La Sierra del Sueve es una formación montañosa casi paralela a la costa, cuya cumbre más elevada es el pico que se desea ascender. Esta cumbre se encuentra a menos de 5 kilómetros del mar, por lo que en principio los desniveles deben ser pronunciados. Sin embargo, solamente se subirá poco más de la mitad de los 1161 metros de la cumbre, porque el resto lo hace la carretera que asciende al alto del Fito, inicio de la ruta en un aparcamiento con chiringuitos así como el cercano mirador desde donde se contemplan los Picos de Europa y otras montañas cercanas, además del mar.
Desarrollo de la ruta
Para iniciar la ruta desde el alto del Fito solamente hay que cruzar la carretera y tomar una senda bien señializada con un cartel, que asciende hacia la derecha bordeando la ladera del alto de Poares, con excelentes vistas al mar Cantábrico, para girar poco después tomando la senda que va en dirección Oeste y que asciende ligeramente entre pinos, alguno de ellos en el suelo pudriéndose dejando el valle que baja del Pienzo a la derecha. El camino está bien marcado y es difícil de perder. La ascensión no es demasiado fuerte y pronto se llega a una zona más bien llana que cruza entre pinos para tomar más tarde un camino amplio que sigue subiendo hasta una zona llamada los Arrudos y más tarde se llega al Canto de la Teja, que se encuentra cerca de una fuente llamada del Pino Corvo.
Desde este punto se camina cerca del borde desde el que se contemplan a lo lejos, hacia la izquierda los Picos de Europa, y bajo el camino el valle del Parres. Poco después se llega a la majada del Bustaco, una serie de construcciones en ruinas, refugio de pastores hace años, hoy abandonadas y desmoronadas, con un abrevadero cercano.A continuación se asciende un camino con un poco más de pendiente, pero largo y mantenido, hasta llegar a una fuente de agua abundante a la izquierda del camino, para poco más tarde llegar a lo que fue una majada, de la que apenas quedan restos, los Mergullines. Se continua por la pista hasta llegar al collado de Beluenzo, desde donde se va a la derecha para encarar la última y más pendiente zona de la ascensión al Pienzo, cuya cruz se divisa en la cumbre hacia la que es conveniente caminar por los senderos en zigzag que jalonan la ascensión y la hacen más cómoda y llevadera.
Al final se llega a la cruz de hierro enorme, con varias antenas y numerosos carteles de recuerdo a diferentes personajes,así como una vista excepcional que va Cantábrico hasta las elevadas cumbres de los cercanos Picos de Europa y otras montañas asturianas.
Si se desciende un poco hacia el norte se pueden ver rebaños de gamos y tejos milenarios, pero es conveniente regresar por el mismo camino de la subida, ya que un descenso directo al mar implicaría bajar más de mil metros de desnivel.