Desde su estreno el 21 de diciembre de 1879 en el Det Kongelige Teater de Copenhague ‘Casa de muñecas’, del escritor noruego Henrik Ibsen, ha sido adaptada en reiteradas ocasiones, siendo uno de los textos dramáticos que ha propiciado el mayor número de estudios críticos hasta convertir a su personaje central, Nora Helmer, una mujer felizmente casada que verá cómo su mundo idílico puede venirse abajo si ella no adopta medidas y se reafirma en su independencia personal y en la capacidad de determinar su propia existencia más allá del rol encorsetado que se le asigna en la sociedad, en un verdadero icono del teatro. Tildada en su momento de feminista, ‘Casa de muñecas’, que este miércoles llega al Auditorio (21:00 horas) con entradas a 15 euros, constituye "un llamamiento a la libertad femenina", en palabras de su co-adaptador y director Ximo Flores, que considera reduccionista esta visión porque a su juicio el texto de Ibsen reflexiona sobre la alienación del individuo en la sociedad. "Ibsen nos habla de la necesidad de tomar conciencia y de actuar, y Nora lo hace en uno de los finales más hermosos jamás escrito en una pieza teatral", asegura Flores, para quien estamos ante una obra de una vigencia absoluta al abordar temas como la corrupción, la alienación económica, la descomposición de las estructuras de organización tradicional como la familia, lo absurdo de la justicia y las diferencias de clase. Todo ello, en opinión de Ximo Flores, dan "consistencia y rigor" a la obra del escritor noruego.