reconocido escultor leonés

Mercedes G. Rojo
08/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Los grabados en madera son otra faceta de la experimentación artística de Santocildes que le han supuesto importantes menciones honoríficas.
Los grabados en madera son otra faceta de la experimentación artística de Santocildes que le han supuesto importantes menciones honoríficas.
La cultura está de enhorabuena en la comarca de Maragatería – Somoza, pues el pasado 29 de junio se reabría en la localidad de Santa Colomba de Somoza la Casa-Museo que el ayuntamiento tiene abierta desde hace ya varios años, como contribución a la revitalización de la zona desde el ámbito turístico, uno de los mayores potenciales que esta comarca nos muestra, a través de sus hermosos paisajes, muchas veces escondidos, y de su patrimonio cultural e histórico que es recorrido tanto por el Camino de Santiago (Patrimonio de la Humanidad desde 1993) como por otras rutas más humildes como la Ruta del Oro que nos hablan de su intenso pasado histórico.  Tras unas necesarias reformas que han mantenido el espacio cerrado apenas unos meses, mientras se acometía un más que necesario cambio del suelo de la planta superior y un arreglo del tejado, además de la instalación de un invisible sistema de calefacción que permitirá el uso continuado de dicho espacio en toda época del año, y la adecuación de algunas de las habitaciones superiores que han quedado convertidas en dos magníficas salas de exposiciones (que no pierden sin embargo el ambiente propio de la vivienda) esta casa ha vuelto a abrirse al público. Con esta infraestructura, que combina un permanente espacio dedicado a museo de la vida cotidiana de la comarca con otros para la exposición y la realización de todo tipo de actos culturales, pasado y presente (incluso futuro) se aúnan en esta localidad, una de las más hermosas de la comarca (solo hay que pasear por sus calles para observar el rico patrimonio arquitectónico de la misma) y aún una gran desconocida a la que merece la pena acercarse para descubrirla y disfrutarla.

Pero no quisiera centrarme en la Casa-Museo, que podrán conocer en cualquier momento, sino en la actividad cultural que ha dado lugar a la reinauguración de la misma y de la que podremos disfrutar durante este mes de julio. Comencemos por lo efímero. Para el acto de inauguración, tras un buen tiempo dedicado a la contemplación de las exposiciones que acompañaron esta apertura en las que los visitantes pudieron compartir sensaciones y comentarios con los protagonistas de las muestras elegidas para esta reapertura, un magnífico recital de fado deleitó la calurosa tarde veraniega con una impresionante Mónica Jesús, llegada de la localidad portuguesa de Aveiro (la Venecia portuguesa la llaman, por los canales que recorren gran parte de la misma) que derramó, sin micrófono alguno, su hermosa voz desde el patio de la casa, acompañada de dos no menos lujosos intérpretes, uno a la guitarra portuguesa y otra a la viola de fados. La cantante consiguió hacer vibrar al público presente con este típico canto portugués a la nostalgia, el fado, a través de una serie de piezas en las que cantó al amor, a la pérdida, al sufrimiento o a la ‘saudade’ tan propia del mismo; y también involucrarlo en varias de las piezas, incluida la conocida ‘Una casa portuguesa’.

Y ahora entremos de lleno en las exposiciones con las que se estrena la reestructuración del espacio expositivo y  que se podrán disfrutar durante este mes de julio, hasta el 3 de agosto exactamente, en un amplio horario diario que nos permitirá acercarnos a las mismas entre 11:00 a 15:00 horas o de 16:00 a 20:00. Si además el día en que elijamos nuestra visita tuviéramos la suerte de encontrar allí a los artistas, el goce sin duda sería doble.

La primera de ellas nos recibe en la primera sala, subiendo la rústica escalera a mano derecha, donde la primitiva pared de cerramiento ha sido sustituida por una amplia pared de vidrio que nos permite una primera mirada a lo que nos espera dentro, en una sensación que combina amplitud y sorpresa al mismo tiempo. Se trata de la exposición titulada ‘Santocildes’, en la que José A. Alonso-Santocildes Sutil, polifacético artista afincado en Carrizo de la Ribera, nos ofrece una muestra de sus pinturas, grabados y esculturas que nos sumergen en un abrazo con los árboles, con lo que estos nos transmiten en todas sus dimensiones. Es la presencia de la naturaleza: en la impresión, pero también en la experimentación. Un reto entre el artista y la materia, que lleva a éste a ver hasta donde llega esa relación sin romper el equilibrio. Lo demuestra la pieza que ocupa el centro de la sala, ‘Cadena’ (realizada de un mismo tronco en una sola pieza, sin un solo engarce o añadido), lo demuestran los troncos de chopo o de roble, abiertos para mostrarnos cada uno su diferente textura, su fuerza, su esencia. Impresionante la belleza de ese paisaje gigantesco donde la breve hermosura del espino blanco, en plena floración apenas durante ocho días, parece haber quedado prendida para siempre y que atrapa nuestra mirada con todo el esplendor de la propia naturaleza. Son solo algunos de los ejemplos, porque cada una de las piezas allí expuestas, pintura, escultura o grabado, nos hablan de un artista que tras horas, días, años, en comunión perfecta con la naturaleza, ha logrado tal abrazo artístico con ella que no puede dejarnos impasibles.

Saliendo al corredor, a mano izquierda, nos recibe la segunda de las salas expositivas preparadas para recibir tanto arte como custodia nuestra provincia y otros lugares fuera de ella. En la misma nos recibe ‘Estepitaco’, una impresionante apuesta mixta de Virginia del Arco (artista barcelonesa por más de diez años afincada ya en esta tierra, tras verse atrapada por su embrujo desde que pasara por ella realizando el Camino de Santiago), novedosa en lo que hasta ahora conocíamos de su línea de trabajo, llena de luz, de color y de fuerza. Estepitaco es "escultura, tejido, pintura, tapiz y collage, unidos en un viaje a través de la experimentación visual que conecta con las emociones"; es la memoria de distintas generaciones de mujeres, que han trabajado con sus manos tejidos, puntillas, detalles y fragmentos que tras muchas horas de trabajo, muchas horas de investigación, han cobrado nueva vida, nuevo sentido, a través de las miles de puntadas dadas por Virginia para ofrecernos magníficas piezas en las que una multiplicidad de hilos, lanas, tejidos y una infinidad de pequeños objetos en combinación perfecta,  logra transmitirnos todo el cromatismo de la pintura, la plasticidad de la escultura o la calidez de los tapices. Las sensaciones que cada obra producen en el espectador solo pueden entenderse cuando nos sumergimos en esta espectacular muestra.

De momento, esto es lo que nos espera en la Casa- Museo de Santa Colomba de Somoza, un espacio expositivo y cultural recuperado para el arte que ójala sirva de aliciente para darle un poquito más de vida a una comarca que se lo merece todo. Una apuesta arriesgada que sin embargo ya está funcionando y que sin duda irá creciendo en el futuro. Imperdible.  
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