Cuando todo parecía que «más de lo mismo» iba a acompañar las siestas estivales, por las altas montañas del Curueño tocaron a rebato las campanas concejiles de la cultura. Y de aquella permanente quietud, entonces, los árboles se sintieron útiles al ver cómo la savia de sus troncos y ramas agitaba las hojas sabias de los libros.
Estoy hablando, en concreto, de La Vecilla, la tierra donde se curó de una grave enfermedad (tuberculosis) el ilustre escritor Camilo José Cela –Premio Nobel de Literatura 1989–. La misma tierra a la que, siempre que pueden, Ángeles Caso o Julio Llamazares, entre otros muchos escritores, regresan a la orilla del río Curueño. Río que ofrece a la memoria las salpicaduras de sus aguas cristalinas y los dibujos que van dejando las truchas en sus incesantes flotaciones antes de caer en la trampa de unos mosquitos artificiales hechos con las plumas de los gallos, únicos, del… Curueño.
El caso fue que me sorprendió –no lo voy a negar– la llamada de Ana Marco –concejala de Cultura del Ayuntamiento de La Vecilla–. Me sorprendió no porque quisiera contar conmigo para… No, no. Me sorprendió al decirme que las pretensiones del citado Ayuntamiento eran realizar la primera Feria del Libro, con deseos de una más que grata continuidad. No le besé la mano –y no exagero– porque a través de las ondas solo se admite la cordura de las alabanzas, que por supuesto le hice. Y de aquel proyecto inicial, por fin, tenemos resultados más que positivos que verán la luz los próximos días 20 y 21.
Tras una inauguración a cargo de Ángeles Caso y Fernando Bandera, la presentación y firma de libros y los diversos talleres ocuparán tiempo y espacio para alimentar el espíritu en el que habita y vuela libremente la libertad más revolucionaria: la CULTURA. De esa forma, por los salones de piedra sobre piedra y madera del famoso Torreón de La Vecilla (del siglo XII, aunque reconstruido en el XIV) irán apareciendo Javier Pérez Fernández; Rubén Fauno; Rut Sanz Montaña; Sol Gómez Arteaga y Vega Morala Fernández; Jesús J. Tascón; Soraya Fernández; Beatriz G. Prieto y Enrique Díez Gutiérrez; Gema Villa y Pilo Gallizo; Rafael Gallego Díaz y José Manuel Mures, y Manuel A. González.
Jesús Díez Fernández y yo también estaremos dispuestos a salir al corro, allí, con la misma valentía que denotan los aguerridos luchadores leoneses. Un acto conjunto en el que, con especial esfuerzo y nobleza, hablaremos al respetable sobre algunas de nuestras respectivas obras literarias en las que la presencia del Curueño palpita amor en los espejos y en los arroyos de tinta. La Feria del Libro de La Vecilla se complementa con la interesantísima exposición ‘El Quijote en el mundo. Un homenaje a Cervantes’, con los talleres para los más peques y con la conferencia ‘Un recorrido de la pesca por el Manuscrito de Astorga y demostración del montaje de mosca’, en este caso –en el interior del Museo del Gallo– a cargo de Tomás Gil. Unas propuestas de lujo para no perderse. Un fin de semana con suficientes atractivos culturales para visitar, más que nunca, La Vecilla.
Termino. Y lo hago alabando, una vez más, este tipo de actividades municipales que gustarán más o menos, pero que nadie, nadie, debería negar la conveniencia de las mismas. Con la Cultura –bien se sabe– se consiguen, entre otros beneficios, la tolerancia y la compresión entre las personas –todas– que habitan, habitamos, en este mundo de claras luces y de amaneceres intensos. Punto. Punto y seguido.