Vestigios de la guerra en San Juan de la Arena

Un recorrido circular con miradores interesantes en el entorno de la desembocadura del río Nalón

Vicente García
02/08/2024
 Actualizado a 02/08/2024
Vista de San Esteban e Pravia desde el alto. | VICENTE GARCÍA
Vista de San Esteban e Pravia desde el alto. | VICENTE GARCÍA

La costa asturiana dispone de muchas rutas marcadas y muy bien diseñadas para conocer los diferentes enclaves de las maravillas que la unión del mar y la tierra produce en forma de acantilados, playas, estuarios o rías. Los caminos se encuentran bien señalizados, aunque a veces una ruta puede cortarse porque el único camino existente es la carretera pues todos los demás se han perdido invadidos por la exuberante vegetación del Norte. Por otro lado hay senderos que tras las lluvias en Asturias resultan peligrosos, tal es lo que sucede en esta ruta que se podría realizar directamente a las Casamatas pero la lluvia ha hecho que sea necesario tomar la carretera debido a lo peligroso del terreno.

La zona es interesante y muy visitada por los loneses, muchos tienen allí una residencia de playa.

 

Descripción de la ruta

Comienza la ruta en la localidad de San Juan de la Arena, concretamente en el centro del paseo marítimo, desde donde caminamos en dirección Sur hacia la carretera de Ranón. Se toma la mencionada carretera con mucho cuidado, pues hay bastante tráfico y se continúa subiendo para disfrutar la vista de la ciudad y la desembocadura del río Nalón. Se pasa al lado del albergue de las Mimosas, siguiendo la carretera que hace una curva muy pronunciada a la derecha, que se va a seguir hasta un poco más adelante donde a la izquierda sale un camino que sube de un modo pronunciado entre árboles hasta desembocar en otro camino en el que se encuentra la señalización hacia la izquierda que lleva a las construcciones militares, mientras otro cartel más antiguo en hierro dice: «Casamatas». Se sigue el camino hasta llegar al cartel que cuenta la historia de las construcciones y un poco más adelante ya se ve toda la estructura, el mirador recientemente colocado y las trincheras, además de las casamatas.

Subiendo entre el bosque. | VICENTE GARCÍA
Subiendo entre el bosque. | VICENTE GARCÍa

Los restos de la contienda civil tienen una ubicación muy apropiada, son fortificaciones en la Peña Ranón, pues dominaban la costa y toda la desembocadura del Nalón. El interior tiene dos zonas diferenciadas, la cubierta, totalmente preparada con diferentes ventanas para vigilar y disparar, y la descubierta a modo de pasadizos o trincheras. Los materiales y la construcción eran muy duraderos y la prueba es que todavía están como recién construidos. En cuanto a las fortificaciones cerradas hay dos: el Fortín Sur, con dos galerías de fusileros, un nido de ametralladora, un tramo de túnel y dos tramos de trincheras blindadas. El fortín Norte tiene dos galerías de fusileros con cinco troneras, un nido de ametralladoras con os troneras y dos tramos escalonados para acceder al nido. Los combates en esta zona fueron de gran intensidad.

Una vez visitado el complejo de fortificaciones se vuelve por el mismo camino hasta la zona de señalización y se continúa por el camino de Ranón hasta llegar a la iglesia, donde se sigue a la derecha por la carretera hasta legar a una curva a la derecha con un edificio colonial y en ese punto se continúa recto entre matas de hortensias, entrando a continuación en un bosque y al llegar a unas construcciones se sigue por el mismo camino, que más tarde se convertirá en senda estrecha y con algunos huecos, por lo que se debe caminar con cuidado dando poco después un fuerte giro a la izquierda para continuar paralelos al río e la Vega y finalizar en la localidad de ese nombre: Riolavega, un hermoso lugar con fuentes y construcciones de reposo y albergue. Se puede salir directamente a la carretera, pero si se desea hacer bien la ruta se ha de tomar el camino que sube entre arbolado y va un tramo por el camino del Norte, que no se sigue, para llegar a una cantera que se deja a la izquierda bajando por el camino hacia una pista asfaltada que vuelve a confluir con el camino del Norte, cruzando un puente que sale a la carretera, cruzándola con cuidado, pues lleva mucho tráfico, para subir una empinada cuesta y luego girar a la izquierda donde hay una excelente vista del puente sobre el río Nalón, un embarcadero y el castillo. Se vuelve por el mismo camino a la carretera que esta vez no se cruza, sino que se sigue una senda paralela y llana por la que se vuelve a la Arena, se entra en la localidad y se callejea hasta el inicio de la ruta donde finaliza el recorrido.

Panorámca general desde las fortificaciones. | VICENTE GARCÍA
PanorámIca general desde las fortificaciones. | VICENTE GARCÍA

 

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