Vitrales que surgen de manos femeninas

Maika García Hernández pertenece a una familia de artistas y artesanos en la que sus diferentes miembros se dedican a disciplinas diferentes del mundo de la creación, en su caso de la vidriera artística

Mercedes G. Rojo
23/05/2023
 Actualizado a 23/05/2023
La artista leonesa María del Carmen –Maika– García Hernández. | L.N.C.
La artista leonesa María del Carmen –Maika– García Hernández. | L.N.C.
Hoy nuestros caminos artísticos en femenino nos acercan la figura de una artista plástica cuya obra discurre por rutas tan poco habituales para las mujeres como lo son (o lo han sido hasta ahora) los de la vidriera artística. Hablamos de Mª del Carmen –Maika- García Hernández (León, 1970), perteneciente a una familia de artistas y artesanos, en la que sus diversos miembros se dedican a disciplinas diferentes del mundo de la creación quien, tras una formación académica previa en aspectos que poco o nada tienen que ver con lo artístico, finalmente se matricula en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, donde se graduará en la especialidad de vidriera artística, en la promoción de 1996, un mundo que desde entonces no ha abandonado y en el que ha ido ampliando su formación para conocer mejor todo el entramado que se levanta en torno a las vidrieras, no solo para afrontar su creación y realización, también para conocer su historia y su evolución y las diversas técnicas de restauración que deben aplicarse en la recuperación de algunas de ellas, fase esta de la formación que completa durante varios años a través, por ejemplo, de los cursos realizados en el Centro Nacional del Vidrio y dentro del Programa Europeo ‘Adagio’ que culminarían con una exposición realizada en la Real Fábrica de Cristales de la Granja, en Segovia, desde junio a septiembre de 2001 en la que también participó con su obra.

Toda esa formación se ha visto volcada en la creación de una obra propia, en la que ha conocido de primera mano lo que son las dificultades de ejercer en un ámbito tan poco habitual para la mujeres, hasta hace bien poco, como lo es el mundo de la vidriera, pues incluso reconoce que uno de sus primeros trabajos, la vidriera del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, fue «adjudicado» de entrada a su padre y no a ella, un reconocido tallista y restaurador en el panorama leonés pero que desconocía por completo el campo artístico de los vitrales. A pesar de ello y de lo mucho que le dolió el hecho, Maika ha conseguido ir haciéndose un nombre en este terreno artístico y hoy encontramos sus trabajos repartidos por espacios tanto públicos como privados, de carácter civil o religioso, entre los que podemos citar ayuntamientos (San Andrés del Rabanedo, Bustillo del Páramo, Puebla de Lillo, Pobladura de Pelayo García, Laguna Dalga), iglesias (San Antonio de Padua, Valverde de la Virgen, Cofiñal, San Pedro de Trones o Secarejo, todas ellas en la provincia de León) residencias, hoteles y casas rurales de León, Valladolid o Madrid, e incluso en algunas casas particulares. Como anécdota, señalar que también ha realizado el vitral del Centro de Educación de Adultos ‘Faustina Álvarez’, cuando aún llevaba el nombre de ‘Guzmán el Bueno’, frente al que nos conocimos y reunimos por primera vez, en un espacio que también lleva su huella como maestra vidriera, como así mismo lo lleva la restauración que allá por 2001 se hizo en el vitral del Edificio Ridruejo. Sus obras se inspiran en ocasiones en el mundo clásico, como la Venus de Botticelli que luce en un domicilio privado, en la propia interpretación de la naturaleza (‘El bosque’) o en la interpretación de elementos característicos relacionados con aquellas entidades que le encargan la obra, introduciendo a veces una combinación de elementos capaces de entrelazar diversas disciplinas artísticas, como la misma literatura (‘Luna’). Además de los vitrales propiamente dichos, a Maika García, le gusta diseñar y realizar objetos decorativos, en ocasiones relacionados también con el propio trabajo del vidrio (ha diseñado también joyas en este campo), en otras con técnicas artísticas distintas como la cerámica, la pintura y el trabajo en madera, trabajos que ha realizado y compartido a través de sus proyectos comerciales como ‘El taller de artesanía de León’, con el que comenzó junto a su hermana Noelia primero en la calle Fernández Cadórniga y luego a través del proyecto de sociedad cooperativa que con el mismo nombre, y a partir de 2003, ponen en marcha, durante unos años en el municipio de Valverde de la Virgen y desde el que no solo trabajan en las distintas disciplinas que cada uno de ellos domina, sino que también imparten cursos. En esta faceta docente, Mayka comenzará dando clases de dibujo para el alumnado del CEIP ‘Trepalio’, durante varios ejercicios escolares, para centrarse luego (también tras una previa preparación para ello en torno a habilidades docentes) en el mundo que domina, el del trabajo en vidrio, ejerciendo no solo en su propio taller sino también para el Aula Municipal de Artes del Ayto. de León e incluso dirigiendo prácticas de empresa de los alumnos de vidriera artística del Centro de Artes Aplicadas y Oficios.Otro campo artístico de incorporación más reciente en el que podemos encontrar la mano de Mayka es el de la ilustración al que dice llegar animada por su hermana pequeña, Noelia, a quien ya hemos conocido en esta sección como ilustradora. Diversos libros y algún que otro juego de mesa como ‘El juego del peregrino’, creado por su padre Ángel García Alonso, para el que ella hace el diseño y dibujo de las figuras, inician esta nueva andadura que complementa desde otro punto de vista su faceta artística, recuperando su afición al dibujo en proyectos en los que se implican diversos miembros de la familia, dejando la parte literaria al padre, quien se sumerge en la misma una vez jubilado de su faceta como restaurador. Así vendrán, en apenas un par de años: ‘Agujeros blancos’, ‘La escala de la discordia’, y, de momento el último de todos, ‘Metamorfosis de la Dama de Arintero y la nación de una nación’, «esa historia que habla de una mujer leonesa que, como muchas otras no lo tuvo nada fácil para triunfar en un mundo construido por y para los hombres».

Como anécdota, recordar también que entre otros trabajos de proyección pública podemos encontrar por ejemplo, su diseño de la mascota ‘Andresín’, que en 1992 realizaría para el Ayto. de S. Andrés del Rabanedo, con motivo del año santo jacobeo.

Ahora, y tras conocer la trayectoria de Maika García Hernández y algunas de sus vidrieras, independientemente de la época a la que pertenezcan, cuando nos encontremos frente al vitral de diferentes edificios, tal vez dejemos ya de dar por supuesto que tras su factura se esconde la mano de un hombre y nos entren dudas sobre si tras de su creación se esconde realmente una mano masculina o una femenina. Y es que la historia, correctamente revisada y analizada, nos lleva cada vez más a poner en tela de juicio la verdadera autoría de ciertas creaciones, incluso las más grandiosas, una situación que en lo referido al último siglo, prácticamente desde la llegada del art decó y el modernismo en general, se hace más palpable: porque cada vez ocurre más frecuentemente descubrir que tras la creación de determinadas piezas se esconde la autoría de una mujer, aunque la firma de la misma se esconda en un anonimato (no sé si siempre buscado o más bien provocado) o, incluso, el uso de iniciales que protegen el carácter de dicha autoría. Ahora, cuando entremos en ayuntamientos, iglesias, colegios, residencias, hoteles de nuestra tierra podremos preguntarnos si tras su ejecución se halla, por ejemplo, el saber artístico de Maika. Y es que cada vez somos más conscientes de que el arte no tiene género aunque sí tiene nombre, y este ha de reivindicarse siempre como reconocimiento al trabajo bien hecho de quien le ha dado forma.
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