La exposición de Luis Fernández Hebrero, que comenzó el 9 de septiembre y continuará hasta el 7 de octubre, es la cuarta que este pintor realiza en la galería Alemi, en 2019-20 fue la última. En estos momentos presenta una serie de cuadros en la línea de las anteriores sin muchas variaciones porque, como él explica «en mi carrera no soy de cambios drásticos ni grandes novedades, sigo en mi línea y con mis temas, aunque siempre tratando de sacarle un poquito más de expresividad, de potencia, fuerza, texturas, eso que a mí me gusta que es jugar cada vez menos con el tema y más con efectos plásticos».
Su obra se centra en los paisajes y los búcaros con flores y reconoce que pinta siempre en su estudio, a partir de su imaginación sin utilizar ninguna referencia concreta, aunque a veces los lugares estén más definidos porque como explica desea pintar «sin llegar a la abstracción, pero jugando con la insinuación, trabajando la mancha». Algunos cuadros son más evidentes, luego hay otros más rotos.
El proceso de trabajo en su estudio lo concreta del modo siguiente: «Empiezo manchando el cuadro sin saber lo que voy a hacer, hago un par de capas haciendo un poquito de camas y tapando el blanco, los llamo cuadros de células madre, porque son como unas células madre que pueden derivar para cualquier lado».
Sobre si realiza dibujos previos reconoce, como antes ha dicho, que no, pero existe el dibujo. «Hay dibujo porque el dibujo es composición, que cada cosa esté en su sitio: no entro en detalle, yo trazo con espátula grande o con brocha».
Al finalizar el cuadro utiliza la espátula como elemento característico de su obra y lo manifiesta así: «Uso mucho la espátula porque es muy resolutiva, muy expresiva y me da pie para resolver al final el cuadro, cuando está más o menos maduro, darle la última fase que es donde me vuelvo un poquito loco y con la espátula lo intento romper finalizando así la obra». En sus obras se ven esos efectos característicos de la espátula a que se refiere, pinta al óleo y remata con la espátula.
Luis Fernández Hebrero tiene una paleta propia muy austera, el ocre es fundamental en ella los colores de esa paleta son, además del ocre, el azul ultramar y rojo y él se encuentra muy identificado con esa paleta que la considera una característica propia de su pintura, y fuente de inspiración, como él mismo indica: «A mí me inspira mucho mi paleta», aunque es estos últimos años reconoce que como novedad se podría decir que utiliza más los tonos azules, rosas, malvas y violetas, a diferencia de su paleta clásica, siempre buscando efectos plásticos de mostrar el paisaje.
En cuanto a los paisajes explica que no le gusta contar historias con un cuadro, quiere que tengan lo justo de realidad para mantener el paisaje.
Como pinta de memoria los paisajes tienen una relación con los lugares donde vive y por los que se mueve y los de la zona entre Guadalajara y Madrid son los paisajes que le inspiran. Paisajes mesetarios, además de ríos y lagos. Campos en primavera y en otoño, le gusta mucho el punto que coge el campo cuando está ya marchitándose la primavera, empiezan a surgir los ocres, le gusta ese tinte que coge el campo.
Le gusta que su obra se vea y que luzca y esta galería, aparte del trato excelente de Gelines, tiene una ventaja y es que la obra se ve desde la calle y por eso luce bastante.
Lo que ha traído son novedades porque tenía otras dos exposiciones que han finalizado recientemente y en lugar de presentar cuadros de esas exposiciones ha traído todo nuevo. Todo el verano ha estado preparando la exposición.
Reconoce que en León siempre ha gustado y ha traído interesados a la galería. Esta es su cuarta exposición en esta galería y siempre ha vendido algo.
No se la pierdan.