Un grupo de mujeres de Villalfeide trabaja ‘adecentando’ el cementerio anexo a la iglesia de San Félix, cuya puerta está abierta.
- Oigan, hemos estado en el interior y nos llama la atención.
- El retablo, no nos digas más.
- No, las calaveras de la pared.
- Ahí están. Aparecieron cuando se hizo obra para quitar humedades y ahí están, bien curiosas. Eran cuatro, en cruz, pero una se debió romper y dejaron el hueco.
- ¿Y qué significan?
- Mira qué pregunta. Vete a ver qué significan, aquí nadie lo sabe.
La iglesia de San Pelayo de Rodillazo, a muy pocos kilómetros de la anterior, es una de las más humildes de la provincia, con una imagen del patrón que regaló un vecino que se enamoró del lugar, quedó atrapado bajo un alud de nieve en dos ocasiones salvando la vida, y tal vez en agradecimiento regaló la imagen. También en su blanca pared, con humedades, hay tres calaveras de niño incrustadas en la pared. En este caso «han estado siempre ahí», nos explica David, el vecino que tiene la llave. Pero en los años ochenta sufrió el templo una cuestionable reparación —muy modelo Ecce Homo de Borja— y aparecen cubiertas de una capa de pintura blanca que impide verlas con nitidez e, incluso, una de ellas está muy deteriorada. «Le dieron a todo de blanco, sin reparar, incluso al arco de piedra; aunque en ese caso pudimos decaparla y recuperar la piedra, pero con las calaveras no nos atrevemos, son muy delicadas y a la vista de lo que ocurrió a una...».
- ¿Y el origen de las mismas?
- Pues, la verdad, no lo sabemos. Hay teorías, pero cada cual defiende una. Algunos dicen que pertenecen al osario del templo, que podía estar en estas marcas de una especie de ventana que hay al lado, pero son suposiciones.
Y también infantiles son las calaveras que en su día se hicieron famosas, las de la iglesia de Gordaliza del Pino, pues protagonizaron un reportaje del conocido programa especializado en sucesos ‘paranormales’ Cuarto Milenio. En él los vecinos también decían que llevaban «toda la vida allí» sin darle más trascendencia que una curiosidad, al margen de las explicaciones o teorías que el programa construyera. Es evidente que cuando los vecinos hablan de «toda la vida» se refieren, como mucho, a un siglo.
En el caso de Gordaliza se trata de la presencia más numerosa de estos tres templos, pues son once las que se pueden observar en sus paredes, bien conservadas, también en forma de cruz: «Se decía que cuando se producía una ‘peste’ morían muchos niños, que son el símbolo de la vida, y tal vez por ello se colocaban estas calaveras», argumentaba el párroco en este programa, pero reconociendo que no tenía nada claro pues «en los libros parroquiales, «donde se recogen numerosos detalles».
El gran experto en patrimonio de la diócesis de León, Máximo Gómez Rascón, conocedor de todos los bienes de los templos, dice que no son unos elementos considerados de gran valor patrimonial y, señala, «no existe una teoría que pudiéramos decir cierta del origen de estas calaveras; ni se puede decir que tengan un origen común. Lo que sí se repite es que están vinculadas a enterramientos cercanos, bien en el interior del propio templo o bien en las inmediaciones».
Ahí están. Abiertas a ‘propuestas’, estas tres iglesias y, seguramente, algunas más por la provincia.