Un misil entre los árboles

El gavilán común es una pequeña rapaz forestal que tiene habilidades asombrosas para volar y cazar entre los árboles y las ramas

Javier Valladares
07/08/2019
 Actualizado a 16/09/2019
El gavilán vuela a gran velocidad, aunque esa es una de las mayores causas de mortalidad, ya que se golpean al perseguir a sus presas. | JAVIER VALLADARES
El gavilán vuela a gran velocidad, aunque esa es una de las mayores causas de mortalidad, ya que se golpean al perseguir a sus presas. | JAVIER VALLADARES
Estos pequeños acróbatas son capaces de atrapar sus presas en vuelo, incluso desde abajo, dándose un giro completo en el aire. Sus vuelos casi a ras de suelo entre la vegetación, hacen que sorprenda a sus presas, normalmente pequeñas aves.

Muy común en cualquier tipo de zona arbolada, no es difícil ver una sombra veloz pasar, a la que apenas tenemos tiempo de identificar, en parques y jardines. Este domingo mientras cenaba con unos amigos vimos pasar veloz como un rayo, la figura de un gavilán detrás de un colirrojo tizón, desde el porche en el que estábamos. Y digo figura, porque es tal su velocidad que a veces cuando quieres mirar, tan solo es ya una estela lo que se adivina.

Cuando yo era crio y vivía en Cistierna,  jugaba con mis amigos  en la tienda del padre de uno de ellos,  al refugio de la lluvia que nos impedía hacerlo en la calle. Unos gorriones rebuscaban por el suelo debajo de un coche, resguardándose al igual que nosotros del agua. De repente vi como algo entraba volando a apenas centímetros del suelo por debajo del vehículo, saliendo por un lateral del mismo con un gorrión entre sus garras. Esa escena me impresionó, y ha hecho que desde entonces el gavilán sea una de mis rapaces favoritas.

Pero esa rapidez y esa habilidad del gavilán, también es una de las causas mayores de mortalidad, ya que se golpea en muchas ocasiones contra estructuras humanas, cristaleras y vehículos al perseguir a sus presas a esa velocidad.



En mi jardín de Pobladura de Bernesga desde hace años, sobre todo en invierno, es frecuente ver un gavilán tras de los gorriones o de los herrerillos que acuden a los comederos que les pongo. De vez en cuando veo un desplumadero en el suelo, que delata que allí fue capturada y comida una de esas pequeñas aves. Con el tiempo he podido descubrir que las vigila desde el interior de una tupida conífera de un vecino, desde donde se lanza en un vertiginoso vuelo.

Las fotos que acompañan este artículo fueron hechas tras meses de intentos en un pequeño bebedero que tengo instalado en un pinar. La cámara trampa detectaba la presencia de los gavilanes que acudían a bañarse, pero cada vez que yo lo intentaba, me daban plantón. Fue ya en el mes de septiembre pasado, cuando después de muchas sesiones infructuosas en total silencio, apareció por fin un bello ejemplar de gavilán. En esa primera ocasión fue un macho. Después de unos minutos apenas sin respirar para no meter ruido, o quizás por la emoción del momento, y una vez que vio que no había ningún peligro cercano, el gavilán se dio un largo baño de más de una hora. Después de esa ocasión he podido fotografiar varias veces a esta preciosa rapaz, un verdadero misil entre los arboles.
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