Las investigaciones de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Gijón, encargada del caso, van en otro sentido: buscan sus cuerpos o al menos pistas que les pongan en la senda de su paradero. Como principal sospechoso de la desaparición señalan a Antonio María Da Silva, ‘El Portugués’, pero la policía española no ha hablado todavía con él, que estaría exento de culpa de haber sido culpable de algo puesto que el caso habría prescrito, según señalan fuentes cercanas a la investigación. Tampoco dan con su residencia, que suponen en Portugal. Pero pueden las ganas de saber dónde están estas mujeres.

La historia palpita desde entonces por las calles de Matadeón de los Oteros y estos días también en la localidad asturiana de Berbes (Ribadesella), donde al parecer ella utilizó antes el mismo método de auxilio para salir de aquel infierno. Y es que después de un año con el caso dormido y sin hilos de los que tirar, el Juzgado de Instrucción Número 4 de Gijón lo ha reabierto.
La UDEV se trasladaba este lunes a Berbes para inspeccionar las propiedades de Antonio Da Silva en la localidad. Allí hallaron una fosa séptica que había realizado el propio Antonio sin que nunca le hubiera dado utilidad práctica en este sentido, según señalan fuentes policiales asturianas. «Lo más llamativo es que tenía la forma y dimensiones de un cuerpo humano», cuentan. Ante la sospecha de que pudiera albergar esta cavidad los cuerpos de las mujeres, procedieron a excavar el fondo y los alrededores. Pero nada.
El hueco de un cadáver
Allí, en Berbes, quedaban enseres testigos del paso de Mari Trini y Beatriz por la casa: una cuna, ropa, cartas manuscritas y documentación varia que ahora estudian a fondo buscando entre ellas alguna pista. Pero la decisiva de estos días la puso un vecino: la balsa de una explotación minera que se encuentran próxima al pueblo. «Frente a dicha explotación se creó una balsa para recoger el agua que se bombeaba desde la mina, quese cerró por problemas técnicos y desde entoncesla balsa fue utilizada por los habitantes del lugar para arrojar animales muertos, vehículos y otros desechos. Ahora esta práctica está prohibida,pero muchos de esos efectos siguen latentes en esa agua. Los agentes no pudieron corroborar la presencia de los automóvilesporque el nivel del agua no lo permitía, pero recogieron esta información para ponerla de manifiesto en el informe que se ha remitido a la autoridad judicial», explican fuentes de la Subdelegación del Gobierno asturiana. Ahora será el Juzgado encargado del caso el que determinará si continuar con las pesquisas a tenor de lo aportado estos últimos días.Quienes conocieron a Antonio Da Silva no dudan en hablar de su carácter «rudo». «Un tipo raro, que apenas hablaba con nadie y que hacía cosas tan raras como cemento en el maletero de su coche», cuentan por Matadeón. Allí vivió antes de con Mari Trini, con Teresa, su primera mujer. Pero a parte de la anécdota de la nota queo del momento de la venta de la casa, poco recuerdan. Recuerdos inconexos, historias contadas a medias, pistas que pasaron de Matadeón a Asturias siguiendo una historia con más sombras que luces...
Si Mari Trini y su hija están en la balsa asturiana, acabará la historia. Pero... ¿y si estuviera viva? Quizá habría dado en adopción a su hija Beatriz como la recomendaron personas de su entorno en Asturias. O podría ser que vivieran juntas, ajenas a todo el revuelo que gira alrededor de una historia que tiene el final por escribir. ¿Y si...?