Es bastante indescriptible. Desde fuera, puede parecer que no hay una lógica concreta. No se sabe lo que es, pero quienes asisten lo tienen muy claro. «Es unidad», resume en una oración la ‘drag queen’ que hace las veces de presentadora, Xenon Spain. Lo dice mientras la terminan de maquillar, con la peluca enlacada ya bien puesta. Sólo le queda «el labial» en los minutos previos a su ceremoniosa entrada. Fuera del camerino aguardan las más de ochocientas personas que componen el público mientras menean las caderas y los adornos festivos al son de ‘Te estoy amando locamente’, ‘Rasputin’ y ‘Tengo tu amor’.
Y es que Loco Bongo es, quizá, un encuentro de nostálgicos. Las canciones de los noventa y de principios de siglo lo corroboran austeras. Esta espectacular fiesta no es sino una puesta de largo de la heterogeneidad. Así lo considera su maestra de ceremonias, enfundada en un vestido brillante y glamuroso y con una mirada gatuna de pestañas y de color rosa que subiera a las tablas por primera vez hace seis años. «La acogida es buena desde el primer día, pero se nota que cada vez somos más», explica: «Son más las ciudades, las regiones, las instituciones que quieren llevar el espectáculo a su tierra». Lo que define como «un cóctel de diversión impresionante» bebe de programas de televisión de antaño y se presenta como una amalgama de actividades entre las que tienen cabida el bingo, la tómbola y todo lo que uno se pueda imaginar.
«Loco Bongo acerca la diversidad; una diversidad más visual y más fluida», continúa la presentadora: «Con mi personaje, la presencia de la diversidad está más que patente y acercarnos a localidades donde aún queda mucho por avanzar, abrir esa perspectiva del colectivo LGTBIQ+ es contribuir a que la gente avance igual que avanza el formato». Su premisa es del todo contundente: «La diversidad está para disfrutarla».
Xenon tiñe de cierta solemnidad sus palabras en una sala repleta de pelucas, maquillaje y ropa y con participantes en el espectáculo entrando y saliendo con prisa en los instantes previos al inicio de la función. Pero sí que hay espacio de sobra para los chascarrillos. En una oda a la diversidad que Loco Bongo y todas sus caras visibles llevan por bandera, la presentadora invita a unos servidores a quedarse y disfrutar. «Uno puede entrar hetero y salir con pluma», asegura divertida: «O puede entrar con pluma y salir con más todavía».
Así, con el labial resplandeciente ya sobre sus labios, con el sonido de los tacones repiqueteando el suelo del Palacio de Exposiciones por segunda vez en lo que va de año, Xenon Spain sale a cantar, bailar, hablar, bromear y todo lo que hace sobre las tablas con el arte del desparpajo. Cierra la puerta del camerino y, sin nervios aparentes, lo deja atrás en su camino de destino fijo. El escenario la está esperando y, como ella bien sabe, el espectáculo debe continuar.