Y después... para el Tele Club, que es otra de las señas de buena vecindad en estos tiempos, que haya un punto de encuentro que, además, sirve para ayudar a financiar la Asociación Cultural y dar trabajo a un vecino. Unos se enfrascan en la charla, el anecdotario, los recuerdos, y seis mujeres en la diaria partida de brisca, en la que vuelan las señas y las risas.
«Tú que andas por ahí, ¿qué tal está nuestra iluminación?», preguntan, para ir entrando en matices pues las de Valduvieco, más de 7.500 son una iniciativa de los vecinos, canalizada por la Asociación Cultural, financiada por ellos y ellos son los que han hecho el trabajo. «Aquí todo se hace de pueblo, nosotros somos la mano de obra para todo».Surge la broma. «La luz son los vecinos y el vecino es el que coloca las luces», parafraseando al gran Mariano; pero también es una realidad, de la que se sienten orgullosos.- Pensándolo bien, si andamos en invierno por los treinta habitantes y hay más de 7.500 luces... tocamos a más luces que en Vigo; echa cuentas Iván, pero ya le dicen que «déjalo estar, que lo lee el alcalde de Vigo y se vuelve loco».Es el segundo año que colocan las luces y seguirán, mejorando cada año, trabajando de hacendera, como vienen haciendo desde que tomó las riendas de la actividad la Asociación Cultural Valduvieco, muy vinculada al lugar que visitamos, las viejas escuelas, la sede de las actividades, llena todavía de recuerdos, como los famosos Mapas, Físico y Político, aún colgados en la pared, con sus regiones de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva... «Todo comenzó en el año 2000. Hicimos una fiesta en el puente de diciembre y colocamos una carpa pero pensamos que no era lógico teniendo la escuela, nos pusimos manos a la obra, a desescombrar, que estaba echa una ruina, y para Navidad ya la pudimos usar, hasta hoy». Tan ‘hasta hoy’ que andan por allí los carretillos ya que vuelven a estar en obras, en el interior pues en el exterior lucen otra de las joyas de la corona de la Asociación, un espectacular mural que ocupa toda la pared frontal, sobre estampas agrícolas, realizado por el gran David Esteban (dadospuntocero). «El año pasado organizamos una recreación de la trilla, que gustó mucho a los vecinos, y guardamos un reportaje fotográfico que es la base del mural, que es uno de los últimos trabajos de David». 
Es solo una actividad más pues, explican, «tratamos de hacer cosas a lo largo de todo el año, muchas ‘aliñadas’ con comidas, sopas de ajo o lo que sea, que parece que todo entra mejor», dice Rubén, uno de los miembros de la Asociación que, aunque no vive en Valduvieco por motivos laborales, nada más que tiene un hueco libre pone rumbo a este pueblo, al suyo.«Pregunta a los más viejos, que ellos saben», me insisten, que por allí andan Octavio, Amparo, Toñi, María... «Y los viejos —en los pueblos les sienta muy mal lo de la tercera edad— te cuentan ‘aquella vida’ de tanto trabajo, en la casa y en el campo, de sol a sol, con poco beneficio... bien se han ganado estos días de brisca y tertulia, de buena camaradería.
- ¿Os tratan bien estos de la asociación?
- ¿Cómo que bien? Muy bien. Nos tienen muy entretenidos ¿Has visto las luces? ¿Y el ramo?
- Lo he visto.
- Pues eso.
Otra vez para el Tele Club. «¿Un chupitín de orujo?» y nuevo anecdotario. La verdad es que da gusto escuchar, a esta gente. No apetece irse, pero todo tiene una medida y como decía el histórico cantinero cuando quería cerrar: «Esta gente tendrá una casa para la que marchar».
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