Juan Zapatero fue el primero en intervenir para explicar que las becas de creación artística contemporánea, que este año llegan a su segunda edición, «es un proyecto muy señalado en el conjunto de actividades que la Fundación desarrolla a lo largo del año y que supone un esfuerzo económico más que notable dentro del limitado presupuesto del que dispone la institución», destacó su director, para quien más importante todavía es la manera que la Fundación Villalar-Castilla y León tiene de apostar por la creación artística contemporánea que se está produciendo hoy en Castilla y León. «Apoyamos esta creación artística de una manera singular porque dotamos estas becas con la única contraprestación de que un proyecto de creación artística en cada una de las nueve provincias de la comunidad se haga realidad a lo largo de un año y se haga realidad por un artista que vive y trabaja en Castilla y León», reiteró Zapatero, quien destacó la cantidad y calidad de los proyectos presentados en esta segunda convocatoria, un total de 164 solicitudes que supone una cifra algo inferior a la del año anterior, pero que en palabras del director de la Fundación, «todas hubieran podido ganar».
Juan Zapatero destacó el carácter abierto de la convocatoria a todas las modalidades artísticas y el hecho de que la propiedad del proyecto, una vez finalizado, pertenece al artista. «Este año, una vez más, las de artes plásticas han sido las más numerosas, pero se han quedado en la mitad. Hemos tenido también numerosos proyectos de fotografía, cine –como es el caso de la ganadora en la provincia de León–, música, literatura o proyectos que en realidad lo que hacen es combinar varias de estas disciplinas».

Isabel Medarde explicó que el proyecto que le ha hecho acreedora de la beca de la Fundación Villalar, dotado con 12.000 euros, trata «de situar a la mujer en el arte, en concreto en el campo de la cinematografía pero relacionado con todas las artes, además de hablar de la invisibilidad que la mujer ha vivido en las distintas disciplinas artísticas». Preparando unos talleres de cine dio con la figura de Leocadia Cantalapiedra, la protagonista del proyecto, de la que aseguró que «en realidad son tres personas en una, porque empezó a hacer sus primeras películas como Leo en torno a 1915-17 en un entorno más doméstico y decide en un momento dado dar el salto adoptando un disfraz de hombre y la personalidad de Nico con el fin de que su trabajo pueda llegar a un público. Una tercera personalidad aflora tras su llegada al París de los años veinte, donde aparentemente existe una mayor apertura, dando origen a Zoe, «una mujer vanguardista que sí se atreve a dar rienda suelta a su creatividad porque está en un ámbito que lo hace posible», destacó Medarde, quien emparenta su creación con Germaine Dulac, la directora, teórica, periodista y crítica de cine francesa, artífice de ‘Él clérigo y la concha’ que puede considerarse un precedente de ‘Un perro andaluz’, de Luis Buñuel. «Creo que hay que construir una nueva realidad que atañe no sólo al presente sino que hay que dar marcha atrás y situar a las mujeres donde han estado y donde no se sabe que han estado», concluyó Medarde.