Una musa que tenía palacio (bueno, las piedras) en Burón

La fotógrafa Ouka Leele, fallecida esta semana, se llamaba en realidad Bárbara Allende Gil de Biedma. Las raíces Allende de su primer apellido llegaban hasta la montaña de León, pues de Burón partió un día hacia Bilbao su bisabuelo Tomás Allende y Alonso "con las madreñas puestas"

Fulgencio Fernández
29/05/2022
 Actualizado a 29/05/2022
La figura y la obra de la fotógrafa de raíces leonesas fue más allá de la movida. | ABC.ES
La figura y la obra de la fotógrafa de raíces leonesas fue más allá de la movida. | ABC.ES
A veces, muchas, los tópicos solo esconden eso, tópicos, y alejan además de una realidad más interesante. Podía ser el caso de Bárbara Allende Gil de Biedma, fallecida esta semana con solo 65 años, y a la que generalmente se despachaba con "la fotógrafa de la movida" bajo su nombre artístico de Ouka Leele. Y, sin embargo, esta artista había sido mucho más, representaba mucho más.

Curiosamente, como apunte al margen, los dos fotógrafos ‘oficiales’ de la tan repetida movida madrileña fueron dos leoneses: Alberto García Alix y Ouka Leele, bien es cierto que la segunda solo con raíces en esta tierra, en la montaña, pues de Burón partió un día su bisabuelo Tomás Allende y Alonso, "con las madreñas puestas" —repiten las crónicas de la época— camino de Bilbao, como tantos otros de estas comarcas. Iba a hacer fortuna y a fe que la hizo quien de la capital vasca saltó a Madrid y fue, en un resumen rápido: industrial, banquero, político y filántropo, además de Diputado en Cortes.

Sin embargo, al mirar para las raíces de Ouka Leele se habla mucho más de su otra rama, la del segundo apellido, Gil de Biedma. Sí mostró Bárbara Allende admiración por su tío el poeta Jaime Gil de Biedma y no tanta por su prima segunda Esperanza Aguirre, de la que afirmaba que nunca la había fotografiado porque "no me inspiraba. Lo cierto -nos decía- que nunca tuve mucha afinidad con ella. De pequeños mi hermana jugaba más con ella por edad. Y yo en concreto nunca congenié demasiado. Para hacer una fotografía yo necesito tener cierta afinidad", explicaba la fallecida a ABC en una de sus últimas entrevistas.



Sus mundos fotográficos, su pasión por el color, el recuerdo de la movida... tal vez hagan pensar en una vida de colorines para Ouka Leele, sin embargo, al margen de su incuestionable carrera fotográfica —fue Premio Nacional de Fotografía en 2005— mantuvo largas batallas por su salud, con la que no tuvo excesiva suerte. Con 22 años luchó contra un cáncer y repitió batalla "sin tregua" nuevamente en los últimos años de su vida; junto a otros episodios duros que ella misma relató con su primera pareja: "Supongo que quizá no es la palabra celos, debe ser inseguridad. Desde prohibirme que pintara, porque yo empecé pintando. La fotografía yo creo que fue una salida, porque la pareja con la que estaba me prohibía pintar. Y yo dejaba que me lo prohibiera. Era la ley del terror, como pintes te vas a enterar".

Y la rama leonesa lleva a Bárbara Allende a Burón, uno de los apellidos más ilustres de este pueblo y que convirtieron a Ouka Leele "en heredera" del famoso Palacio de los Allende, que levantara su bisabuelo en 1917 para venir a pasar los veranos, como hizo hasta el año 1935, el de su fallecimiento. Siguieron viniendo sus descendientes pero en 1973 sufrió un devastador incendio que acabó con las cubiertas y toda la estructura de madera, con lo que empezó un declive que fue en decadencia hasta que fue desmontado piedra a piedra por el Ministerio cuando los desalojos de Riaño, que también afectaron a Burón. Y allí siguen las piedras, esperando que se haga realidad uno de los proyectos que para él se anunciaron. Primero fue incluido en el programa Arquimilenios II para su reconstrucción pero nunca se llevó a cabo. También su reconstrucción estaba contemplada en el Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Regional de Picos de Europa en Castilla y León, para convertirlo en centro de interpretación del Parque que acabó en otro edificio del cercano Lario. Después de habló de su posible utilización como nuevo Parador —en lugar del derruido en Riaño— pero en este caso ni tan siquiera fue realidad el edificio en otro lugar.

También Ouka Leele siguió la tradición familiar y visitó en alguna ocasión la casona, este palacio que espera mejores tiempos convertido en piedras sobre la hierba. Los vecinos de Burón recuerdan la última visita de Bárbara, acompañada de su hija María, una adolescente a la que no parecía atraer excesivamente en mundo rural.
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